_
_
_
_

Calma en el epicentro de la infección

Aeropuerto de Pekín. La señora, de unos 60 años, sube el escalón del autobús, respira con alivio y se queda mirando la pista de aterrizaje. Cuando se da cuenta que se le ha escurrido la mascarilla, se la coloca con un gesto de contrariedad y se queda pensativa. A los pocos minutos se la quita y se la vuelve a poner. Está incómoda. El autobús arranca y se dirige hacia al Boeing 737. Se instala en su asiento de la fila 15, lado ventanilla, y se desprende de la protección. Viaja a Cantón, capital de la provincia de Guangdong.

Dos días después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitiera una alerta mundial recomendando evitar esta provincia sureña y la fronteriza Hong Kong como consecuencia del brote de neumonía asiática que ha provocado 82 muertos y 2.300 afectados en todo el mundo, muchos ciudadanos chinos parecen hacer caso omiso de la advertencia. El avión, con capacidad para unas 150 personas, está lleno en un 70%, y si alguien esperaba ver la cabina como si de un simposio de cirujanos se tratara, se equivoca. El aparato se dirige al epicentro de la epidemia, pero sólo tres personas de un centenar llevan mascarilla, y una de ellas es extranjera.

Más información
China admite fallos de coordinación en la lucha contra el brote de neumonía atípica

¿Ignorancia o decisión consciente? Difícil de decir, cuando el Gobierno chino, tras semanas de negaciones y ocultar información, ha cedido a la presión internacional y ha comenzado a dar datos más detallados sobre la situación de la neumonía, para a continuación insistir en que "China es un lugar seguro para trabajar, viajar y vivir" y que la enfermedad "está bajo control".

Las autoridades están decididas a no alarmar a la población, porque está mucho en juego: estabilidad social, inversiones y turismo. Por ello, ni los miembros del personal de tierra de las compañías aéreas, ni la policía de fronteras del aeropuerto de Pekín se protegían ayer ante el posible contagio de un mal que, según las cifras oficiales, ha provocado 46 muertos (de ellos, tres en Pekín) y 1.190 infectados en toda China. Todo lo contrario que en los aeropuertos de otros países de Asia, a pesar de que el país más poblado del planeta es también el que cuenta con más infectados por la neumonía asiática.

"El Gobierno siempre hace lo mismo. Esconde los problemas debajo de la alfombra, pero no se da cuenta de que el polvo siempre acaba saliendo", dice una profesora de Pekín.

Para intentar arrojar un poco de luz sobre el origen de la rara epidemia, un equipo de la OMS se encuentra desde el jueves en Guangdong. Ayer se reunió con responsables del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de la provincia, quienes le proporcionaron información sobre los afectados por el denominado síndrome respiratorio agudo , como habían enfermado y el tratamiento seguido. "Va a ser un proceso laborioso, un largo estudio epidemiológico parar intentar saber exactamente cómo se transmitió la infección", afirmó Chris Powell, portavoz de la OMS.

Los investigadores llegaron al aeropuerto de Cantón a cara descubierta. Habrían dado la nota. Porque si en Pekín poca gente lleva mascarilla, la capital de Guangdong no parece estar más alerta.

Pero no es en Cantón donde fue detectado el virus por primera vez, sino en Foshan, ciudad unida a la capital por 28 kilómetros de autopista, polígonos industriales, vegetación tropical y tráfico incesante. En esta localidad de cuatro millones de habitantes, bulliciosa y de modernos edificios se registró el primer caso el pasado 16 de noviembre. Casi cinco meses después, pocos de sus habitantes, carentes de información, parecen conscientes de un problema, que según el Gobierno va en descenso. También aquí es difícil ver a alguien con mascarilla. Preguntada por su jefe si estaba al corriente de la enfermedad, una empleada de una fábrica contestó así: "¿Qué enfermedad, esa que tienen en Hong Kong?"

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_