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Un juzgado investiga a tres empresarios de cruceros del Guadalquivir por sabotajes

Un juzgado de Sevilla está investigando a tres empresarios por una presunta actuación mafiosa para controlar los cruceros turísticos que se realizan por el Guadalquivir y que les habría permitido hacerse con el monopolio de la actividad tras haber "acosado" a las otras dos empresas rivales mediante amenazas a sus dueños y familias, extorsiones y sabotajes de sus embarcaciones, una de las cuales llegó incluso a ser incendiada.

Según fuentes del caso, los tres empresarios imputados son S. C. G., M. P. R. y J. L. F. F., propietarios y administradores de Cruceros Turísticos Torre del Oro, quienes han prestado declaración recientemente en el juzgado, en calidad de imputados, en relación con la existencia de una "banda organizada" de carácter pseudo-mafioso, que habría actuado presuntamente mediante amenazas, coacciones, extorsiones y sabotajes a las empresas de la competencia, para hacerse con el control de la actividad de los cruceros turísticos por el río Guadalquivir.

También estarían implicados en el secuestro de uno de sus empleados, que fue intimidado con una pistola y golpeado, con la finalidad de dar un "escarmiento" después de que se sospechara que había robado dinero en un tablao flamenco propiedad de los imputados. Un cuarto individuo, identificado como F. J. B. R. y que trabajaba como vigilante de seguridad, ha declarado como imputado en el juzgado, donde ha negado que participara en el secuestro y que hubiese coaccionado al empleado. Además, se investiga la posible implicación de tres policías locales, dos de los cuales podrían haber estado realizando tareas de vigilancia privada en el tablao flamenco.

En la denuncia se relatan hechos delictivo contra el dueño de dos barcos -el Lola y Flamenca III- de la competencia de los barcos de los imputados. Además, en el Guadalquivir operaba otra empresa denominada Buque El Patio, a la que también hicieron que abandonara al actividad. Según los denunciantes, contrataron a un buzo para que saboteara las hélices del buque, y ordenaron presuntamente que se intimidara a su propietario, J. C. M.; se secuestrara a un guarda y prendieran fuego a la embarcación.

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