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NEUROLOGÍA | Nuevos tratamientos

Fármacos contra el ictus directos al coágulo

Tenía 57 años y estaba nadando cuando le sobrevino el accidente vascular. Esta paciente, ama de casa, salvó su vida por la rápida reacción de su monitor. De no haber ido a la piscina aquel día, tal vez nadie la hubiera ayudado con tanta rapidez, y el ictus cerebral agudo que sufrió podía haberla matado o dejado hemipléjica. La intervención de un complejo equipo sanitario y la alta tecnología disponible permitieron someterla a una fibrinolisis intraarterial que, en su caso, permitió la recuperación total en una semana. En España se producen 70.000 infartos cerebrales cada año. Todavía es pronto para saber cuántos podrán ser tratados en el futuro con la fibrinolisis intraarterial, que consiste en trasladar directamente hasta el trombo, mediante catéter, el medicamento que va a disolverlo. De momento, hospitales de Madrid, Cataluña y Sevilla lo han utilizado con éxito.

De momento son pocos los pacientes a los que puede aplicarse la nueva técnica
La fibrinolisis intraarterial traslada el fármaco al trombo mediante catéter

Hace tan sólo una década, el único abordaje posible del ictus cerebral hemorrágico o isquémico (cuando un coágulo obstruye algún vaso) era la cirugía. La aparición de las técnicas endovasculares con microcatéteres y otros materiales abrieron nuevas vías de tratamiento. De momento, la fibrinolisis intravenosa (en la que el fármaco se introduce por una vena) está bastante generalizada en los servicios de urgencia; su aplicación es instantánea una vez diagnosticado el infarto, pero su eficacia desciende conforme se retrasa la llegada del enfermo al hospital. De hecho, no más del 40% llega al servicio de urgencias en un plazo de seis horas y, de ellos, un 60% no lo hace antes de tres.

El ictus cerebral, considerado una enfermedad de viejos, afecta cada día a más jóvenes. Las causas, hay que buscarlas entre otras, según los especialistas, en los hábitos de vida, en la falta de ejercicio y en el exceso de peso. El ictus es también la primera causa de muerte en mujeres y de invalidez en ambos sexos. De las 70.000 personas que sufren infarto cerebral en España cada año, un tercio fallece, un tercio más queda hemipléjico, y el tercio restante vuelve a hacer vida normal, aunque con secuelas y limitaciones.

La fibrinolisis intraarterial es el último paso dado en el abordaje del ictus. El traslado del fármaco al coágulo, mediante un catéter introducido a través de la red arterial, y el uso de medios mecánicos para tratar de romper el trombo es una alternativa todavía poco probada, pero que está dando resultados espectaculares. "Con esta técnica conseguimos un doble efecto beneficioso. No sólo rompemos el coágulo sino que, cuando lo destruimos, incrementamos la superficie de éste que entra en contacto con el medicamento y, lógicamente, su disolución es más rápida", explica Antonio Mayol, radiólogo vascular intervencionista, que, junto a su equipo y el del neurólogo Alberto Gil-Peralta de la Unidad de Ictus, está aplicando desde hace unos meses este nuevo método terapéutico en el complejo hospitalario Virgen del Rocío de Sevilla. Los resultados -"espectaculares hasta ahora en los tres pacientes que hemos tratado", resume Gil-Peralta- no pueden ser más prometedores: la recuperación del enfermo es casi instantánea y sin aparentes secuelas.

El principal inconveniente de esta técnica es el mayor tiempo que requiere su aplicación. En cuanto aparecen los síntomas del ictus (pérdida brusca de fuerza en un brazo o pierna, dificultad para hablar o pérdida de visión) el enfermo debe ser trasladado al hospital. "Las primeras tres horas son fundamentales para poder hacer una fibrinolisis intravenosa, aunque la literatura clínica avala que la fibrinolisis intraarterial puede mantener el mismo nivel de eficacia al menos tres horas más", añade el neurólogo sevillano.

La terapia con fibrinolisis intraarterial no dispone todavía de un protocolo aprobado por las autoridades sanitarias. De momento su aplicación responde sólo al esfuerzo de los especialistas por seguir avanzando. "Ni siquiera contamos con una unidad de ictus en la mayoría de nuestros hospitales; apenas el 15% la tienen", dice José Vivancos, neurólogo y coordinador de la unidad de ictus del hospital de la Princesa de Madrid. Vivancos ha practicado también la fibrinolisis intraarterial en seis pacientes; en todos los casos con éxito. "Son muy pocos los infartos cerebrales, entre todos los que nos llegan, a los que se pueda aplicar; la mayoría de los pacientes, o acude tarde al hospital, o sufre ictus hemorrágicos o tienen patologías asociadas".

El mayor estudio realizado en EE UU a este respecto, en el que se analizaron 10.000 ictus cerebrales, apenas detectó 180 pacientes susceptibles de ser abordados con fibrinolisis intraarterial. "En cualquier caso, ésta es una vía apenas explorada y todavía por desarrollar", explica Gil-Peralta. Por su parte, Antonio Dávalos, jefe del servicio de Neurología y unidad de ictus en el hospital Josep Trueta de Girona, resume: "Creo que el abordaje del ictus cerebral en el futuro pasa por seleccionar mejor a los enfermos. Nuevas técnicas, como la resonancia magnética, nos permiten saber ya, de forma instantánea, qué cantidad de tejido cerebral está dañado y cuánto de él no recibe riego sanguíneo, aunque esté todavía vivo".

"En la medida en que los hospitales se doten mejor tecnológicamente y los equipos multidisciplinarios aumenten, el porcentaje de pacientes a tratar con este sistema aumentará", prevé Gil-Peralta. Finalmente, Vivancos alaba de la fibrinolisis intraarterial "la mayor seguridad y eficacia en la aplicación del fármaco y el tiempo ganado para su aplicación.

El auge del cateterismo

El sistema cardiovascular es la mejor red viaria para llegar a los rincones más escondidos del cuerpo haciendo el menor daño, aseguran los radiólogos intervencionistas. Conocedores como nadie de lo que ocurre o circula por arterias y venas, disponen hoy de un arsenal importante para abordar las patologías del sistema cardiovascular. Aneurismas, estenosis o ictus son resueltos con éxito con relativa frecuencia; el abordaje del infarto cerebral agudo, empleando el catéter, es su último empeño.

Antonio Mayol, radiólogo vascular intervencionista, y Alberto Gil-Peralta, neurólogo, pertenecen al grupo de especialistas que hace algo más de una década comenzaron a utilizar el catéter para "dar luz", dicen, al sistema arterial obstruido. En su haber cuentan con más de 450 pacientes tratados. Los resultados, aseguran, son incluso mejores que los obtenidos con cirugía. "Apenas llegamos al 3,3% de de complicaciones graves", apunta Gil-Peralta.

Desde hace tiempo, practicar una incisión de un par de milímetros en la arteria femoral a la altura de la ingle, aplicar anestesia local, y desplazar un catéter hacia arriba o hacia abajo para solucionar problemas de placas (ateromas), estenosis (estrechamientos), aneurismas (inflamación de la arteria) o trombos viene siendo algo normal. "Hoy, a través de un catéter podemos introducir una guía y colocar balones, mallas, espirales o fármacos; lo que queramos. También taponar un sangrado. Prácticamente podemos hacer de todo", explica Mayol.

Gil-Peralta defiende las ventajas del cateterismo frente a la cirugía. "No se precisa anestesia; se evitan las complicaciones; el paciente, si todo va bien, se marcha a su casa al día siguiente, y el ahorro para el sistema sanitario puede estar por encima del 30%".

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