La poesía concisa de César Simón llena la Fira del Llibre

La concisión de su estilo, que contenía una gran fuerza lírica, y la sensación de asombro ante la vida, que destilan sus poemas, son elementos que han contribuido de manera decisiva a que el interés por la obra de César Simón (Valencia, 1932-1997) siga creciendo hasta el punto de convertirse en un clásico contemporáneo de las letras castellanas. Así lo dijo ayer el poeta y director de la colección Antologías de la Institució Alfons el Magnànim, Pedro J. de la Peña, mientras asentía el responsable del citado organismo, Ricardo Bellveser. Ambos participaron ayer en la presentación en la Fira del Llibre de València de Palabras en la cumbre, antología poética de César Simón, realizada por su hija Claudia, que es filóloga.

Su hija está trabajando en la recuperación de material inédito

Fue Simón un escritor de reconocimiento tardío, pero que con el paso del tiempo ha adquirido una notable proyección como autor de calidad y de culto. No en vano, "nunca publicó nada que no hubiese mantenido varios años en cuarentena. Si con el paso del tiempo, su texto no le satisfacía lo desechaba rápidamente", dice su hija en el prólogo. Ayer, Claudia explicaba que está trabajando en la preparación y compilación de material literario inédito que su padre dejó, aunque es pronto para hablar de futuras publicaciones. "Quedan cosas", concluye.

Claudia matiza la idea de cierto hermetismo que envuelve la poesía de su padre, autor de poemarios como Templo sin dioses o del dietario Perros ahorcados. "Es un mundo muy personal, pero yo le veo cuando leo sus poemas, porque escribe de lo que le preocupa, del hambre, de los animales, de la cotidianidad... Una persona que sepa leer poesía, sin necesidad de ser especialista, no tendrá problemas para entender su obra", aclara.

Una obra en que la presencia de la muerte, del misterio de la propia existencia ("Sin duda la consciencia es el fenómeno más inquietante del universo, mucho más que los agujeros negros. Me refiero al hecho mismo de ser seres vivos que saben que viven, pero no saben por qué"), se traduce en una melancolía que, sin embargo, no está reñida con el otro Simón, más vitalista y activo, marcado por un acentuado sentido del humor, tal y como lo recuerda y reivindica su hija. En esta antología, la filóloga ha seleccionado los poemas de su padre que considera mejores y también aquellos que apenas han formado parte de otras compilaciones.

También se presentaron ayer en la Fira las revistas Historia Social nº 45, Aula-Historia Social nº11 y Revista de las Américas: historia y presente, nº1, editadas por el centro de la UNED Francisco Tomás y Valiente, de Alzira.

Las nuevas tecnologías también han tenido su espacio en la la Fira. La editorial Hedras ha presentado sus audilibros en castellano, obras leídas y grabadas en CD (como las Rimas de Bécquer, el Romancero gitano de Lorca, o Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez), mientras la editorial Bromera, junto con la Universitat de València, hizo lo propio con la obra ganadora del último Premi Europeu de Divulgació, Paraula de Robot, de Òscar Vilarroya, un trabajo sobre la inteligencia artificial y la comunicación. En el ámbito de la literatura juvenil, acaparó ayer la atención el relato, último premio Enric Valor, Sabor de crim (Edicions del Bullent), de Mariano Cases, un autor que pasea su originalidad en el género al declarar que no es su propósito "educar en ninguna clase de valores morales ni poner buenos ejemplos, sino pasárselo bien" como él mismo se lo ha pasado "escribiendo la historia".