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Andrés Trapiello: "El diseño del ordenador es muy importante"

El ganador del Premio Nadal 2003 por 'Los amigos del crimen perfecto' se declara 'maquero'. En Internet sólo navega en una dirección: la búsqueda de libros

Paco Cortés, el escritor de novelas policiacas de quiosco que aparece en Los amigos del crimen perfecto, obra que ha obtenido el Premio Nadal 2003, escribe con una vieja máquina Underwood. El autor, Andrés Trapiello, prefiere los ordenadores Macintosh. "Es el mejor ordenador. Empleo un portátil G3. Estoy esperando a hacerme rico para comprar un G4", dice este maquero convencido que cree que hasta los Mac se pueden mejorar. "Me resulta antipático el modo en que envejece el plástico. Tienen que inventar algo para que esté siempre impoluto".

"Es muy importante el diseño del ordenador, porque es un trasto con el que convivo durante 10 o 12 horas diarias", explica Andrés Trapiello (Manzaneda de Torío, León, 1953). Emplea los ordenadores desde hace más de 25 años. El primero fue un Amstrad, después siempre ha utilizado Apple. "Me dio la sensación de que había acertado con la compra del G3 cuando me percaté de que en todas las películas salía un chorra con el mismo ordenador".

Trapiello considera que fue una liberación cambiar el equipo de sobremesa por un portátil. "El ordenador siempre está en un sitio, aunque alguna vez lo llevo a la cama para ver una película en DVD. La ventaja es que lo puedo llevar al campo los fines de semana. El ordenador va conmigo siempre".

Pero no todo son ventajas. "He tenido un percance muy serio. Cuando llevaba 160 páginas de una novela, apreté una tecla cuando se estaba ejecutando una orden y no sé qué pasó. Un amigo, que es como mi informático de guardia, recuperó alrededor de 120 páginas, pero con las líneas mezcladas. Tuve que hacer un collage. Lo imprimí y, con una tijera, recorté y fui pegando los trocitos hasta que saqué una galerada de 5 metros. Me costó una semana recuperar el texto".

Editor, además de escritor, se considera "un tipógrafo a la vieja usanza, de cíceros y medidas convencionales". A su juicio, "un diseñador no debe tener en su ordenador más de 20 o 30 tipos de letra muy bien escogidos. Cuando alguien dice que tiene 1.500 tipos de letra es una señal de que es un mal tipógrafo porque no se precisan más que unos pocos, muy bien elegidos, para trabajar".

"En Internet, siempre navego en la misma dirección: busco libros. No sé bajar música, ni hacer otras muchas cosas". Para un bibliófilo, la Red puede ser una gran ayuda. "Ahora es fundamental porque, como viajo poco, tengo siempre abiertas y a mi disposición dos librerías con más de un millón de libros. No es lo mismo que ir a una librería porque en la tienda terminas encontrando lo que no buscas y en Internet sólo puedes encontrar lo que buscas. Tengo una desiderata de libros que quiero conseguir y dedico un rato al mes a encontrar esos 80 o 100 libros que busco".

Como ejemplo de las posibilidades de Internet, el escritor explica cómo consiguió un libro que no conseguía localizar. "Durante muchísimos años estuve buscando España Vaticano, un libro que Rafael Sánchez Mazas escribió con seudónimo. Un día, mientras hablaba de este libro con Juan Manuel Bonet, hice una búsqueda y lo encontré en una librería de Bilbao. Llamé por teléfono y me explicaron que lo habían vendido. Les dije que era imposible, que nadie podía comprar ese libro. Volvieron a mirar y lo encontraron. Lo enviaron por correo y se perdió. En Correos tuve un lío fenomenal, pero al final está en mi casa".

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