El alcalde se va
Tengo un sentimiento contradictorio. De alegría, porque Manzano se va. Se marcha el que creo ha sido el peor alcalde de Madrid con diferencia. Se va dejándonos una ciudad más cara y cada día más inhabitable; una ciudad impracticable a cualquier hora del día; una ciudad en la que la cultura se ha mantenido agónica gracias al empeño de unos pocos convencidos; una ciudad en la que casi es imperceptible el ahorro de tiempo entre coger el coche o el transporte público; una ciudad anodina, insegura, casposa y castizona que solamente respira por los pocos barrios en los que un puñado han tenido que practicar el ejercicio de crear islas para no contagiarse de la epidemia del estilo triste, gris y mediocre que ha emanado de la Plaza de la Villa durante más de diez años.
La otra parte de sentimiento, el de decepción, me viene porque Manzano se va, ya que así lo quiere el PP, no porque los madrileños le hayamos rechazado en las urnas. Ánimo, ahora sólo nos queda que se vaya Ansuátegui.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.