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Los delegados de Erne aprueban casi sin oposición la gestión de la dirección que dimitió

La defensa por áreas del informe de gestión de la Junta Rectora del sindicato Erne, que dimitió tras el varapalo electoral de noviembre pasado, comenzó a calentar el sexto congreso iniciado ayer en Bilbao, en el que participan unos 140 compromisarios de la central independiente de la Ertzaintza. Pese a que la dirección tuvo que escuchar críticas por haber firmado un convenio para tres años, por el fracaso electoral o por firmar el Acuerdo de Arkaute, casi todos los delegados presentes aprobaron el informe de gestión por 106 votos a favor, 9 en contra y 16 abstenciones.

El debate, que se presumía de ideas, llegó a la descalificación personal de destacados miembros del sector crítico como Joseba Bilbao y, sobre todo, Teo Santos.

Más allá del descenso en los pasados comicios sindicales, en los que Erne cedió el primer puesto a ELA, el inicio de la crisis que arrastra la central hay que buscarlo en la firma del Acuerdo de Arkaute, el 28 de noviembre de 2001, entre los cuatro sindicatos con representación en la Ertzaintza y el consejero de Interior, Javier Balza, tras el asesinato de dos agentes en Beasain. En la reunión posterior de la Junta Rectora de Erne, tanto Iñaki Castro, secretario general, como Roberto Seijo, muñidores del pacto con Interior, defendieron sus bondades. El sector crítico, por contra, censuró su contenido, que esa misma tarde iba a ser escenificado ante los medios de comunicación con una fotografía conjunta entre Interior y los cuatro sindicatos en Lakua.

Como indica una de las ponencias, presentada por el histórico Eduardo López Valladolid -que ayer intentaba si éxito un acercamiento de los dos sectores enfrentados-, el "sindicato transgredió varias normas, no por tácitas inexistentes. Nuestro sindicato no había dado ruedas de prensa con el departamento, nuestro sindicato jamás había firmado documentos para salvar el culo a las consejerías. Nuestro sindicato nunca había entrado en componendas institucionales tendentes a diluir responsabilidades".

"La integración, imposible"

Las declaraciones públicas efectuadas por algunos ex dirigentes o su participación en movimientos como ¡Basta Ya! fueron descalificadas por el sector oficial al considerar que habían restado votos. "Queremos que el sindicato sea independiente", dijo uno de los firmantes del texto oficial.

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"Los ataques personales impiden realmente cualquier tipo de integración. Lo bueno es que la crítica se va a seguir haciendo dentro del sindicato. Erne no se va a romper", decía anoche Santos.

La ponencia de los críticos recoge un cambio estatutario para incluir la "libertad de expresión y a manifestar opiniones diferenciadas o críticas sobre las decisiones tomadas" por Erne "sin perjuicio del deber de respetar y cumplir los acuerdos orgánicos adoptados". Por la tarde se defendieron las ocho ponencias -una de ellas se integró en la oficial- y se presentaron preguntas por escrito.

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