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La falta de coordinación de las administraciones fuerza la dispersión de los parques audiovisuales

Barcelona, Terrassa, Esplugues y Sant Boi promueven distintas ciudades de la imagen

La falta de coordinación y la indefinición de las administraciones públicas a la hora de diseñar y promover un parque audiovisual potente en Barcelona o en su área metropolitana -a imagen del existente en Madrid- ha forzado la dispersión de la oferta en cuatro ciudades de la imagen (con oficinas, platós, estudios de grabación y montaje, almacenes, escuelas, etc.) en proyecto, situadas en el distrito 22@ de Barcelona, Terrassa, Esplugues y Sant Boi.

La viabilidad de los proyectos pasa, según sus promotores, por una buena coordinación y especialización. Son cuatro propuestas que se suman a otras viejas iniciativas similares, en constante replanteamiento o simplemente olvidadas, como Mediapark o la idea de crear un parque cinematográfico en torno a Montjuïc.

El proyecto de Esplugues, bautizado como Imagina Visual Center y con una inversión prevista de 35 millones de euros, es el más avanzado. Impulsado por el grupo Mediapro, crece a tan sólo 500 metros de TV-3. Las obras, que se prevé que concluyan a mediados de 2004, darán forma a una superficie de 31.500 metros cuadrados repartidos entre oficinas, seis platós, salas de producción de audio y vídeo y servicios comunes. Allí se instalará la nueva sede de Mediapro y las de las productoras D'Ocon (dibujos animados) y Amalgama (iluminación cinematográfica). A la espera de la implicación de nuevas empresas en este proyecto, los impulsores piensan ya en ganar terrenos de municipios vecinos.

Este proyecto surge precisamente de un desencuentro entre Mediapro y el Ayuntamiento de Barcelona. Jaume Roures, fundador de la productora, explica que la primera opción fue la de instalarse en el 22@, pero se descartó "por falta de una respuesta positiva por parte de la Administración".El proyecto del distrito 22@ está dando ahora sus primeros pasos. La sociedad municipal que gestiona el distrito tecnológico barcelonés convocó hace tan sólo unos días el concurso para escoger el socio financiero privado que la acompañe en el desarrollo de este complejo de la imagen. Se ubicará en la manzana de Ca l'Arañó, con una superficie inicial de 24.000 metros cuadrados, y combinará la vertiente productiva con la formativa (a cargo de la Universidad Pompeu Fabra). El presidente de la sociedad municipal, Joan Majó, explica que la idea es crear "instalaciones de alto nivel que puedan ser utilizadas simultáneamente por los centros de producción y los de formación" para potenciar "una fertilidad cruzada". El Ayuntamiento de Barcelona aporta el suelo, valorado en unos seis millones de euros, y el socio privado se encargará de la puesta en marcha de las infraestructuras.

Este régimen mixto se está aplicando también en la Ciudad Audiovisual de Terrassa, promovida por el Ayuntamiento de la localidad. Se están buscando los socios financieros para desarrollar la iniciativa (respaldada de momento por las productoras de animación Cromosoma y Neptuno), que, como la del 22@, se sustenta en la formación y la producción. El epicentro de esta ciudad de la imagen (con una inversión estimada entre 90 y 120 millones de euros) es el antiguo hospital del tórax, de 47.000 metros cuadrados, que el Ayuntamiento adquirió recientemente por dos millones. Se está diseñando el proyecto de rehabilitación, y se espera que la primera fase de las obras acabe en 2005. El complejo (ampliable hasta los 200.000 metros cuadrados) incluirá entre sus dependencias oficinas, platós, un museo y un parque infantil y del dibujo animado de unos 6.000 metros.

Viabilidad incierta

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La propuesta más reciente es la Ciudad del Cine de Sant Boi de Llobregat, que podría estar terminada a finales de 2005. Tiene también impulso municipal y desarrollo privado, en manos de las empresas de ocio New Park, Pro Solutions y MCL. La inversión estimada es de 60 millones de euros para la edificación de 54.000 metros cuadrados (ampliables a otros 150.000), articulados en varios ejes. Habrá una área temática (un parque de atracciones dedicado al mundo audiovisual), una zona de ocio con multicines y restaurantes y otra para formación.

Ante la coincidencia de todas estas iniciativas, surge la incertidumbre sobre sus posibilidades de éxito. A juicio de Roures, la respuesta está clara: sólo será posible "buscando formas de coordinación, evitando repetir estructuras". El productor ve "más aspectos positivos que negativos" en esta proliferación, y señala que podría potenciarse la proyección de una marca única de cara al mercado internacional.

El concejal de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona, Ferran Mascarell, va más allá al considerar que "el modelo de ciudad de la imagen como algo único y exclusivo", como por ejemplo el que funciona en Madrid, está desfasado y valora la descentralización de forma positiva, "siempre que se eviten las redundancias". La concejal de Cultura del Ayuntamiento de Sant Boi, Elvira Camacho, defiende que la Ciudad del Cine del municipio es un proyecto singular, diferente al resto porque parte de un concepto global. Desde Terrassa (que, por otra parte, juega también la baza de la oferta global) se considera saludable la competencia entre los centros.

Entre estas voces, la más escéptica surge desde el Instituto Catalán de Industrias Culturales, cuyo responsable, Jordi Penas, recela de la capacidad de todas las iniciativas para llegar a buen puerto: "No hay carbón suficiente para alimentar todas estas máquinas". Como fórmula para buscar la viabilidad insiste en la misma receta que el resto: estimular la coordinación y racionalizar las inversiones.

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