Urbanismo encarga un nuevo proyecto que respete las viviendas unifamiliares en Retiro
La segunda propuesta reducirá al mínimo el número de casas afectadas por el plan
Los vecinos que posean viviendas unifamiliares en el llamado cerrillo de San Blas pueden estar tranquilos. El concejal de Urbanismo, Ignacio del Río, confirmó ayer que ha encargado un nuevo proyecto a los arquitectos responsables de la reforma Prado-Recoletos "que respete en su totalidad este tipo de viviendas". La primera propuesta del equipo Trajineros, dirigido por el arquitecto Álvaro Siza, preveía el derribo de cerca de 74 chalés situados en esta zona y levantar, en su lugar, bloques de baja densidad ajardinados, perpendiculares al paseo de la Reina Cristina.
El concejal de urbanismo, Ignacio del Río, pidió ayer a los arquitectos responsables de la remodelación del eje Prado-Recoletos que realicen un segundo proyecto para la parte más conflictiva de esta actuación urbanística: el crecimiento del parque del Retiro hacia el sur hasta llegar al paseo de Reina Cristina.
La primera propuesta del equipo de arquitectos suponía la demolición de, al menos, 74 viviendas unifamiliares, ubicadas entre las tapias de los viveros del Retiro, las del instituto Isabel la Católica y las calles de Andrés Torrejón y del Poeta Esteban Villegas. Ahora, los arquitectos, por expreso deseo de Urbanismo, deben respetar todas y cada una de esas casas, según confirmó Del Río después de mantener en la tarde de ayer una reunión con el equipo de arquitectos ganador del concurso de ideas para la que será una de las mayores actuaciones urbanísticas de Europa.
En el escrito de resumen del primer Plan Especial se preveía la demolición de 314 viviendas y la construcción de otras 352, entre las que se encontraban una manzana de casas unifamiliares, los bloques de vivienda colectiva anejos al edificio del Gobierno Militar, así como los que se ubican tras el cerrillo de San Blas (viviendas colectivas con entrada por el paseo de la Infanta Isabel).
Primera propuesta
En su primera propuesta, el equipo de arquitectos dejó muy claro que el alcance de la actuación sobre el suelo privado se había realizado "con todas las reservas propias de un análisis efectuado a un nivel muy primario de precisión".
Esto llevó al equipo que dirige Álvaro Siza a reducir en su proyecto en 6.600 metros cuadrados la superficie edificada y que las viviendas propuestas para sustituir a las 314 que se demolerían tendrían de media 23 metros cuadrados menos que las originales.
Concretamente, en la manzana de viviendas unifamiliares se ofrecían los siguientes datos: demoler 74 viviendas con una media de 149 metros cuadrados y levantar 258 con una media de 119,68 metros cuadrados.
Ahora todo eso ha cambiado. Según Del Río, los responsables del proyecto tienen orden de realizar una segunda propuesta que "reduzca al mínimo el número de viviendas afectadas y que tenga especial cuidado en que se respete lo más posible la superficie de las viviendas que resulten afectadas". Entre estas últimas estarían los bloques de vivienda colectiva anejos al edificio del Gobierno Militar. En este caso, las primeras estimaciones del equipo Trajineros suponían reducir de 184 a 80 el número de viviendas. En este caso, las nuevas casas que se construirían para sustituir las derribadas mantendrían su superficie original: 136 metros cuadrados.
Al eliminarse, con la nueva petición de Urbanismo, la posibilidad de que se construyan bloques de viviendas capaces de acoger a 258 familias donde ahora se levantan los chalés del cerrillo de San Blas, los arquitectos deberán pensar una nueva forma de reubicar tanto las 184 viviendas anejas al Gobierno Militar como las 30 que estaba previsto desplazar del paseo de la Infanta Isabel.
Según el concejal de Urbanismo, esta nueva propuesta se "hará pública en unos diez días". Lo que queda intacto, según esta nueva versión, es llevar a cabo lo que Trajineros considera "la vuelta al sueño ilustrado de recuperar la llamada Colina de las Ciencias y convertirla en un complejo museístico".
Ya la semana pasada varios de los arquitectos responsables del proyecto manifestaron su convicción de que la demolición de las viviendas unifamiliares del cerrillo de San Blas no era "una actuación necesaria para llevar a buen fin el proyecto de remodelación Prado-Recoletos".
"Que el alcalde prometa que no derribará nuestros hogares"
Pilar Alonso, una vecina de la calle de Agustín Querol, que se vería afectada si el proyecto sale adelante, calificó ayer de "bestialidad" la propuesta realizada por el equipo Trajineros en cuanto al plan que supone la ampliación del Retiro hacia el sur, lo que significaría, según el proyecto desarrollado por el equipo de Álvaro Siza, la demolición de varias viviendas.
Alonso y 200 vecinos más se han constituido en asociación para "detener este proyecto". Este grupo de vecinos ha redactado un escrito en el que le solicitan al alcalde o al futuro alcalde o alcaldesa que se comprometa a que sus viviendas no serán demolidas. "Mi casa tiene 600 metros cuadrados y construidos 300. Ésa es la casa que yo he elegido y lo que vamos a hacer es parar este proyecto antes de que sea aprobado por el Ayuntamiento", recalcó Alonso. "No se pueden sustituir casas unifamiliares por bloques de viviendas, eso no esconde más que una maniobra especulativa como tantas se han visto en Madrid".
Por su parte, el arquitecto Carlos de Riaño quiso dejar claro al director del colegio Nuestra Señora de Atocha, del que también se propone su demolición, que "primero se levantará el nuevo centro en una parcela situada a 200 metros del actual edificio y después se demolerá el colegio".
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