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El G-7 prevé una rápida recuperación de la economía mundial tras la guerra

Los pasos para reactivar la actividad de Irak desatan las discrepancias entre los países ricos

La cumbre que reunió a los países ricos del G-7 y el FMI concluyó ayer sin que se tomaran decisiones concretas para ayudar a reconstruir Irak. La guerra, ya en sus últimos coletazos, ha despejado una gran incertidumbre, y ahora el G-7 prevé que ello acelere la recuperación económica mundial. Sin embargo, la cumbre falló a la hora de decidir qué hacer con la enorme deuda externa iraquí, que oscila, según cálculos, entre 60.000 y 130.000 millones de dólares. Hay consenso en que con semejante peso el país no podrá recuperarse, pero esta certeza no ha bastado para acercar posiciones entre los países.

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La aparente rápida resolución de la guerra en Irak ha disipado la mayor de las incertidumbres que pesaban sobre la economía mundial. Los responsables del G-7 y del Fondo Monetario Internacional (FMI) creen que ahora las perspectivas de recuperación son mejores. Siguen existiendo desequilibrios y las economías desarrolladas se han comprometido en la reunión de primavera del FMI en Washington a seguir vigilantes para adoptar políticas que produzcan crecimiento. Irak ha dominado esta cita, donde el acuerdo alcanzado para aliviar su deuda suscita interpretaciones encontradas.

Horst Köhler, director gerente del FMI, considera que superado el trance bélico de Irak, la economía mundial puede volver a crecer. "Soy mucho más optimista de lo que era hace dos tres semanas", dijo en conferencia de prensa. "No sólo por las noticias de que la guerra va a ser corta, sino por la confirmación de que el espíritu de cooperación en el FMI es fuerte y sigue intacto". Le secundan en este optimismo el ministro de finanzas canadiense, John Manley, y el gobernador del banco de Inglaterra, Edward George. "Las perspectivas son mejores", señaló el canadiense. "Las grandes incertidumbres que existían antes de que empezara la guerra, con su muy depresivo impacto sobre el consumo y la actividad empresarial, han desaparecido en gran medida", agregó el británico.

Gordon Brown, ministro de Finanzas británico y presidente del Comité Financiero y Monetario del FMI, reconoció que esta reunión ha estado muy influida por la crisis iraquí. El FMI se sumó al acuerdo del G-7 de reclamar una nueva resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que facilite la intervención del propio Fondo y del Banco Mundial en la puesta en pie de Irak. "Es un paso enormemente positivo", dijo Brown. "El Fondo y el Banco Mundial van a seguir de cerca el impacto del conflicto en todos los miembros y están dispuestos a ayudar a los que resulten afectados negativamente".

El peso de la deuda iraquí

La reunión de Washington despejó el camino hacia la intervención de las instituciones de Bretton Woods en Irak, pero no dejó claro el alcance del plan para tratar el endeudamiento del país. La Administración de George Bush aboga por la prática condonación de la deuda. John Snow, el secretario del Tesoro, mantiene que "el pueblo iraquí no puede soportar la carga del actual endeudamiento".

Irak es ahora mismo un agujero negro económico, un país de cuyas cuentas se ignora todo. El Producto Interior Bruto (PIB) oscila entre los 23.000 y los 50.000 millones de dólares, según distintos estudios, y las estimaciones de su deuda externa varían entre los los 60.000 y los 130.000 millones de dólares. El Centro de Valoraciones Estratégicas y Presupuestarias, una entidad de Washington, sugiere que la normalización de Irak podría requerir entre 100.000 y 500.000 millones de dólares en cinco años, en función de cómo evolucione la situación y del daño causado por la guerra.

Köhler dijo que lo primero es enviar un misión que recabe datos, pero que todavía es pronto para decir cuándo podrá viajar, dada la situación de inseguridad física. "Antes de hablar de perdón de la deuda, deberíamos saber a cuánto asciende", reconoció, con lógica, Brown.

Franceses y alemanes, protagonistas en el debate de Irak por su oposición a la invasión angloamericana, se desmarcan de la generosidad que abandera Estados Unidos. "Cualquier especulación sobre perdón de la deuda es muy, muy prematura, por decirlo suavemente", manifestó Hans Eichel, ministro de Finanzas germano. El régimen de Sadam Husein debía a Alemania unos 4.000 millones de dólares y a Francia no menos de 1.800. "Irak necesita nuestra atención, pero también la necesita Níger. No olvidemos que hay muchos otros países", señaló su colega francés, Francis Mer. "No vamos a hacer tabla rasa. Quizás podríamos ir renegociando paulatinamente", añadió.

El G-7 remitió el problema al Club de París, una organización de países acreedores que negocia las deudas de Gobiernos, pero no las condona. El perdón de la deuda iraquí, un país con las segundas reservas de crudo del mundo, que le pueden reportar por encima de los 20.000 millones de dólares anuales en cuanto se normalice la situación, crearía un precedente no deseado por los acreedores que ya empiezan a explotar las organizaciones de ayuda al Tercer Mundo que llevan años reclamando la condonación de las deudas de países emprobecidos. Oxfam, una de esa entidades, dice que la idea patrocinada por Washington debería aplicarse también a los países africanos "socavados por aplastantes deudas adquiridas en décadas anteriores por regímenes no democráticos y dictadores que ya han sido sustituidos".

El presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, en primer término, junto al ministro británico Gordon Brown, ayer.
El presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, en primer término, junto al ministro británico Gordon Brown, ayer.AP

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