_
_
_
_
Reportaje:

Lustre modernista para un uso moderno

El Mercado de Colón recobra su esplendor original tras una costosa rehabilitación que lo convierte en centro comercial y de ocio

Ferran Bono

El arquitecto saguntino Francisco Mora (1875-1961), amigo y discípulo de Antoni Gaudí, concibió en 1913 uno de los edificios más populares de Valencia, el Mercado de Colón. Noventa años después, el monumento, uno de los más representativos del modernismo en la ciudad, mantiene exactamente el mismo aspecto exterior, los mismos colores, las mismas pinturas y las mismas figuras que tenía cuando fue inaugurado en 1916 en el entonces corazón de L'Eixample. Podría parecer que el tiempo pasa en balde, pero es justo lo contrario. El tiempo había herido de muerte la estructura metálica. El agua había traspasado el zinc de las antiguas cañerías que recogían el agua del techo alado para conducirlas hasta el suelo por dentro de los pilares de hierro. Hasta el punto de que éstos, corroídos, llegaron a tener sólo unos escasos milímetros de espesor. A finales del pasado siglo, el Mercado de Colón se estaba muriendo por dentro.

El tiempo había herido de muerte a un mercado ahora restaurado por numerosas empresas
25 metros de muro pantalla contienen el semisótano y las tres plantas de aparcamiento
Más información
La plaza de garaje más cara

Ahora, sin embargo, el mercado municipal de este barrio bien de Valencia goza de una excelente salud, sacando a relucir de nuevo el esplendor modernista del edificio de influencias neomudéjares. Para ello se han inyectado 35 millones de euros, aportados íntegramente por el Ayuntamiento. En realidad se han tenido que practicar varias inyecciones, hasta el punto de multiplicarse casi por tres el presupuesto inicial.

Durante todo el proceso, la alcaldesa, Rita Barberá, del PP, ha reiterado su propósito de insuflar vida al monumento mirando el modelo del Covent Garden, recorrido por un continuo hormigueo de gente en busca de las pequeñas tiendas de flores, ropa y regalos, bares y restaurantes. Un espejo donde mirarse, si bien no es sencillo recrear en L'Eixample el ambiente cosmopolita londinense, con conciertos de diversa índole, desde intérpretes de cámara a músicos callejeros.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

"Había muchos problemas", comenta Enrique Martínez, arquitecto de la empresa municipal AUMSA, que se ha encargado de dirigir y gestionar las obras de recuperación, una vez quedó desierto el concurso del Ayuntamiento. El terreno sobre el que se asienta era de baja calidad. Pasaba una antigua acequia. Todo ello contribuía a la inestabilidad de la estructura. Además había que excavar hasta 25 metros para construir los muros pantalla con el objeto de contener las tres plantas de aparcamiento (una de rotación y dos de residentes), el semisótano, y el mismo mercado. Resultó difícil encontrar una máquina para hacer pilones tan profundos sin tocar el techo. Se halló en Italia. No se han escatimado recursos públicos.

De Londres es la firma BorgosDance que se ha ocupado del diseño; inglesa es también Claude Engle, la encargada de la iluminación, mientras que la valenciana MR se ha ocupado de la restauración de la fachada de ladrillo y piedra. La restauración integral ha corrido a cargo de la UTE Dragados-Necso. Otras empresas han participado en la compleja rehabilitación (Estanislao Capilla, Eternit, Maumejean, Valencia Industrial y Paisajistas Asociados, entre otras) en una operación que requirió el desmontaje de las tejas y la restauración de numerosos detalles que Mora introdujo como una suerte de gran trencadís compuesto por múltiples y dispersos motivos decorativos. Durante meses, del mercado sólo se veía su esqueleto.

Todo para que el mercado sea como había sido, salvo en su interior, que no tiene nada de modernista sino de moderno, de acuerdo con los usos comerciales que se le han dado. La planta baja es diáfana y está limitada por la gran verja de hierro, también restaurada. Es la zona de esparcimiento y ocio, intención que se vislumbra ya en la elección de los grandes sillones de ratán. AUMSA ha alquilado sus cubículos de diseño, a lo Norman Foster, para una cafetería (Coffe-House), un bar-mantequería (Vela), una bombonería (Brunni), tres floristerías, una tienda de ropa tradicional (Les Albaes), otra de cerámica (Faitanar) y un quiosco de prensa y fotografía.

En el semisótano, El Corte Inglés se ha quedado con las dos galerías principales enfrentadas a la lámina de agua. Su oferta será muy similar a la de Fnac: discos, libros, películas, ordenadores. Del restaurante, que cuenta también con un salón en el primer piso, en lo que fue el salón noble y oficina de recaudación, se encargan Carmen Topete e Isabel Alfaro (con experiencia sobre todo en catering). En el fondo opuesto se ha reservado un espacio, decorado con trencadís de la misma piedra caliza empleada en el suelo, para ubicar a los comerciantes tradicionales del mercado, desplazados a una cercana planta baja desde 1995, donde hay 13 paradas.

El pasado viernes aún discutían sobre su futuro. Consideran que el precio de alquiler es "abusivo" para los puestos del mercado, sin saber además cuánto será el de "gastos de mantenimiento". "Nosotros vivimos del día a día, no somos ninguna boutique, ni El Corte Inglés", señaló uno de los tenderos. Están en conversaciones con AUMSA para llegar a un acuerdo.

Una vez disuelta la nube de polvo que les ha envuelto en los tres años de obras de rehabilitación, otros comerciantes del barrio esperan que el renacido Mercado de Colón vuelva a dar esplendor y a dinamizar una zona ahora sin duda revalorizada.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_