El plan económico de Netanyahu solivianta a los sindicatos israelíes

El Histadrut, la principal central sindical israelí, volvió a repetir su amenaza de convocar una huelga general en caso de que el Gobierno intente imponer el plan de austeridad diseñado por el ministro de Economía y Hacienda, el ex primer ministro Benjamín Netanyahu. Las dos reuniones mantenidas ayer por Netanyahu y el presidente del Histadrut, Amir Peretz, no sirvieron más que para que ambas partes se reprocharan mutuamente la imposibilidad de alcanzar un acuerdo social ante la durísima coyuntura económica y financiera que atraviesa el país.

Cuanto más disminuye la probabilidad de que Israel sea objeto de un ataque iraquí, más aumentan las probabilidades de que los trabajadores vayan a una huelga general. Según Amir Peretz, el Gobierno ya no puede apelar a la responsabilidad de los sindicatos para desconvocar las movilizaciones, que hasta ahora han sido sectoriales y graduales.

Peretz declaró haber hecho "grandes esfuerzos" por alcanzar un acuerdo en torno al plan de austeridad de Netanyahu y al plan alternativo presentado por él mismo. Sin embargo, reconoció no haber hecho progresos a la hora de acercar posiciones. El presidente del Histadrut, quien también ocupa un escaño en la Knesset, dio a entender que la huelga general se presenta como algo inexorable, después de reunirse por dos veces con el ministro. Las reuniones se celebraron en presencia del fiscal general del Estado, Elyakim Rubinstein, que actuó a modo de mediador.

Fin del Estado de bienestar

Por su parte, Benjamín Netanyahu responsabilizó a Peretz del fracaso de las negociaciones y reiteró la importancia de introducir una serie de recortes presupuestarios y reformas macroeconómicas que permitan a Israel salir de la grave crisis en que se haya inmerso. "El Histadrut no quiere negociar", señaló. Las tesis del ministro fueron apoyadas tanto desde la patronal como desde las instituciones financieras. El gobernador del Banco Central de Israel, David Klein, salió en ayuda de Netanyahu, declarando que "los trabajadores deben entender que los cambios son necesarios y deben cooperar", al término de la reunión del Consejo de Ministros.

Sin embargo, los sindicatos opinan que la aplicación del programa económico del Gobierno, que todavía debe ser presentado ante el pleno de la Knesset, supondrá el desmantelamiento del Estado de bienestar del que disfrutan, y que a la larga se podría convertir en algo irreversible.

En este contexto de enfrentamiento político, efectivos del Ejército israelí reocuparon ayer el campo de refugiados de Al Magasi, situado en la parte central de la franja de Gaza. Según informó la oficina del portavoz militar israelí, la incursión tuvo como objetivo arrestar a los responsables del reciente lanzamiento de proyectiles de mortero de fabricación artesanal contra el cercano asentamiento de Kafar Darom.

Tal como hicieran la semana pasada en Tulkarem, tras hacerse con el control del campo y situar francotiradores en los tejados. En aquella ocasión, los soldados israelíes agruparon a todos los hombres de entre 15 y 50 años de la localidad para hacer controles de identidad y practicar detenciones.

La incursión inicial provocó algunos tiroteos, en los que fallecieron dos palestinos de 16 y 23 años. Horas más tarde, una vez terminado el horario de los colegios, grupos de adolescentes se aproximaron para tirar piedras, lo que a su vez provocó la respuesta de los soldados. Una vez más, éstos hicieron uso de munición real. La respuesta israelí provocó la muerte a un niño de 8 años e hirió de diversa consideración a otros 10 menores, de los cuales dos se encontraban anoche ingresados en estado crítico, según informaron fuentes de la Media Luna Roja.