Turquía desconfía y decide enviar observadores

El ministro de Exteriores turco, Abdulla Gül, anunció ayer que enviará observadores militares a Kirkuk -estratégica y rica ciudad petrolífera del norte de Irak- para comprobar la salida de los milicianos kurdos. El envío de observadores se acordó durante una conversación telefónica entre Gül y Colin Powell, en la que el jefe de la diplomacia estadounidense trató de calmar los recelos de Turquía por la conquista de Kirkuk por los peshmergas iraquíes. Powell aseguró a su homólogo turco que "en las próximas horas habrá más tropas de Estados Unidos en la zona y que los peshmergas serán expulsados".

El Gobierno de Ankara ha declarado una y otra vez que no aceptaría que guerrilleros kurdos entraran en Kirkuk y Mosul. Desde antes de que comenzase la guerra, ha amenazado con ordenar la entrada de su Ejército en el norte de Irak, si los kurdos de ese país hacían el más mínimo movimiento hacia la independencia y la creación de un Estado kurdo en esa zona.

Ankara también considera que tiene derecho a intervenir militarmente si hay ataques contra la población turcomana, contra las tropas turcas o actividades terroristas dirigidas contra Turquía.

Nada más conocerse ayer el avance de las fuerzas kurdas hacia Kirkuk, el Gobierno turco se puso en contacto de inmediato con el norteamericano para expresarle su preocupación por el curso de los acontecimientos.

Turquía tiene una población kurda de 12 millones de personas y teme que un Estado independiente kurdo en el norte de Irak llevaría a la desestabilización de Turquía, así como de Siria e Irán, que también tienen minorías kurdas.

"No vamos a aceptar ningún hecho consumado", declaró Gül para calmar el malestar existente entre los mismos militares turcos.