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Protagonismo internacional y vínculo transatlántico

Dos ideas de política internacional repitió José María Aznar durante su estancia en París. La primera, que España empieza a tener un protagonismo mundial al que, según el presidente del Gobierno, no estábamos acostumbrados. La segunda, recurrente en todas sus intervenciones de los últimos meses, que si hay un punto intocable es la relación con EE UU.

A las relaciones bilaterales de España le dedicó poco tiempo. Con el primer ministro francés, Jean-Pierre Raffarin, no tuvo ni siquiera el saludo privado, a puerta cerrada, que la presidencia española había anunciado. Sí se encerró, en cambio, en una salita con la presidenta de la CDU, Ángela Merkel, que dirige la oposición al canciller Gerhard Schröder. Éste y Aznar no se dirigen la palabra desde su problemática cumbre de Lanzarote, en febrero.

El presidente español aseguró, en cualquier caso, que "no hay nada que recomponer" ni con Francia ni con Alemania, "porque nada se ha roto".

Aznar se refirió más ampliamente a la guerra de Irak durante el encuentro a puerta cerrada que mantuvo en el Colegio de España con intelectuales españoles y franceses. André Glucksman era uno de ellos. "Tras el 11 de septiembre, el mundo ha cambiado radicalmente. Las armas de destrucción masiva, el terrorismo y los Estados canallas son los tres grandes desafíos. España, si pide solidaridad contra el terrorismo, debe ser también solidaria. Hemos sido, por tanto, coherentes y solidarios", explicó, para justificar el apoyo incondicional de su Gobierno a Washignton. "Hay que revitalizar el vínculo trasatlántico. Estados Unidos es un país amigo y aliado. Cuando Europa y Estados Unidos actúan juntos, el mundo es más seguro", dijo.

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