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Un niño de 10 años rapta, viola y mata a otro de tres en Estados Unidos

El detenido, que se enfrenta a 20 años de cárcel, se llevó a la víctima en un descuido de la madre

Un niño de 10 años, cuya identidad no ha sido revelada por la policía, raptó, violó, golpeó y mató a otro de tres, Amir Beeks, en un desagüe cercano a su casa el pasado miércoles en una pequeña localidad de Nueva Jersey (Estados Unidos). El agresor, que por su edad no podrá ser juzgado como un adulto, se enfrenta a una pena de 20 años de cárcel. El caso, que ha conmocionado a Estados Unidos, es similar al asesinato en 1993 en el Reino Unido de James Bulger, de dos años, a manos de dos chicos de 10 años, hoy en libertad vigilada de por vida.

Todo ocurrió en menos de media hora. El miércoles por la tarde, los dos niños coincidieron en la biblioteca de Woodbridge, una zona residencial de 97.000 habitantes de Nueva Jersey, a 50 kilómetros de Manhattan. La madre adoptiva del pequeño fue un momento al baño y encargó a la hermanita, de cinco años, que cuidase de Amir. Ese momento lo aprovechó el sospechoso para llevarse a Amir, aparentemente sin violencia.

Una testigo contó luego que vio a los dos chavales andar tranquilamente por la calle. "Vi al niño blanco con un patinete, subiendo por la calle seguido del niño negro más pequeño. Nunca los había visto juntos antes, pero parecía que iban al parque", dijo una vecina al diario Daily News. A los pocos minutos la madre y la hermana de Amir salieron inquietas de la biblioteca buscando al niño.

Hacia las cinco, la policía encontró a Amir en coma, abandonado en un desagüe cercano. Había sido apaleado salvajemente con un bate de béisbol y, como luego confirmaría la autopsia, violentado sexualmente. Amir murió a la mañana siguiente en el hospital.

Chico conflictivo

Los dos niños no se conocían pero vivían en el mismo barrio, en una zona de clase media. Por ser menor de edad, la policía no ha hecho pública la identidad del sospechoso, pero sus vecinos le describen como un niño conflictivo y solitario. "No tenía amigos. Siempre estaba en la calle con su bicicleta e insultaba a todo el que le dirigiera la palabra", contó una de las vecinas del barrio. Otra cuenta que el chaval tiró una vez una piedra a su pequeño y que cuando ella le preguntó por qué, él la insultó.

El Departamento de Servicios Sociales de Nueva Jersey ha confirmado que tenía un dossier sobre el chaval y que la policía se vio obligada a intervenir en algunas ocasiones para calmar las peleas familiares.

El niño sólo vivía con su padre, y una vecina afirma que ella y otras llamaron varias veces a los servicios sociales para denunciar que el padre podía estar abusando del hijo. La madre, ciega, murió hace unos años de cáncer. El padre obtuvo renombre como abogado de discapacitados y trabajó para reforzar la ley que da preferencia al cruzar las calles a una persona ciega que lleve bastón blanco o un perro lazarillo.

El chico fue expulsado de la escuela hace unas semanas por tirar una silla a su maestra, pero no queda claro si después había ingresado en otro centro o simplemente se quedaba en casa.

El presunto agresor compareció el jueves ante un tribunal de familia, donde fue acusado de asesinato en primer grado, secuestro, posesión de armas ilegales (el bate) y asalto sexual. Tan sólo por el cargo de asesinato podría enfrentarse a una pena de 20 años de cárcel. Al tener menos de 14 años, no podrá ser juzgado como un adulto.

"Es un caso espantoso", dice Bruce Kaplan, fiscal del condado de Middlesex. "Creo que todo se debió a una trágica coincidencia: la víctima estaba en el peor sitio en el peor momento".

El caso reviste similitudes con el asesinato en 1993, en Liverpool (Reino Unido), de James Bulger, de dos años, a manos de dos chicos de 10 años, Robert Thompson y Jon Venables, los cuales están hoy en libertad vigilada de por vida, sometidos a la prohibición de volver a verse y de residir en la región de Merseyside, escenario del crimen. Ambos culpables, a quienes las autoridades han dotado de una identidad nueva, permanecieron bajo tutela en un centro de reclusión hasta cumplir los 18 años. Uno de ellos solicitó el año pasado el ingreso en el ejército.

El pequeño Amir Beeks, con su madre adoptiva, Rosalyn Singleton, en una foto familiar.
El pequeño Amir Beeks, con su madre adoptiva, Rosalyn Singleton, en una foto familiar.ASSOCIATED PRESS

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