El PP interpreta como una decepción para el PSOE el que el Papa no hablase de la guerra
Juan Pablo II citó varias veces en Madrid la guerra civil de 1936, pero nunca el conflicto iraquí
Con el Papa de vuelta a Roma tras su baño de multitudes por las calles de Madrid, la guerra de Irak se convirtió ayer en protagonista de la resaca política que ha ocasionado ese quinto viaje a España del Pontífice del catolicismo. Y eso que Juan Pablo II ni siquiera citó esa guerra en sus discursos, sino otra más lejana: la contienda civil que provocó el golpe de Estado de 1936 contra el Gobierno de la II República, que afectó a millones de españoles, algunos todavía desaparecidos en fosas comunes.
Las alusiones del Papa a la paz en su encuentro con la juventud en Cuatro Vientos fueron jaleadas por gritos de "No a la guerra", y también proliferaron pancartas sobre ese motivo, pero ayer el Gobierno dijo no sentirse concernido. En cambio, dirigentes del PP citados por Europa Press dieron por sentado que la visita papal habrá resultado decepcionante para el PSOE, "que no ha cubierto las expectativas". "Los socialistas esperaban que le diera una bofetada o un cachete verbal a Aznar por su apoyo a la guerra de Irak, pero el Papa no ha mencionado el asunto, limitándose a realizar un llamamiento a la paz de forma muy genérica", recordó uno de esos dirigentes. El PP también considera que el viaje, quinto del anciano líder eclesiástico a España, pero el primero con un gobierno de derechas, "no sumará ni restará votos" a su formación en las próximas elecciones, pero sí puede perjudicar al PNV.
Nacionalismos exacerbados
En su primer discurso, el Papa condenó los "nacionalismos exacerbados", una frase que el PP adjudica al PNV, mientras que los nacionalistas vascos y catalanes replican que el Papa se refería al PP y al PSOE. El dirigente socialista catalán José Montilla, miembro de la Ejecutiva federal del PSOE, dijo compartir las tesis del Papa porque en España "existen dos tipos de nacionalismos exacerbados", los que encarnan el PP, "con su intención de volver al pasado", y el PNV, con su apuesta por la soberanía en el País Vasco. "Nosotros queremos una España cohesionada, pero más plural", añadió.
Por su parte, el portavoz del PNV, Iñaki Anasagasti, felicitó al cardenal Antonio María Rouco por el "éxito" del viaje. "[Se han cumplido] las previsiones que usted había diseñado con el Gobierno del PP", le dijo por carta. Anasagasti recrimina al cardenal que no permitiese que el Papa recibiera a representantes de CiU y PNV y sí "a la familia real y a la familia Aznar en número de veinte personas". "El Papa no ha tenido tiempo para los grupos que articulan la vida política del país por si éstos podían hacer algún comentario inconveniente sobre una guerra devastadora, siendo mucho más interesante una fotografía de la familia Aznar para recuerdo de los nietos en actitud de clan", añadió Anasagasti.
El líder de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, reprochó al Gobierno haber dado una imagen de mezcla entre el Estado y una confesión religiosa, impropia de un Estado aconfesional como el español.
Las críticas al modelo del viaje fueron ayer muchas, pero la más contundente procedió de los curas del Foro Joan Alsina de Girona, que agrupa a un tercio de los sacerdotes de aquella diócesis. Dolidos por la "manipulación de la figura del Papa por los organizadores", los curas aseguran que "este tipo de viajes y concentraciones masivas" están "alejadas del estilo evangélico" y muestran su desencanto por el hecho de que el Papa no hiciera "ninguna referencia explícita" para condenar las guerras, teniendo en cuenta a la "gente de base que se ha manifestado contra la política belicista del Gobierno".
Los curas de Girona consideran que se ha proyectado una imagen de la Iglesia "como institución que busca y se complace en la relación de los poderosos y pasa por alto a los pobres y marginados". Escriben además que los organizadores del viaje han puesto al Papa al servicio de "una visión deformada de la realidad de la Iglesia" y de determinados idearios políticos, informa Gerard Bagué. "Nos duele profundamente la condena explícita de los nacionalismos, ni que sean exacerbados, por la coincidencia demasiado evidente con el lenguaje y las propuestas de partidos políticos concretos", añaden los sacerdotes gerundenses.
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