El tráfico de heroína desde Corea empaña el diálogo con Estados Unidos
El encuentro que desde ayer mantienen Washington y Pyongyang en Pekín para intentar sentar las bases de un acuerdo que ponga fin a la crisis nuclear norcoreana tiene un telón de fondo de tráfico de drogas. La detención el pasado domingo en Australia de los 30 tripulantes de un barco mercante norcoreano sospechoso de haber introducido en el país un cargamento de 50 kilos de heroína de alta pureza, valorado en 48 millones de dólares, ha vuelto a situar bajo los focos la creencia de algunos países de que el Gobierno de Kim Jong Il tiene un programa de tráfico ilegal de drogas destinado a lograr divisas con las que alimentar su moribunda economía.
Tokio ha acusado repetidas veces a Pyongyang de introducir anfetaminas y otros estupefacientes en Japón y asegura que una agencia del Gobierno de Corea del Sur está probablemente detrás. Una acusación de tráfico ilícito que comparte EE UU.
El arresto de los tripulantes del Pong Su, un mercante de 4.480 toneladas, se produjo en alta mar, a 75 millas al noreste de Sydney, tras cinco días de persecución. El capitán rechazó repetidas veces las órdenes de entregarse de las autoridades australianas, hasta que un grupo de fuerzas especiales abordó la nave desde un helicóptero.
El miércoles de la semana pasada, dos malayos, un singapureño y un chino fueron detenidos en el Estado sureño australiano de Victoria y acusados de introducir de contrabando 50 kilos de heroína, que, según la policía, había sido transportada en un bote desde el Pong Su. Los inspectores creen que la droga procede del llamado Triángulo de Oro, formado por Tailandia, Laos y Myanmar.
Ramificación diplomática
El próximo juicio de los marineros norcoreanos destapará, según la acusación, el posible papel de Pyongyang en el tráfico de estupefacientes. Y aquí llegan las ramificaciones diplomáticas de la operación, que puede afectar a Australia, aliado de EE UU, y a la propia Corea del Norte, que desde ayer negocia con Washington el fin del enfrentamiento por su programa nuclear.
Un indicador de lo delicado del caso es que el primer ministro australiano, John Howard, estuvo informado en todo momento del abordaje del mercante. Según expertos, las redes de tráfico ilegal podrían ser utilizadas por el Gobierno norcoreano para exportar material nuclear si fracasan las negociaciones en Pekín y Pyongyang decide seguir adelante y producir combustible atómico.
Nada ha trascendido de la reunión de ayer, la primera que mantienen los dos países en los seis meses de conflicto.
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