Lecciones del paisaje
La exposición titulada La pintura española en la colección BBVA. Del romanticismo a la modernidad, trata de completar la revisión pública del importantísimo patrimonio artístico, que, hace un par de años, ya fue objeto de una exhibición parcial, que abarcaba desde la Edad Media hasta el siglo XVIII. Con el comisariado de Alfonso E. Pérez Sánchez y Javier Barón, la actual convocatoria comprende el siglo XIX y el primer cuarto del XX, lo que ha supuesto una selección de 51 cuadros de 36 pintores, la mayor parte de los cuales muy significativas personalidades del arte español de la época contemporánea.
En principio, hay que celebrar siempre que una institución privada forme una colección artística, se responsabilice de su cuidado y procure que su difusión pública sea máxima, como está ampliamente acreditado que así lo ha hecho y hace el BBVA. Hay que aplaudir asimismo que, como también es el caso, haga calas monográficas sobre el tema al cuidado de reconocidos especialistas, y, en fin, que, en cada ocasión, diseñe una itinerancia lo más completa posible. En el caso concreto del BBVA, cuyo proceso de fusiones ha supuesto la suma de muchas colecciones, el patrimonio artístico acopiado ha llegado a ser de notable importancia, con lo que es posible y muy positivo su exhibición parcial mediante este procedimiento de aislar periodos históricos determinados, como ocurre en el caso que nos ocupa.
LA PINTURA ESPAÑOLA EN LA COLECCIÓN BBVA. DEL ROMANTICISMO
Palacio del marqués de Salamanca
Paseo de Recoletos, 10. Madrid
Hasta el 29 de junio
Marcada por los puntos álgidos de Goya, que muere en 1828, y Picasso, que nace en 1881, la pintura española del XIX fue larga e injustamente preterida y, aún hoy día, es poco conocida y apreciada por nuestro público. Algunos de los nombres de los artistas seleccionados en la presente muestra ponen de manifiesto su excelente calidad, sobre todo, los de la segunda mitad del XIX y lo que podemos calificar como su "alargado final", entre los que cabe citar a Ramón Martí Alsina, Raimundo de Madrazo, Darío de Regoyos, Meifrén, Rusiñol, Sorolla, Zuloaga o Iturrino. Junto a ellos, hay otros artistas, comparativamente quizá menos populares, pero de indudable calidad e interés, con lo que el conjunto es representativo y estimulante.Luego, evidentemente, hay que armar los mimbres para que lo exhibido sea, de alguna manera, aleccionador, lo que, en este caso, ha llevado a los comisarios a fijar una serie de visiones y temas característicos, a partir de los cuales el visitante compruebe directamente o, por lo menos, sea inducido a valorar lo que supuso la pintura española de este momento. Como quiera que el material disponible al respecto destacaba en el género del paisaje, es lógico que los comisarios hayan centrado la atención en esta dirección, con sucesivos ejemplos de lo que fue el paisaje romántico, realista, "luminista" y simbolista, lo que no ha excluido entremezclar manifestaciones puntuales de otros géneros. El paisajismo decimonónico no se puede sólo limitar a su vertiente más conspicua de captación de la naturaleza desnuda, sino que tiene otros registros de atención antropológica, costumbrista y urbana, de mucho calado. Por otra parte, en el XIX, se produjo el cambio de Roma a París como principal centro internacional del arte, lo que también se ha procurado recoger en esta exposición.
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