_
_
_
_
Crítica:JUEGOS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Licencia para colarse

El jugador debe introducirse en las bases enemigas y acabar con un tráfico ilegal de armas

Observar sin ser visto. Actuar sin levantar sospechas. Pasar como una sombra sin dejar huellas. Los juegos basados en la infiltración cada vez ganan más adeptos. Tras Metal Gear Solid 2 y Splinter Cell le toca el turno a I.G.I. 2: Covert Strike. Es la segunda oportunidad que Codemasters ofrece a los programadores de Innerloop para demostrar que son capaces de mejorar lo que el primer I.G.I. prometía pero que no cumplía al cien por cien.

Varias horas de angustiantes pruebas y unas cuantas misiones superadas parecen apuntar que, en efecto, lo han conseguido. Los incesantes problemas de inteligencia artificial que acusaba la primera entrega, que provocaban incluso que un soldado ni se inmutase al ver caer muerto al compañero con el que estaba charlando, han desaparecido y además se ha añadido un interesante modo para varios jugadores que alargará considerablemente el uso de la inversión realizada.

'I.G.I. 2: Covert Strike'

Desarrolla: Innerloop

Distribuye: Codemasters

Plataforma: Windows

Género: Acción

Edad recomendada: Mayores de 16 años

Precio: 48 euros

Internet: www.codemasters.com /igi2

El guión sitúa a David Jones, que mantiene el protagonismo en esta secuela, al frente del equipo del Instituto de Geotáctica e Inteligenca (I.G.I.) para desenmascarar un sucio tráfico de armas entre distintos países, entidades privadas e incluso grupos terroristas de alcance mundial. Gracias a su experiencia en las fuerzas especiales S.A.S. británicas, que tuvo que abandonar por un accidente al saltar en paracaídas, Jones es capaz de inmiscuirse en las bases camufladas en forma de simples industrias sin que nadie se percate de su presencia. El uso de la alta tecnología también le permite jugar con cierta ventaja.

El jugador controla la acción desde un punto de vista de primera persona. Frente a él verá el arma actualmente en uso, normalmente el cuchillo o la pistola con silenciador por su capacidad letal sin levantar sospechas. Mediante la tecla M accede al PDA, en el que puede observar un mapa generado en tiempo real desde un satélite. De esta forma es capaz de localizar la posición del enemigo en cada momento, a no ser que se halle en el interior de un edificio, y dibujar la táctica para pasar sin ser visto. Desde el PDA puede también comprobar el estado de los objetivos y guardar la partida, aunque sólo podrá hacerlo tres veces durante cada misión. Ésta es una excelente forma de permitir guardar los avances sin eliminar del todo la tensión.

Otros gadgets muy utilizados son los prismáticos, que permiten aumentar la visión hasta 20 veces, y el visor térmico, con el que es posible ver, en un color rojo y amarillo que destaca sobre el resto del escenario, los cuerpos de los enemigos. Si no hay paredes metálicas que se interpongan entre Jones y los vigilantes, el visor térmico es una forma ideal de tener conciencia del peligro real que se esconde en el interior de los edificios.

En algunas misiones se cuenta con la ayuda de un designador láser, un dispositivo que tras apuntar unos 20 segundos sobre un objetivo, lo marca y éste es bombardeado con precisión milimétrica por el apoyo aéreo.

Un indicador en pantalla avisa de la exposición del cuerpo de Jones a la vista de los enemigos y las cámaras de seguridad, según esté en pie, agachado o tumbado en el suelo y según también la cantidad de luz que reciba. Esta herramienta es imprescindible para saber si estando quieto en un lugar el protagonista será detectado o no por los vigilantes en sus rondas.

La puntería varía según se esté inmóvil y tumbado o corriendo y se indica con un punto de mira más dilatado o menos. A pesar de estas pinceladas de realismo Innerloop han dejado margen para la diversión. Así no es necesario ser un experto tirador para acertar los objetivos, incluso los pequeños como las cámaras de seguridad, desde largas distancias. Las misiones pueden resolverse de distintas formas y por distintos caminos, aunque siempre es conveniente no ser detectado y evitar que salten las alarmas, tras lo cual las misiones se complican enormemente.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_