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GUERRA EN IRAK | El frente norte

Los kurdos desalojan a los islamistas del norte de Irak

Las milicias y los paracaidistas se acercan a las zonas petroleras

Juan Carlos Sanz

Las milicias kurdas se han apoderado de la tierra de nadie dejada por el Ejército de Irak. Sin entrar en combate, han tomado posiciones situadas a 16 kilómetros de Kirkuk, importante zona productora de petróleo. Las tropas iraquíes abandonaron sus trincheras ante la oleada de bombardeos estadounidenses y tras conocerse el lanzamiento de un millar de paracaidistas sobre el Kurdistán.

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"Los peshmergas [milicias kurdas] no han lanzado ataque alguno; se han trasladado a la nueva línea de contacto", dijo ayer el líder kurdo Masud Barzani en presencia del enviado estadounidense para Irak, Zalmay Jalilzad, quien tampoco vio "nada fuera de lo ordinario" en el desmoronamiento de un frente fortificado desde 1991.

En Dola Bakra y Chamchamal, pasos fronterizos hacia Kirkuk desde Erbil y Suleimaniya, principales ciudades del territorio autónomo kurdo, el frente se ha desplazado hacia el sector iraquí. Pero mientras en el primero los milicianos del Partido Democrático del Kurdistán (PDK), que dirige Barzani, apenas han avanzado tres kilómetros tras el repliegue iraquí y siguen estancados a unos 40 kilómetros de Kirkuk, en el segundo, controlado por la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK), de Yalal Talabani, los peshmergas han ganado hasta 24 kilómetros.

La UPK invitó ayer a un grupo de periodistas a visitar la aldea de Qara Anyir, situada a 16 kilómetros al este de Kirkuk, en una zona que las tropas iraquíes han dejado sembrada de minas tras su repliegue desde las alturas de Chamchamal hacia las colinas que rodean Kirkuk, donde se supone que han concentrado el grueso de sus fuerzas. Las milicias de Talabani, que cuentan desde hace una semana con el apoyo de fuerzas especiales estadounidenses, intentaban reforzar sus posiciones en el territorio ocupado en medio de un bombardeo de la artillería iraquí.

El respaldo de las fuerzas especiales de EE UU también ha permitido a las milicias de la UPK desalojar de su bastión en las montañas de la frontera iraní a la guerrilla integrista de Ansar el Islam, sospechosa de mantener vínculos con Al Qaeda. Los responsables de la UPK, que habían concentrado a miles de peshmergas en ese frente, aseguraron que sus combatientes conquistaron ayer el cuartel general de Ansar el Islam en la provincia de Halabha. EE UU bombardeó el domingo con 70 misiles esta zona de la guerrilla.

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El mando de EE UU para el frente norte sigue reforzando su despliegue militar en el aeródromo de Harir, controlado desde el jueves por los paracaidistas de la 173ª Brigada Aerotransportada en el Kurdistán iraquí. Al menos otros dos centenares de soldados han llegado en las últimas horas a su pista de aterrizaje, sobre la que se encontraban estacionados ayer dos nuevos helicópteros de transporte y otros 50 vehículos militares. Las tropas estadounidenses han establecido un cordón de seguridad con ametralladoras pesadas y morteros en torno a la base.

En su visita al territorio kurdo de Irak, que escapó al control de Sadam tras la guerra del Golfo, el enviado de George W. Bush ante la oposición iraquí advirtió de que Turquía "no ha cerrado ningún acuerdo sobre la presencia de sus tropas en el norte de Irak". Jalilzad dio a entender a Barzani que el Ejército turco puede penetrar en el Kurdistán iraquí si se produce "un cambio de circunstancias".

Aún más que a una desbandada de refugiados iraquíes, Turquía teme que las milicias de Barzani y Talibani se apoderen de Kirkuk -ciudad de población kurda antes de que Sadam emprendiese un plan de arabización- para convertirla en la capital de un Estado independiente y con grandes reservas de petróleo.

Guerreros kurdos se dirigen a una posición abandonada por las tropas iraquíes cerca de Chamchamal.
Guerreros kurdos se dirigen a una posición abandonada por las tropas iraquíes cerca de Chamchamal.REUTERS

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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