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ELECCIONES 25M | Los mítines de la oposición

El PP vota en Cataluña con los independentistas y la izquierda para dejar en minoría a CiU

Francesc Valls

Las últimas semanas han sacudido el mapa de las alianzas en el panorama político catalán. Si desde 1996 el PP había votado habitualmente con CiU en asuntos cruciales -presupuestos y comisiones de investigación-, a finales de marzo se produjo una inflexión en el capítulo de aliados preferenciales. Ahora, el PP vota junto con los independentistas de ERC y la izquierda para desgastar al Gobierno de Jordi Pujol, que está en minoría en el Parlamento autónomo.

Desde que estalló el escándalo de las encuestas, el PP se ha alineado con la izquierda -socialistas, Iniciativa per Catalunya y los independentistas de Esquerra Republicana (ERC)- en las votaciones importantes del Parlamento de Cataluña. El último episodio ha sido la reforma de los consejos comarcales aprobada esta semana. No es un asunto menor para CiU, pues afecta a la espina dorsal de su poder territorial.

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El cambio de mayoría ha irritado sobremanera a los convergentes, que han utilizado toda suerte de adjetivos para descalificar al nuevo bloque parlamentario. Pero lo cierto es que el camino hacia ese nuevo mapa fue facilitado por el propio Gobierno de CiU con su gestión en el escándalo de las encuestas de la Generalitat falseadas, descubierto por este diario el pasado 1 de febrero.

El conseller en cap, Artur Mas, echó al PP en brazos de la izquierda al ser incapaz de ofrecer a los militantes del partido que lidera el ministro Josep Piqué un responsable de la crisis de los sondeos financiados con fondos públicos y cuyos resultados habían sido mutilados y alterados. Fuentes de la federación nacionalista consideran que el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, dejó el timón excesivamente en manos de su delfín, y ello condujo a la ruptura con el PP, algo que algunos significados dirigentes de CiU atribuyen en buena medida a la mala gestión de Mas.

El propio conseller en cap dio por roto el pacto con el PP el 26 de marzo, cuando se constituyó la comisión parlamentaria para investigar el escándalo de las encuestas. Víctima de estas palabras, CiU ya no pudo recurrir la semana pasada -como hizo en la crisis de la encuestas- a las llamadas a los vicepresidentes Rodrigo Rato o Mariano Rajoy o al secretario general del PP, Javier Arenas, para evitar el revés parlamentario en el terreno de la representatividad territorial en Cataluña.

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El día de Sant Jordi, el 23 de abril, se selló el acuerdo del PP con la izquierda y los independentistas para la reforma de los consejos comarcales. Y el 29 de abril el PP se sumaba a los independentistas republicanos de ERC, a los socialistas de Pasqual Maragall y a los ecosocialistas de Joan Saura para imponer un modelo más proporcional en la elección indirecta de los integrantes de los 40 consejos comarcales existentes, que actualmente controla CiU gracias a que prima el número de concejales obtenido en cada comarca al frente al volumen global de votos que obtiene una fuerza política en ella.

Si se aplicaran estas normas a los resultados de las últimas elecciones municipales, CiU perdería la mayoría que le da la presidencia en ocho consejos comarcales de los 28 que preside.

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