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LA LÍNEA NÚMERO 12, EN FUNCIONAMIENTO

Con rumbo a ninguna parte

Miles de personas se apresuraron a usar la nueva red de transporte atraídas por la curiosidad y las ganas de aventura

"Entonces, ¿hacia dónde va este tren?", pregunta una señora que acaba de tomar el metrosur en una estación de Móstoles. "Esto no lleva a ninguna parte, señora. Sólo da vueltas y vueltas, y nosotros ya vamos por la tercera", le responde un jubilado que lleva más de dos horas y media en el flamante y recién inaugurado metrosur.

Miles de personas -unas 100.000 según las primeras estimaciones de la Consejería de Obras Públicas- se acercaron ayer a partir de las cinco de la tarde hasta las 28 estaciones del metrosur con una misma filosofía: comprobar in situ el fruto de sus desvelos. "Hemos tragado polvo durante tres años, así que como para no venir hoy...", comentó María Jesús, que, al igual que la gran mayoría de los primeros usuarios del metrosur, no seguía un trayecto predeterminado.

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Junto a María Jesús, rebosaban los vagones de chiquillería, un gran número de jubilados, familias enteras, y jóvenes que cambiaban sus formas de diversión de un viernes por la tarde por su primera experiencia con el metrosur. ¡Qué díver...!

Primera experiencia

Pero para primeras experiencias la de Cecilia, una jubilada de 67 años de Móstoles que confesaba que éste era su primer viaje en metro. "Estoy muy emocionada; ir en tren por debajo de la tierra todavía me parece un milagro", comentó ufana. Aferrada a una barra, Cecilia no tardó en encontrar asiento en el vagón, que un niño le cedió gentilmente.

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Dominaban las sonrisas y los buenos gestos en la hora de viaje que tarda el metrosur en dar la vuelta entera al anillo de los cinco municipios. Pero no en todas partes. José Antonio Hernández, vecino de Alcorcón, era de los pocos en declararse "decepcionado" por la inauguración. ¿La culpa? El precio del bono de diez viajes, o metrobús, que promete dar más de un quebradero de cabeza a la Administración regional. "Vivo cerca de la estación de Joaquín Vilumbrales (línea 10) y yo no quiero utilizar el metrosur para nada. Sin embargo, para ir hacia Madrid me tengo que comprar dos metrobús, (el del metro y el de metrosur). Tres años de obras justo debajo de mi casa... para esto", protestó José Antonio. Y adelantó sus planes: "Hoy ya he pagado porque he venido con la niña para enseñárselo; pero a partir de ahora me lo tendré que plantear seriamente. Habrá que pensar como sea alguna forma de entrar sin que nos engañen".

A la voz de José Antonio se sumaron otras con las más variopintas reivindicaciones: que si la línea 11 debería llegar hasta Getafe, que si el color de las paredes de las estaciones de Leganés es horripilante, que si habrá que poner más trenes para evitar las aglomeraciones... Más o menos una propuesta por persona.

Sin embargo, la algarabía dominante hacía imposible disimular la felicidad generalizada por la puesta en marcha del nuevo transporte. En medio del caos, unos niños aprovecharon la coyuntura para montar un improvisado partido de fútbol... en los vagones del metro. El duelo, jalonado por las protestas de ancianos y los gritos de algunas madres, fue bruscamente interrumpido por la llegada de los guardias de seguridad. Y de propina, un chaval se llevó un bofetón de su madre. "Como no dejes de llorar, le digo a este señor (un reportero gráfico) que te saque una foto que va a salir en todos los periódicos", amenazaba la madre al desconsolado infante.

Entre balonazos y carreras, los pícaros se buscaban un hueco. Como una familia que insistía en que la entrada en el metrosur ayer era libre, "porque ha venido Gallardón y ha dicho que es gratis". Tras muchos esfuerzos, el personal de seguridad de la estación Puerta del Sur de Alcorcón (sin duda la más concurrida) consiguió convencer a la familia de que con el billete en la mano les iba a resultar mucho más fácil entrar en las instalaciones.

Origen sureño

Sin duda, la atmósfera del día era especial, y alguno aprovechó para sacar pecho de su origen sureño. "Éste no es como el metro de Madrid, que todo el mundo va callado y a su aire. Aquí en nuestro metrosur hablamos todos con todos, a todo el mundo le interesa lo que le pueda contar el de al lado", comenta Rafa, un joven albañil. "Bueno, pero eso es porque hoy lo inauguran. Cuando pasen unos días estará igual que todos", matiza las palabras de Rafa su amigo Jorge.

El estreno trajo consigo algunos cómicos errores. Como el de la megafonía que anuncia las estaciones. A veces las decía, a veces se quedaba en silencio. "Falla el disco, el CD. Se les ha estropeado la grabación", bromeaba una persona mayor ante las chanzas de sus acompañantes. Pero nada les había preparado para el estallido de risas que le seguiría. "Próxima estación: Diego de León. Correspondencia con líneas 4 y 5". Definitivamente, la megafonía se había vuelto loca, algo que todos los ocupantes del tren celebraron con sarcasmo: "¿Y la próxima cuál es? ¿Núñez de Balboa?".

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