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Entrevista:José María Fidalgo y Cándido Méndez | Líderes de CC OO y UGT | CELEBRACIÓN DEL PRIMERO DE MAYO

"Lo peor que ha hecho Aznar es crear crispación social e inestabilidad política"

Con el éxito de la huelga del 20-J que obligó al Gobierno a suprimir el 'decretazo' y el rechazo frontal a la política de José María Aznar, los sindicatos UGT y CC OO acuden otro año más unidos al Primero de Mayo. Sus secretarios generales, Cándido Méndez y José María Fidalgo, acusan abiertamente al presidente del Gobierno de haber crispado

a la sociedad, provocando inestabilidad política, y de haber dividido la Unión Europea con su apoyo a George Bush

Es la primera entrevista que Cándido Méndez y José María Fidalgo conceden al alimón. Recién llegados a la sede de UGT de una reunión de la Condeferación Europea de Sindicatos (CES), a cuya presidencia optará Méndez, se someten relajados a la sesión fotográfica antes de entrar a analizar este Primero de Mayo caracterizado por el rechazo a la guerra de Irak y, sobre todo, por la actitud del presidente del Gobierno, José María Aznar, al que acusan de haber crispado la sociedad con actuaciones como la del decretazo y la del Prestige, además de la guerra; de crear "inseguridad democrática" y de generar una profunda crisis en el seno de la UE. A pesar del desencuentro "táctico" en la huelga de dos horas del 10 de abril y la postura en el pacto de las pensiones, las coincidencias son prácticamente totales en todos los frentes (políticos, sociales y económicos) y acuden otro año más juntos a la manifestación de hoy en toda España.

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Pregunta. ¿Este Primero de Mayo será más combativo, tras un año en el que se ha producido la huelga general del 20 de junio y el rechazo masivo contra la guerra de Irak?

Cándido Méndez. Este año tiene una especial singularidad tras la huelga general y la reconsideración razonable que hizo el Gobierno del decretazo; la insensibilidad y la ineptitud del Gobierno en el problema del Prestige, de consecuencias económicas y sociales muy graves; y el desencuentro total que el presidente Aznar ha provocado con la inmensa mayoría del pueblo español con su alineamiento con la guerra inhumana e injusta de Irak. Además haremos una apuesta muy decidida de europeísmo ante una situación muy delicada como es la ampliación, el debate de la Convención y la crisis en la UE que ha provocado la postura de los Gobiernos español y británico en su alineamiento con Bush.

José María Fidalgo. Este año ha registrado un protagonismo y una fuerte dosis de legitimación de UGT y Comisiones. Ahora, ese protagonismo no ha sido provocado ni deseado por nosotros, sino por decisiones muy malas de este Gobierno: el decretazo, una medida inexplicable, injusta e injustificada, y el último episodio ha sido una decisión del Gobierno de escoltar el unilateralismo del señor Bush con la presencia indeseada e indeseable de España en una guerra que evidencia que el mundo no sólo es injusto, sino que es inseguro e inestable.

P. ¿Hasta qué punto la guerra de Irak ha desgastado al Gobierno tras el que había tenido por el desastre del Prestige y la huelga general?

J. M. F. Es un desgaste evidente, eso lo sabe el señor Aznar dado el desaforamiento con el que ha entrado en esta campaña electoral, y es inconveniente para el país la crispación con la que está abordando este proceso para elegir alcaldes, concejales y gobiernos de comunidades autónomas. Parece que tiene mucho miedo a la descalificación del electorado y responde descalificando a la oposición. Lo lógico sería que hablaran los candidatos sobre sus propuestas para mejorar las ciudades y no dedicarse a insultar.

P. ¿Su actuación en la guerra ha desenmascarado el auténtico rostro de Aznar?

C. M. Lo que ha ocurrido es que el PP desde el último año ya no puede acreditarse con credibilidad como un partido de centro-derecha, sino como un partido de derecha. Creo que el presidente del Gobierno ha sido el instigador de todas las tensiones que ha habido en el último año. Tal como está actuando, puede generar otro conflicto en los próximos meses.

P. ¿La proximidad entre las elecciones del día 25 hace que el Primero de Mayo sea más político que otros años, va a ser Aznar el centro de sus críticas?

J. M. F. Los sindicatos tenemos una función política en el mejor sentido de la palabra, que a veces se concreta en críticas a la gestión del partido que nos gobierna, a la forma en que el PP tiene de concebir la competitividad de las empresas que no es eficaz y pasa por desregular derechos. Hemos criticado su política fiscal, con rebajas a las rentas altas, despreciando la oportunidad de recaudar billón y medio de pesetas para invertir en los factores de auténtica competitividad del tejido productivo, como es invertir en I+D+i, en mejorar la calidad de la enseñanza y la protección social, que son las cosas que demanda la gente.

C. M. Este Primero de Mayo tenemos también que expresar una enorme preocupación por el futuro de España en la UE y por su futuro. Estamos en una situación de dificultad para superar el reto de nuestra integración en la Europa de los 25 y uno de los elementos es la política fiscal del PP, que es una trampa contra el futuro de España. Si a eso se añade que en 2006 a este país va a venir una cantidad muy inferior de fondos comunitarios, nos deja en muy mala situación. Y todo este proceso de debilitamiento impide que la UE pueda ser un foco de resonancia que equilibre la mundialización de la economía en derechos sociales. El escenario de la guerra ha quebrado las expectativas.

P. ¿La guerra de Irak desgastó también a los sindicatos por las posiciones encontradas que mantuvieron en la convocatoria del paro general del 10 de abril por UGT y que CC OO no apoyó?

J. M. F. Eso ha tenido más trascendencia mediática que en la unidad de acción en la cual nosotros tenemos la cabeza y tenemos la voluntad. Hemos tenido una discrepancia táctica de matiz entre una convocatoria de huelga o de paros cívicos, pero está superada, como ha ocurrido en otras ocasiones en estos 15 años o más de unidad. CC OO y UGT somos dos sindicatos, con dos historias distintas, con culturas distintas y diferentes raíces, pero lo determinante a pesar de eso es tener complicidad y capacidad de comprensión desde las más profundas convicciones que nos unen, como la necesidad de trabajar por la construcción de Europa como un espacio para un modelo social con derechos y la necesidad de mantener la autonomía sindical contra viento y marea, en el sentido de no anteponer nada a los intereses de los trabajadores que representamos de forma muy mayoritaria y demostrada en los sucesivos procesos sindicales. Hay momentos en que, tácticamente, un sindicato de forma legítima considera que debe hacer las cosas de una manera y el otro de otra, pero luego sabemos encontrarnos de nuevo con bastante facilidad.

C. M. Frente a otros países donde hay pluralidad sindical, como Francia, Italia o Portugal, donde la confluencia es prácticamente permanente frente a la discrepancia es en España. Luego hay otro elemento, y es que son más potentes hacia los trabajadores los mensajes de unidad que los de diferenciación. Pero creo que esa situación no va a dejar ningún tipo de mella en las relaciones entre los dos sindicatos.

P. En cualquier caso sigue habiendo un elemento de discrepancia en relación a las pensiones, y eso cuando Francia y Alemania están anunciando reformas importantes en sus sistemas de Seguridad Social. ¿Hay posibilidad de que acerquen posturas?

C. M. Es sincero reconocer que tenemos una diferencia en relación a un acuerdo que está en vigor. Yo sí creo que debemos hacer esfuerzos de confluencia hacia el futuro. En relación con el sistema de pensiones, lo que hay es un horizonte de conflictividad que probablemente sea muy generalizado y puede afectar a cuatro o cinco países europeos: Austria, Francia, Alemania e Italia. A su vez hay un movimiento que debemos observar ambos sindicatos, como cuál es el concepto que tiene el actual Gobierno del sistema de pensiones del futuro. Yo tengo una información muy precisa de que Reino Unido, Estonia y España han introducido una enmienda en la Convención, donde marcan el sistema público de pensiones como un factor de competitividad, lo que es muy preocupante. Si esa enmienda se sigue defendiendo en la conferencia intergubernamental será un elemento sobre el cual deberíamos reflexionar ambos sindicatos.

J. M. F. Creo que hay que estar atentos no sólo con lo que diga el Gobierno español, también con lo que dice el Ecofin, que no sólo es un foco de pensamiento, sino de poder económico, y que parece defender los sistemas de capitalización, con unos resultados económicos de rentabilidad negativa en nuestro continente, en América del Norte y del Sur. ¿Qué puede ocurrir en un futuro? Lo que estoy seguro es que los sindicatos vamos a hacer una fuerte defensa del sistema público de reparto. Si en Europa se calienta el tema de las pensiones, habrá un frente de lucha y de movilizaciones en defensa de un modelo de pensiones que los europeos llevamos en los genes.

P. Hay un encargo del Ecofin a un grupo de expertos y el representante español, Federico Durán, ya ha avanzado las reformas que pueden recomendar.

J. M. F. Me parecen mal las recomendaciones de Federico Durán y me parece mal lo de la externalización en la política. Los políticos son muy libres de organizar comisiones de trabajo, pero cuando los ciudadanos decidimos qué opciones políticas nos gobiernan no lo hacemos para que éstos subcontraten a expertos.

C. M. Son técnicos avezados, pero al final lo que descargan es ideología pura. Nos pone en alerta que se pretenda utilizar de coartada los trabajos de la Convención para empezar a plantear recetas que suponen debilitar las garantías sociales y los derechos laborales. Nosotros vamos a estar radicalmente en contra de todo eso.

P. Han hablado de la crisis de la UE por el apoyo de Reino Unido y España a Bush y su postura enfrentada a Alemania y Francia. ¿Qué consecuencias políticas y económicas puede tener?

J. M. F. La crisis de la UE es política, y la no intervención de la Unión Europea con voz propia en la guerra de Irak prueba la ausencia de una vertebración política y una ausencia de una vertiente exterior y de seguridad común. Una crisis que lamentamos mucho, porque nosotros somos europeístas por convicción. Tenemos un Gobierno euroescéptico, que no se ha preocupado con sus propuestas de fortalecer la UE y se ha alineado con el señor Bush, que no es europeo y su modelo es el capitalismo salvaje. El señor Aznar lo ha apoyado en un momento sangriento y de unilateralismo, y a los europeos nos suscita rechazo porque es un modelo de inestabilidad mundial. Por eso la UE está ante un reto, en un momento en el que se produce la ampliación más grande que ha tenido nunca, que se ha acometido sin ningún tipo de brida, cuando está reunida la Convención, y los políticos no han estado a la altura de las circunstancias.

C. M. A partir de la cumbre de Lisboa, que supuso un avance, se empieza a producir una disociación entre los discursos y la práctica, que la guerra ha terminado de separar, y lo que hay es una práctica por parte de algunos Gobiernos claramente hostil a la definición política de Europa y al rasgo singular de identificación con los ciudadanos. Y el presidente español está desarrollando ahí un protagonismo tremendamente equivocado, y eso va en contradicción con los intereses de nuestro país, que necesita más Europa, y generando graves problemas en un momento tan sensible como es el debate de la Convención y como es todo el proceso de la ampliación. Con torpezas inauditas, como es confrontar con Gobiernos que son los que nos nutren de los fondos.

J. M. F. Y aliarse con un Gobierno como el de Reino Unido que, en medio de todo este cisco, dijo que no era partidario de mantener los fondos de cohesión.

C. M. De hecho hay una cuestión muy interesante: cómo Tony Blair, en el escenario de la guerra, envía un mensaje a Alemania para el estadio posterior a la guerra haciéndole un guiño en contraposición a los intereses españoles respecto a los fondos. En vez de jugar a la guerra con el señor Bush, el presidente del Gobierno tenía que haberse preocupado por tener un papel más prudente, haber atendido los intereses de la sociedad española y no generar una crisis en la Unión Europea.

P. En estas semanas se ha conseguido algo muy importante, como despertar a los jóvenes que empiezan a votar.

C. M. En este caso han conseguido algo importantísimo, y creo que esa movilización no se va a quedar sólo en las calles y se va a extender al proceso de elecciones.

P. ¿En el terreno sindical también?

C. M. Yo creo que los sindicatos tenemos una deuda de gratitud con los jóvenes. En la huelga general se rompió la desinformación del Gobierno por las manifestaciones y en ellas hubo decenas de miles de jóvenes. No sé lo que ocurrirá con los jóvenes de cara al futuro, sí quiero decir que les estamos reconocidos. La huelga del 20 de junio fue muy importante y recuerdo a Mariano Rajoy leyendo lo que parecía una redada de maleantes. Aquello provocó una reacción que protagonizaron los jóvenes.

J. M. F. Los jóvenes y los sindicatos en esta legislatura hemos coincidido en defensa de la autonomía universitaria, en defensa de la calidad de la enseñanza contra la Ley del Castillo, en el decretazo por su impacto en el modelo educativo y las oportunidades para el trabajo cualificado, en la catástrofe del Prestige.

J. M. F. Eso es a Gaspar Llamazares y a Zapatero.

C. M. Es una acusación general. Lo que ha ocurrido desde las movilizaciones de la enseñanza es que nos hemos tenido que defender del extremismo radical de Aznar, de la extrema y radical hostilidad a la enseñanza pública, de la extrema y negativa decisión de imponer el decretazo, de la extrema y radical incompetencia con el Prestige, del extremo y radical vasallaje con Bush.

P. ¿Están de acuerdo con que el 20-J fue el punto de inflexión de este Gobierno?

C. M. Sinceramente es así. El muro de la desinformación, el abatimiento y la resignación se derrumbó el 20-J. Hay algunos más finos que piensan que contribuyó también la boda de El Escorial.

J. M. F. La huelga del 20 de junio tuvo una repercusión indudable.

P. Cándido Méndez ha dicho antes que Aznar puede generar otro conflicto en los próximos meses, ¿a qué se refiere?

C. M. Es que de este presidente se puede esperar cualquier cosa y ninguna buena, ha concatenado los conflictos.

J. M. F. Todavía no entendemos algunas decisiones que le han costado muchas cicatrices.

C. M. No se qué puede acontecer, pero es que el presidente del Gobierno es capaz de provocar otra. El otro día decía: "Le gustaría que un compañero del señor Llamazares se encargara de la educación de sus hijos". Este señor en la campaña electoral va a dividir a España por dos, la va a dividir por la mitad.

J. M. F. Lo peor que ha hecho Aznar, al margen de su política económica y social, con la que no estamos de acuerdo, porque él es conservador y nosotros de izquierdas; lo peor que ha hecho Aznar en este año es crear crispación social y la inestabilidad política, que no existían.

P. Suscribe usted eso.

C. M. Sí, totalmente. Con un agravante, que ha arrastrado al Partido Popular totalmente.

Cándido Méndez y José María Fidalgo durante la entrevista en la sede de UGT. 

/ MIGUEL GENER
Cándido Méndez y José María Fidalgo durante la entrevista en la sede de UGT. / MIGUEL GENER
Los líderes de CCOO y UGT
Los líderes de CCOO y UGTMIGUEL GENER

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