Poeta y caballero en la Valencia del Siglo de Oro
Caballero ilustrado, guerrero en batallas italianas disputadas por la Corona de Aragón, rico hacendado, halconero y amigo del rey Alfonso el Magnánimo, el valenciano Ausiàs March pasa por ser uno de esos personajes históricos que encarnan el Renacimiento en la primera mitad del siglo XV. Pero, por encima de todo, este caballero figura entre los más grandes poetas líricos del Quattrocento europeo, a juicio de muchos especialistas. Nacido en el año 1400 en la comarca de La Safor, cuya capital es Gandía, hijo de un ilustre linaje, fallecido en 1459 en una Valencia que era, en aquella época, la ciudad más pujante del Mediterráneo junto con Nápoles, Ausiàs March eleva la poesía amorosa a una magistral combinación de carnalidad y de religiosidad, de pasión por los sentidos y de anhelo de Dios.
SOY AQUEL QUE SE LLAMA AUSIÀS MARCH
Josep Piera
El Aleph. Barcelona, 2002
191 páginas. 15 euros
En uno de sus últimos poemas,
ya en el ocaso de su vida, el lírico valenciano no puede ser más elocuente: "Ya ni el mundo ni Dios pueden valerme / para arrancar la causa de mi pena; / me complace ir vestido de tristeza; / mientras estoy así, siento deleite. / Hasta lo dulce me parece amargo: / así de corrompido tengo el gusto. Mi corazón es hierro, carne y leño. / Soy aquel que se llama Ausiàs March". No por casualidad, Josep Piera (Beniopa, 1947) ha elegido esta definición para dar título a la biografía que ha publicado sobre el poeta del Siglo de Oro valenciano. El título alude a toda una declaración de principios que se lamenta de la escasa proyección de Ausiàs March entre muchos aficionados a la literatura. Dentro del ámbito lingüístico en lengua catalana, la portentosa talla del poeta de La Safor sólo fue descubierta a partir de 1959, cuando apareció una antología a cargo de Joan Fuster que aprovechó la efeméride del quinto centenario de la muerte de Ausiàs March. Sin embargo, hasta la década de los ochenta del siglo XX, este magnífico poeta del Quattrocento no trascendió los límites de los eruditos o de los estudios académicos. Fruto de un apasionante desafío que Piera se planteó en su juventud, cuando comenzó a leer a March, nace esta biografía de un poeta escrita por otro poeta. Porque si bien Piera ha cultivado varios géneros con ensayos deliciosos como El paradís de les paraules, sobre los poetas arábigovalencianos, o novelas premiadas como El cingle verd, estamos básicamente ante un poeta. Josep Piera confiesa en el epílogo que se propuso escribir este libro como "un deber de juventud". Una asignatura que ha aprobado con sobresaliente treinta años después para redescubrir a un gran poeta.
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