Mejor sanidad
He sido víctima del mal funcionamiento de la Seguridad Social, en concreto del hospital Ramón y Cajal. Fui ingresado en urgencias el día 18 de marzo por un supuesto dolor torácico, que se suponía podría ser una angina de pecho. Ante mi negativa a quedarme en los pasillos, por estar urgencias abarrotado de enfermos, conseguí pasar a observación de urgencias, donde estuve hasta el día 20 por la noche.
Pendiente de la prueba de esfuerzo, que, según la política del hospital, no se me iba a hacer hasta estar ingresado en la planta de cardiología. A las 10.30 de la noche me trasladan a la planta de neurología y me ingresan en una habitación, donde se encuentran un enfermo con una traqueotomía, enchufado a una máquina ruidosa adosada a mi cabecera, y al otro lado, un hombre joven con un derrame cerebral, agonizando y que murió tras una hora. Yo no pude dormir en toda la noche, porque, además, cada media hora al otro enfermo le tenían que aspirar los pulmones y ese ruido era muy desagradable.
Mi queja primera por la mañana fue a la supervisora de planta, que me pidió disculpas y me dijo que había solicitado a la dirección de admisión que no ocuparan esa cama, pues había un enfermo agonizando y esperando su fallecimiento. Mientras que el PP hace la guerra, en el país la sanidad es un desastre.