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Crónica:FÚTBOL | 31ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Zidane tira del Madrid

Partidazo ante el Sevilla del francés, que logra que su equipo se agarre con firmeza a la Liga

José Sámano

En contra de la costumbre, el Madrid se agarró a la Liga con la misma firmeza que transita por Europa. Y lo hizo en la secuencia inmediatamente posterior a las alharacas de Manchester, algo inusual en un equipo que hasta ayer solía bajar los brazos en semanas de alto voltaje. No fue así en Sevilla, donde masticó con éxito un partido duro de pelar, frente a un enemigo corajudo y áspero. Demasiado tibio al principio, el Madrid empinó la jornada entregado a Zidane, soberbio toda la tarde. No sólo asistió y marcó, sino que socorrió a su equipo cuando se vio atragantado. Él puso el ritmo necesario cuando era adecuado; él puso picante cuando todo resultaba una sosería.

Su tirón en el torneo doméstico se produjo con la misma cosmética que en Old Trafford, es decir, con McManaman al frente. Así, de entrada, el Madrid sostuvo su apuesta por el control del juego, lo que no disgustó en absoluto a su rival, mejor predispuesto para jugarse las alubias a la carrera. Dado el vértigo con el que juegan Antoñito y Reyes, se lo puede permitir. De su envite, inicialmente apenas sacó provecho Del Bosque. Su empeño por abanicar el balón en las zonas templadas del campo le resultó vacuo. Falto de una marcha, el Madrid se trompicó una y otra vez contra el orden sevillista. Pese a contar con una defensa amputada, en tanga por las sanciones de Njegus, Navarro y David, la improvisada línea liderada por Alfaro apenas fue exigida. Más directo en su juego, a cada insulso ataque madridista, el Sevilla respondía a mil por hora, con sus jóvenes delanteros, tan revoltosos ellos, apretando de lo lindo las clavijas a Hierro y Helguera.

SEVILLA 1 - REAL MADRID 3

Sevilla: Notario; Juanmi , Redondo, Alfaro, Óscar; Gallardo, Casquero, Torrado (Víctor Salas, m. 58), Fredi (Daniel, m. 61); Antoñito (Machlas, m. 70) y Reyes.

Madrid: Casillas; Miñambres, Hierro, Helguera, Roberto Carlos; Makelele, McManaman, Figo (Cambiasso, m. 82), Guti (Solari, m. 88), Zidane; Ronaldo (Morientes, m. 75).

Goles: 0-1. M. 25. Helguera cabecea en el área pequeña un centro de Zidane.

1-1. M. 40. Gallardo cabecea en el área pequeña y a puerta vacía un centro de Reyes tras fallo de Hierro y Casillas.

1-2. M. 54. Disparo de Zidane, que cruza la pelota tras un buen pase de Guti.

1-3. M. 87. Morientes, a pase de Cambiasso.

Árbitro: Pérez Lasa. Amonestó a Juanmi, Fredi, Óscar, Casquero, Guti y Figo.

Unos 55.000 espectadores en La Cartuja.

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Fijados los guiones de uno y otro, el duelo estuvo un buen trecho congelado. En el Madrid prevalecía la pusilanimidad de McManaman y algunos despistes de Guti, al que Zidane arrinconaba con asiduidad en la orilla izquierda. El líder tampoco encontraba la chispa necesaria en Figo, al que le faltó decisión y astucia para expulsar a su marcador, Juanmi, tarjeteado ya desde el minuto siete. Sólo Zidane le buscaba otro aire al encuentro, mientras no había noticias de Ronaldo, descosido del resto por falta de suministro. Pero en un equipo tan pomposo todo es posible. Hasta que una avalancha de sus centrales para rematar un córner derive en una preciosa jugada con la pelota en el pasto y los dos defensas -Hierro y Helguera- tejiendo paredes en el balcón del área sevillista. Una jugada improbable a la que Zidane puso el lazo con un pase magnífico a la frente del zaguero cántabro. Un servicio exquisito, consecuencia de un golpe de cadera del francés, impensable en un futbolista con semejante corpachón. Pero Zidane está en hora. Es el tramo del curso en el que más se distingue. Una gran noticia para el Madrid, sin duda, en el que ayer brilló su coronilla por encima de todos. Una lectura interesante. Convaleciente Raúl, el francés ha visto la ocasión de escoltar a Ronaldo como enganche. Ahora puede desatender el marronazo defensivo y escrutar el horizonte con la vista puesta en el brasileño o en el portero rival. Como hizo en el desmarque diagonal que originó el segundo tanto madridista, bien adivinado por Guti.

Antes del arreón del galo, el Sevilla había conseguido igualar el choque. Como no podía ser de otra manera, por la pillería de uno de sus atacantes. En este caso, Reyes, un lince para explotar un mal despeje de Hierro hacia su portería y la tibia salida de Casillas, que hizo de estalactita ante el atacante. Gallardo condenó finalmente al Madrid, que desde el zarpazo de Helguera había reculado más de la cuenta.

Del segundo acto se encargó Zidane. No sólo por el gol reseñado, sino por encontrarle al partido la vuelta que necesitaba su equipo. Con el francés de faro, el Madrid tuvo otra cadencia. Asociado con todos, en corto o en largo, según la conveniencia, el cinco inclinó el encuentro del lado de su equipo, pese al empuje local. Caparrós se lo jugó con todo lo que tenía, incluido el brasileño Daniel Alves, que se estrenó en La Cartuja con un zurriagazo al poste derecho de Casillas. Ahí murió el Sevilla, desfondado en el último tercio. Firme la retaguardia del líder y con Zidane atormentando, el Madrid selló la victoria con otra buena noticia: Morientes asoma poco a poco la cabeza. Si hace unas semanas volteó al Rayo en el Bernabéu, ayer bajó la persiana al Sevilla en los minutos que le concedió su técnico para dar oxígeno a Ronaldo. Mal asunto para los rivales.

McManaman y Guti felicitan a Zidane.
McManaman y Guti felicitan a Zidane.ALEJANDRO RUESGA

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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