_
_
_
_

El fallo en un oleoducto vierte en Aranjuez 40.000 litros de gasóleo

La compañía ignora aún la causa de la fisura en la conducción

El oleoducto que une Rota y Zaragoza, perteneciente a la Compañía Logística de Hidrocarburos (CLH), reventó ayer tarde por causas desconocidas en un predio campestre a unos 8 kilómetros de Aranjuez. Según fuentes de CLH y de la Comunidad de Madrid, unos 40.000 litros de gasóleo se habían derramado hasta las 20.00 en el contorno, a un kilómetro y medio del Jarama, que no se vio afectado. La fisura del conducto subterráneo, de acero revestido y de 27,3 centímetros de diámetro, proyectó a 15 metros de altura el combustible, según fuentes de los bomberos.

Fue el encargado de la finca Casa del Cerro del Puente Largo, un coto de caza de las inmediaciones del puente sobre el río Jarama de Aranjuez, quien dió aviso a la policía en torno a las 14.50. Lo que en ese momento presenciaba era un chorro de gasóleo de hasta 15 metros de altura y a una presión de 20 kilogramos por centímetro cuadrado de superficie, que se alzaba desde un antiguo melonar apenas a una decena de metros del margen de una vía pecuaria, transitada por ciclistas, que discurre entre Aranjuez y la localidad de Titulcia. El paraje dista de la capital ribereña unos 7 kilómetros y un kilómetro y medio del cauce del Jarama.

Inmediatamente se desplazaron al lugar contingentes policiales, así como bomberos de Aranjuez, Madrid y Las Rozas, más una unidad denominada NBQ, de combate contra la contaminación de alta intensidad. Una vez en el paraje, los recién llegados confirmaron que se trataba de una rotura que interesaba a uno de los dos conductos subterráneos destinados al transporte de combustibles y energéticos entre las bases militares de Rota, en Cádiz, y Zaragoza, a través de la central de El Areal, en Ciudad Real. Los dos oleoductos, separados por distancias variables de hasta tres metros, discurren en ese lugar a una profundidad que fuentes técnicas de la Compañía Logística de Hidrocarburos calibra en 1,20 metros. La avería, cuyas causas no pudieron ser determinadas, produjo una fisuración de unos cuatro centímetros de diámetro, en la superfie de la gran tubería de acero revestido por la que circula el combustible a gran velocidad.

Contorno impregnado

La fuerza del gasóleo emergente impregnó por completo el contorno, poblado de arbustos y generó grandes charcos de color pardo y de aroma muy fuerte. Con celeridad, la compañía que gestiona el olecoducto cortó el tramo de 16 kilómetros de longitud que engloba el trecho afectado. Pero esa longitud alberga miles de litros de gasóleo que siguieron fluyendo sin interrupción, aunque con intensidad decreciente, desde la primera hora de la tarde. A las once de la noche de ayer, los técnicos estimaban el flujo de gasóleo en 5.000 litros a la hora, a una presión de 10 kilogramos por centímetro cuadrado.

La estrategia seguida por los técnicos para reducir el vertido consistió en tapar el chorro de salida del oleoducto averiado con una gran plancha rectangular para impedir su alzado; cubrir luego el contorno con grandes superficies plásticas; y crear una declinación en el terreno para embalsar el líquido vertido.

Para acelerar la recogida del combustible estancado en los 12 kilómetros de tubería existente entre las válvulas 19 y 20, éste iba a ser succionado por unas chuponas (camiones provistos de bombas), para trasladarlo a cuatro grandes cisternas, de una capacidad de hasta 37.000 litros cada una. A medianoche, seguía manando gasóleo sobre el lugar de la avería. Una vez vaciado ese tramo, será soldado y reparado.

El director general de Evaluación y Calidad Ambiental, Ignacio López Galiacho, dijo en el lugar del accidente: "La rotura ha sido importante porque se ha perdido mucho combustible, pero la zona en la que se ha producido nos ha permitido actuar rápidamente para evitar que el daño ecológico sea mayor". A las 20.00, estimaba el vertido de combustible en 40.000 litros.

Una fuente policial ribereña dijo: "En las inmediaciones no se han hallado pisadas ni rastros de vehículos, ni tampoco herramientas u otros útiles". Un portavoz de CLH informó anoche que desconoce las causas de la avería, aunque aseguró que no había sido causado por un sabotaje.

El 21 de febrero de 1991, después de que tropas iraquíes invadieran Kuwait, el mismo oleoducto sufrió una perforación en la localidad cordobesa de Alcolea. La policía lo atribuyó a un sabotaje con bomba de los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO).

Una tubería de 776 kilómetros

El oleducto Rota-Zaragoza fue construido a finales de los años cincuenta para distribuir por España los productos petrolíferos que llegaban a los puertos del sur. Tiene una longitud de 776 kilómetros y atraviesa de sur a este la Comunidad de Madrid.

El crecimiento de las poblaciones junto a las que discurre, como Alcalá de Henares, obligó a cambiar su trazado entre Loeches e Iriepal (Guadalajara). Tiene un diámetro de 27,3 centímetros y transcurre a más de 1,2 metros de profundidad. Tiene a ambos márgenes dos zonas de seguridad: la primera, de cuatro metros, impide el arado a una profundidad superior a 70 centímetros, mientras que en la segunda, de ocho metros, se permite todo tipo de actividades, salvo construir edificaciones.

La Comunidad de Madrid ha registrado otros incidentes con transportes de combustible, aunque es el primero que se produce en el oleoducto a su paso por la región. El 28 de agosto de 1999 los bomberos de Madrid trabajaron más de seis horas para trasvasar el benceno (líquido incoloro e inflamable que se utiliza como disolvente y reactivo) que se escapaba de un vagón-cisterna.

El escape fue advertido por el conductor del tren durante un trayecto entre Vicálvaro y Coslada. La propietaria de la cisterna, la Compañía Logística de Hidrocarburos (CLH), heredera de CAMPSA, también fue requerida para que enviara otra cisterna a la que poder trasvasar todo el combustible. Tres dotaciones de bomberos se desplazaron a la estación de Vicálvaro como medida de precaución ante el riesgo de explosión.

Un camión-tanque de Repsol derramó 24.000 litros de gasolina el 1 de marzo de 2000 al volcar en una glorieta del camino de la Vega, en San Fernando de Henares. El camión acababa de cargar sus depósitos en la central de CLH de San Fernando de Henares. Según la Guardia Civil, el accidente pudo deberse a un exceso de velocidad. Los bomberos de la Comunidad de Madrid y de Torrejón de Ardoz cubrieron el camión y la zona donde quedó esparcido el combustible con espumógeno para evitar riesgos.

Cinco vagones-cisterna de un convoy de la empresa Repsol-YPF descarrilaron la tarde del 20 de octubre de 2000 en un tramo ferroviario próximo al Centro de Transportes de Coslada. El tren de mercancías acaba de descargar el combustible, por lo que tenía los depósitos vacíos. Se produjo un pequeño incendio.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_