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Reportaje:

Palau i Fabre presenta sus 'picassos' al público en Caldetes

Caldes d'Estrac inaugurará mañana la Fundación Palau, que alberga la donación realizada por el poeta y estudioso

A sus 86 años, Josep Palau i Fabre (Barcelona, 1917) confiesa que nunca ha visto expuestos en un mismo espacio los picassos de su colección. Son 70 obras que incluyen cuatro óleos realizados en la época de estudiante de Pablo Picasso, dos acuarelas, cerámicas (algunas seriadas y otras originales), dibujos, dedicatorias, grabados, litografías y esculturas en bajo relieve. Un conjunto significativo que el poeta y dramaturgo ha ido reuniendo a lo largo de una vida dedicada en gran parte a estudiar a Picasso, a quien considera el artista más grande de todos los tiempos y sobre el que ha escrito una veintena de libros.

Tampoco pudo verlos reunidos ayer, pese a que se presentaba a la prensa la Fundación Palau de Caldes d'Estrac (Caldetes), que se inaugurará mañana. El polvo y el trasiego a causa de las obras que aún se estaban realizando en el edificio que acogerá esta colección desaconsejaban la instalación de estas valiosas obras, que mañana sí que estarán a la vista del público. Las prisas de los periodos electorales suelen traer estas consecuencias.

El escritor ha cedido unas 200 obras de su colección y su fondo documental

Sea como sea, Palau i Fabre estaba exultante. En tres semanas se habrán acabado las obras del pisito que le han construido en la tercera planta del mismo edificio y prácticamente se trasladará a vivir a Caldetes, en donde por fin ha encontrado un ayuntamiento receptivo a su oferta de donar toda su colección y la de su padre, el pintor Josep Palau Oller (por eso la fundación se llama Palau, a secas), así como todo su fondo documental y la biblioteca.

El escritor dona una colección de unas 200 piezas, entre las que figuran, además del fondo de Picasso, obras de Isidre Nonell, Joaquim Torres García, Antoni Clavé, Antoni Tàpies, Perejaume y un conjunto de artistas de la generación de su padre, del que también ha cedido un significativo conjunto. "Es la colección de un poeta, de un hombre que no es millonario y que ha ido reuniendo estas obras con esfuerzo a lo largo de los años y, en parte, gracias a los regalos que le hizo el mismo Picasso", explica Eduard Vallès, director de la fundación. El mismo Palau explicó ayer cómo llegaron a sus manos algunas de estas obras. Por ejemplo, el óleo Cabeza de hombre

barbudo, de 1896, al que Palau ha bautizado como Ulises, la adquirió hace ya muchos años a sus propietarios, que le habían pedido el peritaje previo a la venta. "Hacía seis meses que había muerto mi madre y lo pagué con los 2,6 millones de pesetas de la época que me quedaban en el banco", comentó.

El Ayuntamiento de Caldes d'Estrac y la Diputación de Barcelona han cedido sendos edificios de su propiedad para instalar la sede de la fundación y han asumido los costes de rehabilitación de los mismos -que sumarán 1,8 millones de euros- y los gastos de funcionamiento de la institución.

Lo que se inaugurará mañana, de hecho, es la mitad de esta fundación, la que está situada en el edificio de Can Muntanyà, que acogerá dos plantas de exposición -una dedicada a la pintura catalana y otra al fondo de Picasso-, el vestíbulo de acceso y una sala para exhibiciones temporales que abrirá inicialmente con una exposición del fondo de grabados donados por Palau i Fabre. En octubre está previsto que se acaben las obras del otro edificio, la casa de les Monges, lo cual permitirá instalar el centro de documentación y abrir una sala de actos y un bar restaurante, además de nuevas salas de exposición. Los dos edificios estarán conectados entre sí formando un conjunto de 1.541 metros cuadrados.

"Espero que la fundación atraiga principalmente a la gente del país", indicó Palau, quien considera que "ningún museo Picasso hace sombra a los otros porque era un artista tan diverso y rico que da para todos". El escritor indicó que hace años tenía previsto donar las obras de Picasso al museo barcelonés, "pero no nos entendimos", afirma al tiempo que lamenta que nunca le hayan pedido ningún tipo de asesoramiento o colaboración.

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