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GUERRA EN IRAK | La batalla de Bagdad

La arena y el humo dejan Bagdad a oscuras

Sadam Husein hace un llamamiento a las tribus para que se sumen a la resistencia

Ángeles Espinosa

Las tinieblas de Mordor llegaron ayer a Bagdad. Una fortísima tormenta de arena se sumó al humo que ennegrecía el cielo de la capital iraquí e hizo que anocheciera antes de tiempo. La atmósfera irrespirable reflejaba el estado de ánimo de la ciudad, donde los portavoces gubernamentales se mostraban firmes y confiados, pero los habitantes volvían a encerrarse en sus domicilios y se preparaban para una guerra callejera.

No hay toque de queda en la capital, pero la calle no invita a salir, y menos ayer
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"No es cierto que los árabes carezcan de recursos para oponerse a la agresión de EE UU", retó el vicepresidente Taha Yasín Ramadán. "¿Por qué no les niegan el petróleo? ¿Por qué no les cierran su espacio aéreo y terrestre? ¿Por qué no expulsan a sus diplomáticos?"

Ramadán expresó la decepción del régimen iraquí por la tibia condena de la Liga Árabe a la guerra. "No es suficiente. Hubiera valido si aún no hubiera empezado la operación militar, pero no con el conflicto en marcha. Si viviera gente en Marte, también lo hubieran condenado", denunció enérgico el dirigente, que reclamó la reactivación del Pacto Árabe de Defensa Común. "¿Es que los acuerdos de Camp David y Wadi Araba son más sagrados que los tratados árabes?", preguntó en un guiño a las masas árabes, a las que no ha pasado inadvertido que a Israel sólo le costara seis días derrotar a Egipto en 1967 y EE UU ya ha sobrepasado ese tiempo en Irak.

El vicepresidente iraquí se quedó a un paso de llamar a la rebelión de los árabes contra sus gobiernos. "Sus voces, incluso en Bahrein, son claras; si continúan así, sus gobiernos caerán", advirtió tras haber sugerido a los dirigentes que utilicen el arma del petróleo contra EE UU, cierren el paso a sus fuerzas y expulsen a sus diplomáticos. Ramadán arremetió sobre todo contra Jordania, a cuyo primer ministro acusó de mentir sobre la interrupción del flujo de petróleo iraquí. "Fueron ellos los que cerraron la frontera, que ahora se ha convertido en una frontera con Estados Unidos", dijo.

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Sadam Husein buscó también ayer el apoyo de las tribus de su país. En un mensaje leído por un presentador en televisión, les pidió que asuman su papel en la defensa de la patria. "Si les hacéis frente y les infligís pérdidas, por modestas que sean, huirán porque son extranjeros e injustos", les animó el presidente iraquí antes de aclarar que "si alguien esperaba una orden, este mensaje es la orden que emana de la religión y la yihad". "No esperéis órdenes de quienes os la daban habitualmente, ahora cada iraquí es un dirigente", anunció como si fuera una señal.

Los habitantes de Bagdad, ajenos a los rifirrafes de alta política, percibieron un cambio del ambiente. La ciudad ha superado la fase de bombardeos y ahora se prepara para el asalto terrestre. Los milicianos del partido Baaz han llenado de banderas iraquíes y fotos de Sadam los sacos terreros desde los que vigilan cada esquina. A ellos se han unido en las últimas horas numerosos soldados y fuerzas irregulares, al parecer miembros de los fedayín de Sadam y de la Seguridad Especial, grupos ambos absolutamente leales al régimen. Analistas militares atribuyen a esos cuerpos la feroz resistencia en Um Qasr, Basora y Nasiriya.

No es que las imágenes de gente en los mercados y tiendas abiertas sean falsas, pero esconden parte de la realidad. En el barrio de Karrada todavía es posible hacer la compra. "El mercado central sigue funcionando", explica un frutero. El farmacéutico abre dos horas al día porque "la gente lo necesita". Al otro lado del río, sin embargo, A. tiene que llamar a su hermano para que le lleve pan porque en Hay Sadam, donde vive, la panadería está cerrada. Quienes se aventuran a salir, lo hacen deprisa. No hay toque de queda, pero la calle no invita, y menos ayer.

Afuera llovía barro y el ruido del viento se confundía con el de las explosiones. Seguían los bombardeos, pero resultaba imposible discernir dónde estaban cayendo los misiles. Durante las 24 horas anteriores, las detonaciones, alejadas ahora del centro de Bagdad, se habían desplazado desde el norte y el este hacia el sur, donde, según todos los indicios, EE UU intentaba alcanzar posiciones de la Guardia Republicana.

Esto no impidió que siguieran produciéndose víctimas civiles. En total, ocho muertos y 68 heridos, de ellos siete niños, según el Comité Internacional de la Cruz Roja. Un portavoz de esa organización calificó de "correcta" la información sobre víctimas que viene facilitando el Gobierno iraquí.

En los otros frentes, los iraquíes ya tienen su heroína. Uno de los tres blindados enemigos destruidos ayer en Suk al Shuyuj fue obra de una mujer, una heroína iraquí, Meisun Hamid Abdalá, anunció pletórico el ministro de Información, Mohamed Said al Sahaf. Al Sahaf explicó que "las fuerzas enemigas trataban de tomar un puente que conectaba su posición y la autovía que une el sur del país con Bagdad, pero milicianos de Baaz y simples ciudadanos les salieron al encuentro y mataron a ocho de esos mercenarios y destruyeron tres de sus transportes blindados". Meisun sólo iba armada con una especie de bazuka.

Un portavoz militar reconoció que "el enemigo ha logrado rebasar varias ciudades y que la lucha seguía para evitar su avance". Además de en la citada Suk al Shuyuj (al noroeste de Basora), se estaban produciendo intensos combates en Nasiriya y en la provincia de Muzanna. En el primer caso, Al Sahaf aseguró que habían abortado un desembarco aerotransportado con el resultado de tres enemigos muertos. El portavoz militar también dijo que los enfrentamientos continuaban en los alrededores de Basora, en Um Qasr y Zubair. Tanto el ministro como el portavoz militar esquivaron las preguntas sobre los intentos estadounidenses de tomar el aeropuerto de Bagdad, en cuyas proximidades se escuchaban intensos bombardeos.

El Ministerio de Defensa informó de que se había producido la primera operación suicida de un iraquí "en el camino de la gloriosa yihad". Su portavoz sólo dijo que tuvo lugar en el área de Basora.

Vendedores callejeros de frutas y verduras, ayer, en Bagdad, ciudad que sufría una intensa tormenta de arena.
Vendedores callejeros de frutas y verduras, ayer, en Bagdad, ciudad que sufría una intensa tormenta de arena.AFP

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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