Decenas de miles de valencianos salen de nuevo a las calles para protestar contra la guerra
La huelga de dos horas registró un seguimiento desigual y tuvo poco eco social
Decenas de miles de valencianos volvieron a tomar ayer las calles de las principales ciudades para mostrar su rechazo a la guerra de Irak. Un rechazo que también se expresó a través de la huelga de dos horas convocada por UGT, CGT y la Intersindical Valenciana y que tuvo un seguimiento desigual y escaso eco social. Por la mañana las calles fueron de los estudiantes y por la tarde se celebraron las manifestaciones organizadas por los sindicatos que habían convocado la huelga. Todas ellas discurrieron sin incidentes, más allá de los problemas de tráfico que generaron, especialmente en Valencia.
Entre 12.000 y 14.000 personas se manifestaron en Valencia. Los organizadores cifraron la participación en "al menos 90.000" personas, y la Delegación de Gobierno, en no más de 8.000. La marcha, que salió desde la plaza de San Agustín, concluyó en la plaza del Temple, ante la Delegación del Gobierno. El "no a la guerra" de la pancarta que abría la marcha fue el lema más repetido. Los sindicalistas fueron los verdaderos protagonistas de la manifestación, en la que también participaron grupos como la plataforma Campanya Valenciana contra la Guerra, entre otros, y partidos políticos.
Pocos niños, escasos mayores, y un importante número de estudiantes corearon lemas contra Aznar, Bush, el Gobierno del PP, y a favor de que ambos líderes sean llevados a la Corte Penal Internacional. Vigilancia por delante y por detrás de la marcha, en la que únicamente se produjeron incidentes aislados, como pintadas. Momentos de tensión se vivieron casi al cierre de la marcha, cuando el grupo de cola alcanzó la sede del consulado de EE UU en Valencia, ante el que se dibujó con velas un círculo con la leyenda "asesinos". Varios manifestante lanzaron a la furgoneta de la policía nacional allí apostada velas, alguna piedra y papeles. Los policías, provistos de escudos y trajes de intervención no respondieron a las provocaciones. La periodista Rosa Solbes leyó un comunicado en la plaza del Temple.
En Alicante se manifestaron 14.000 personas, según los organizadores (5.000 según la policía). Al grito de "no a la guerra, no en mi nombre", la marcha transcurrió sin incidentes desde la plaza de los Luceros hasta la Explanada. Como en Valencia, el sindicato CC OO, que permaneció al margen de la huelga, sí que se adhirió a la manifestación y llamó a seguir participando en las movilizaciones contra la guerra. En Castellón se manifestaron 9.000 personas, según los sindicatos. "Se ha de notar a la hora de votar" fue uno de los lemas más coreados. La marcha estuvo acompañada por un calavérico Tío Sam que, a modo de marioneta, manejaba una persona que llevaba una careta del presidente José María Aznar."Ahora que estamos los trabajadores y los estudiantes juntos; ahora que han tomado Bagdad y dicen que ha terminado la guerra -pero no las guerras- porque ésta es sólo una de ellas; ahora que la gente morirá de hambre, queremos decir que estamos aquí y que seguiremos en contra de ellos". Con este contundente rechazo a una guerra que tachan de "genocidio", miles de jóvenes universitarios y profesores valencianos (15.000 según el Sindicato de Estudiantes) culminaban ayer, en la plaza del Ayuntamiento de Valencia, una jornada más de protestas dirigidas expresamente contra el presidente Aznar por su decisión de "copatrocinar" la invasión de Irak. Fundidos entre el sonido de tambores de guerra de los estudiantes y el del metal estridente de la cacerolada orquestada por cientos de funcionarios y políticos de izquierda, los ciudadanos volvieron a pedir la dimisión de Aznar.
La manifestación partió al mediodía de la Facultad de Geografia e Historia, encabezada por el rector de la Universitat de València, Francisco Tomás Vert, y los representantes del personal de UGT y de CC OO, Carlos Celda y Fernando Casanova, quienes portaban una gran pancarta con el lema "Diguem no a la guerra" y "La Universitat contra la guerra". El rector, que marchó hasta el Rectorado, reafirmó la vocación de la universidad española contra la guerra: "No queremos ni cañones, ni bombas; sino que creemos en las ideas y en la voluntad, que es lo que realmente hace cambiar el mundo". Tomás apostó por "expresar continuamente la repulsa contra la guerra" y subrayó que de ello han dado buena cuenta los estudiantes. "Esta repulsa a la guerra se ha puesto de manifiesto con la respuesta masiva de los estudiantes, que está siendo muy saludable, y deja ver que no decaen en sus protestas". De hecho, el delegado de Estudiantes, Joan Enric Úbeda -quien condenó también "la muerte de civiles y de periodistas"- precisó que "el 90% de los universitarios secundó el paro ayer". Con todo, la jornada añade una imagen más al catálogo nacional de protestas contra "la derecha franquista del PP" y la ya acuñada "dictadura de Aznar". Medio centenar de estudiantes arrodillados en el soportal de la entrada principal del Ayuntamiento, con las manos en la nuca, condenaron el "terror" y volvieron a llamar "asesinos" durante 15 largos minutos a quienes consideran responsables de una guerra que ha causado ya miles de muertes de civiles, entre ellos dos periodistas españoles.
En Alicante, a las 12 de la mañana, cerca de un millar de personas partió de la Plaza de los Luceros para discurrir por las principales vías de la ciudad. "No a la guerra de Irak ni al genocidio de Palestina", rezaba la pancarta que abanderaba la marcha, tras la cual desfilaban centenares de estudiantes de enseñanzas medias y miembros de las distintas organizaciones que componen el Movimiento de Resistencia Global de Alicante (MRG). En la plaza del Ayuntamiento, lugar donde concluyó la marcha, algunos manifestantes escenificaron el conflicto bélico en el que un joven simulaba ser el ejército angloamericano iba acabando con las vidas de otras personas. Tras la escenificación, los asistentes rompieron en un caluroso aplauso.
Por otra parte, los ombudsmen regionales europeos, reunidos desde el miércoles en unas jornadas en Valencia, aprobarán hoy una resolución contra la guerra. La iniciativa surgió del Defensor del Pueblo de Andalucía, José Chamizo de la Rubia, y fue secundada por otros ombudsmen asistentes al encuentro. El Síndic de Greuges valenciano, Bernardo del Rosal, negoció un texto, que no fue dado a conocer ayer, en el que se muestra el rechazo a todas las guerras, incluida la de Irak.
Mientras, el arzobispo de Valencia, Agustín García-Gasco, asegura en su carta de esta semana que la guerra es una "derrota de la humanidad" y señala que alegar que las víctimas inocentes son daños colaterales es "disfrazar el pecado". "Las víctimas inocentes de la guerra claman al cielo y al corazón de los hombres de buena voluntad", asegura el arzobispo en su carta, titulada La derrota de la Humanidad. Según el prelado, alegar sobre esas víctimas inocentes que son "daños colaterales" o no buscados a propósito "es un eufemismo y una excusa para disfrazar la gravedad del pecado". García Gasco se pregunta a continuación si "se han hecho todos los esfuerzos para evitarlo" y asegura que "haber renunciado a la negociación internacional y haber llegado a la intervención armada establece una relación de responsabilidad con los efectos de la guerra, en la medida que han sido asumidos como probables".
También en el Ayuntamiento de Valencia hubo un acto contra la guerra. Fue un pleno extraordinario en memoria de los periodistas Julio A. Parrado, de El Mundo, y José Couso, de Telecinco, fallecidos en la guerra de Irak. Los concejales guardaron dos minutos de silencio antes de que la alcaldesa, Rita Barberá, leyera una declaración institucional, firmada por todos los grupos, en la que se señalaba que ambos periodistas "estaban cumpliendo con su trabajo" cuando murieron.
La información sobre las movilizaciones de ayer ha sido elaborada por Juanjo García del Moral, Neus Caballer, Lydia Garrido, Rosa Biot, María Fabra, Rebeca Llorente y David Cerdán.
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