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Siglos de historia reducidos a cenizas

La familia achaca la destrucción del edificio a que los bomberos se quedaron sin agua

El caserío Unanue-Zar, el más antiguo de San Sebastián, con cerca de 800 años de historia, quedó ayer arrasado por las llamas después de que los bomberos de la ciudad se quedaran sin agua cuando tenían casi controlado el fuego. Los propietarios del inmueble achacan la destrucción total del caserío a que los bomberos tardaron hora y cuarto en repostar los camiones cisterna. Los bomberos reconocen que su intervención se interrumpió durante media hora por "problemas de abastecimiento de agua", aunque ello "no fue determinante" en el resultado del siniestro.

El fuego se originó hacia las 7.30 en una chimeneta de madera del edificio, sito en el barrio de Añorga (a seis kilómetros del centro de la ciudad). "Los bomberos han llegado enseguida", hacia las 8.00, relata Mauricio Colombo, familiar de los propietarios del caserío, la familia Olaizola Yurrita. "Cuando tenían casi controlado el fuego, se han quedado sin agua. Primero han acudido al polígono industrial Belartza [próximo al caserío], pero allí el agua no salía con la presión suficiente. Al final, han tenido que conseguir el agua en en el barrio del Antiguo". Cuando los bomberos volvieron, "el caserío ya se había venido abajo. Sólo han quedado en pie los cuatro muros exteriores", añade Colombo.

Los propietarios aseguran que los bomberos desplazaron a 15 personas y dos camiones cisternas. "Lo que nos indigna es la negligencia de los bomberos. Han necesitado una hora y cuarto para conseguir agua. Ese tiempo ha sido suficiente para que todo haya quedado carbonizado", según los dueños. En el momento del incendio, el edificio estaba ocupado por tres de sus propietarios y cinco huéspedes del albergue establecido en el inmueble.

Los bomberos niegan esta versión. "Nuestra presencia se interrumpió durante un periodo inferior a media hora y esta circunstancia no fue determninante en el resultado final del incendio", afirma Javier Bayona, portavoz del cuerpo, quien reconoce que existieron "problemas de abastecimiento de agua" durante su intervención. Sin embargo, el caserío quedó arrasado porque "el fuego se propagó con mucha facilidad a causa de la estructura de madera y el viento".

1,2 millones de pérdidas

La familia Olaizola Yurrita calcula que el siniestro les supondrá unas pérdidas cercanas a los 1,2 millones de euros, además de "un daño irreparable", según Colombo, "para el patrimonio histórico y cultural de Guipúzcoa", al ser un edificio protegido por la Diputación.

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Un documento de mediados del XVII cita la existencia de la estirpe Unanue y su caserío desde 1227, según Josu Tellabide, autor de varios estudios sobre los caseríos y casas de labor de Guipúzcoa. El actual Unanue-Zar fue construido a finales del siglo XV con paredes góticas y ventanas trilobuladas, aunque su principal valor histórico es que mantenía "en perfecto estado" la estructura original de madera de roble, también de gótica, asegura Tellabide. Este experto advierte de que "San Sebastián pierde un promedio de 7,5 caseríos al año". A comienzos del siglo XX, en la capital guipuzcoana había censados 700 caseríos, de los que hoy sólo queda "una centena".

El Unanue-Zar, rodeado por praderas y árboles frutales, tenía tres plantas de 400 metros cuadrados cada una. Sus dueños habilitaron dos pisos hace un año para regentar un albergue rural con capacidad para 52 personas.

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