Vargas Llosa desea que la posguerra depare un "régimen más democrático" a los iraquíes

El escritor peruano Mario Vargas Llosa desea que la posguerra depare un "régimen más humano y más democrático" a los iraquíes. Fue un mensaje nítido el que lanzó ayer en la presentación de su última novela, El Paraíso en la otra esquina, en Sevilla. Vargas Llosa firmó ejemplares de su obra en la Casa del Libro al mediodía. Por la tarde, presentó la novela en el Aula de Cultura de la Fundación Grupo Correo Prensa Española. Vargas Llosa apostó por los "métodos democráticos" como las mejores armas para lograr el avance de las sociedades.

Durante su intervención para inaugurar el aula de cultura, el novelista se sirvió de los protagonistas de El Paraíso en la otra esquina, Flora Tristán y Paul Gauguin, para exponer su visión de un modelo social al que aspirar: "Tratar de crear una sociedad que al tiempo que logra el bien común, no destruye ni ahoga al individuo".

El ideal "colectivista" de Tristán y la búsqueda "individualista" de su nieto Gauguin no son excluyentes, a juicio del escritor. "El camino de la civilización no está en elegir uno de ellos, sino en acercar esas dos antípodas", señaló el autor de Conversación en La Catedral.

Ante un auditorio en el que se encontraban, entre otros, el historiador Fernando García de Cortázar, el novelista explicó que la creación de esta última obra, una ficción protagonizada por dos personajes históricos, le había deparado una sensación de "alegría", muy alejada de la que experimentó durante la elaboración de La fiesta del Chivo, su libro anterior en el que recrea la feroz época de la dictadura de Trujillo en la República Dominicana.

Sumergirse "en la mugre humana", como lo describió, resultó un proceso "fascinante, pero doloroso y traumático" para el escritor. Vargas Llosa concluyó que "de alguna manera", su última novela le sirvió de "desagravio" después de haberse adentrado en el siniestro mundo del dictador Trujillo.

Presentado por el escritor Fernando Iwasaki como una "suerte de profesor de Filosofía Política", Vargas Llosa defendió los "métodos democráticos", el "consenso" y las "reformas" como las mejores armas para lograr el avance de las sociedades, aunque sin renunciar a ciertos sueños individuales, como el que simboliza el pintor protagonista de su libro. "El arte en general no existiría sin ese ánimo de construir un mundo mejor", concluyó.

Por la mañana, Vargas Llosa abogó por un rápido fin de la guerra de Irak en una conferencia de prensa que ofreció en la Casa del Libro. "Esta guerra ha causado demasiadas víctimas y hay que desear que termine pronto", dijo. "Las guerras se saldan con la muerte de muchos inocentes. Por eso es tan delicado tomar la iniciativa de una guerra", comentó Vargas Llosa.

El autor peruano también mostró su pesar ante la situación de Cuba tras la condena de una veintena de disidentes a penas que oscilan entre 10 y 27 años de cárcel. "Cuba es la expresión natural de una dictadura que oprime y atropella los derechos humanos. Es terrible lo que ha ocurrido con este grupo de disidentes", señaló el autor de La ciudad y los perros.

"[Los condenados] son personas que sólo se han atrevido a pedir la más pacífica de las iniciativas", dijo Vargas Llosa. Esta iniciativa, añadió, se resume en preguntar a la gente si quiere que continúe el mismo régimen político en Cuba.

El escritor lamentó el "anacronismo de la dictadura cubana". Vargas Llosa acusó al presidente cubano, Fidel Castro, de haber adoptado "una medida oportunista" al aprovechar que la opinión pública mundial está centrada en la guerra de Irak. El escritor agregó que Castro "quiere hacer un escarmiento con esos 11.000 cubanos que han firmado la carta" en apoyo a la convocatoria de un referéndum sobre el cambio político en Cuba. Vargas Llosa elogió el "idealismo" de los firmantes.