El Anticristo
Dios quiera que no nos vendan la posguerra con la obscenidad con la que nos han vendido la guerra. De momento y pese a que hemos visto con nuestros propios ojos cómo las fuerzas atacantes asesinaban, humillaban y torturaban a los que habían ido a liberar; pese a que en el reparto del botín de guerra ya nos han tocado los ataúdes de Julio Anguita Parrado y José Couso, Aznar continúa vendiendo el "conflicto" (así lo llama) como el portero de un sex shop. Ahí lo tienen, en medio de la acera, invitándonos a entrar a gritos en su tugurio mental, donde veremos cosas que jamás habíamos soñado. Alumno aventajado del siniestro Fraga, confunde la sensatez con las pompas fúnebres y está convencido de que nuestra complicidad con Bush nos ha convertido en un país serio.
Por lo visto, le ha encargado a Mayor Oreja que vaya preparando el fantasma de la unidad de España para las próximas elecciones. Pero a nosotros no nos preocupa ahora la unidad de España, sino la de los cuerpos. Somos así de raros, presidente: nos gusta que los brazos y las piernas continúen unidos al tronco incluso en el cuerpo de los difuntos, y eso es lo que está en cuestión ahora, la unidad de los cuerpos. El resto de las unidades geográficas o espirituales que usted y los suyos han utilizado históricamente para cometer toda clase de tropelías no asusta ni a los niños.
Es posible que las muestras de obscenidad verbal se multipliquen a partir de hoy. Trillo y Ana Palacio, personas de comunión diaria y miembros distinguidos del Opus Dei (¡de la Obra de Dios!), esperan con emoción la visita a España de la cabeza visible de Cristo. Hay que decirles que lo de la "cabeza visible", en el caso del Papa, es una figura retórica que consiste en nombrar la parte por el todo. En cambio, cuando decimos "la cabeza de Alí" o "la pierna de Couso", lejos de hacer literatura, expresamos con una precisión de espanto que las partes del cuerpo físico de estas personas están definitivamente separadas. Trillo y Palacio continúan sin excomulgar, aunque han descuartizado el Cuerpo Místico, cuya unidad es más frágil que la de España. No sabemos si la Iglesia espera aún la llegada del Anticristo, pero a lo mejor resulta que ya está aquí y que es el encargado de recibir al Santo Padre.
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