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Nunca Máis reúne a 45.000 personas medio año después del desastre

Los manifestantes rechazan el "olvido" y critican la solución para extraer el fuel del 'Prestige'

Xosé Hermida

Casi seis meses después, el chapapote del Prestige no se ha evaporado, en Galicia sigue lloviendo y decenas de miles de personas -45.000, según la policía local- volvieron ayer a enarbolar sus paraguas para gritar "nunca máis" en las calles de Santiago de Compostela. Aunque la marcha no alcanzase las dimensiones de la histórica manifestación del 1 de diciembre, la imagen de una multitud desafiando el mal tiempo tras una pancarta con la leyenda "Non esquecemos" ("No olvidamos") transmitió al Gobierno el mensaje de que la movilización social no se ha extinguido.

"No es verdad que en Galicia siga habiendo una catástrofe", decía el pasado sábado el vicepresidente primero del Gobierno, Mariano Rajoy. "Pero también dijisteis que no había marea negra. Dijisteis tantas cosas...", le replicó ayer el manifiesto leído al final de la marcha por el escritor Suso de Toro y la cantante Uxía Senlle. "Os pedimos la verdad y nos insultasteis". "Tienen un problema: no pueden con nosotros", cantaba la muchedumbre.

La estampa presentada por Nunca Máis difiere radicalmente del paisaje de normalidad que dibujan las administraciones. El chapapote sigue en la costa y en los lechos marinos, insistieron los portavoces de la plataforma, que acusaron a los políticos locales del PP de rechazar a los voluntarios y criticaron la solución elegida para extraer el fuel del pecio del Prestige. El plan no se ensayará hasta finales de verano y si falla no dejará margen de tiempo para intentar otro remedio antes del invierno.

La quinta gran movilización de Nunca Máis desde el inicio del desastre devolvió imágenes familiares, entre ellas la de un gentío que no se arredró por la persistente lluvia, convertida ya en un símbolo del movimiento. "¡Que llueva, que no, dimisión!", coreaban los congregados, mientras la plataforma de artistas Burla Negra vendía paraguas con su emblema, el monigote del Día de los Inocentes. El desfile -que comenzó al mediodía en la Alameda de Santiago y que volvió a dejar pequeña la plaza del Obradoiro- lo abrió la representación social, con los escritores Manuel Rivas y De Toro, con actores como el reciente premio Goya Luis Tosar, patrones de cofradías de pescadores y sindicalistas.

Los políticos ocuparon su habitual segundo plano, con una ausencia muy comentada, la del líder del PSOE gallego, Emilio Pérez Touriño, quien no quiso mostrarse entre pancartas en vísperas del inicio de la campaña electoral. "Pero esto no es un desmarque", aseguró el secretario de organización del PSdeG, Antón Louro, al frente de una delegación socialista en la que también figuraban diputados nacionales y autonómicos.

"Estuvimos, estamos y estaremos con Nunca Máis", prometió. El líder del BNG, Xosé Manuel Beiras, que sí asistió a la marcha, quitó importancia a la ausencia de Touriño destacando lo nutrido de la delegación socialista. Su número dos, Anxo Quintana, ironizó, sin embargo, a propósito del lema electoral del PSOE -"Otra forma de ser, otra forma de gobernar"- para contraponer su actuación a la de los nacionalistas, que de nuevo se volcaron en la convocatoria de ayer.

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Nunca Máis asegura que se mantendrá al margen de la disputa electoral y que la marcha de ayer era un modo de recordar antes de la campaña que el desastre persiste, a pesar de que "ya no esté de moda". "Aunque haya elecciones o no las haya, aunque lo queráis olvidar", afirmó la plataforma en su manifiesto, "el Prestige sigue ahí y hay petróleo en nuestra costa. Tenemos un problema".

Enrique López Veiga, consejero de Pesca de la Xunta, aseguró que la marcha fue "inútil" y una "tontería" porque las peticiones de Nunca Máis ya han sido satisfechas por el Gobierno autónomo.

Miles de gallegos protestaron ayer en Santiago contra el olvido de la catástrofe del <i>Prestige.</i>
Miles de gallegos protestaron ayer en Santiago contra el olvido de la catástrofe del Prestige.EFE

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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