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Reportaje:

El inglés se queda sin crédito

La crisis de las academias multimedia de idiomas deja en la calle a 100.000 alumnos y con una deuda a la banca de 45 millones

La crisis de las academias de idiomas, que esta semana ha registrado su punto más visible cuando un juzgado de Barcelona cifraba en 105 millones de euros el agujero de Opening, ha adelgazado el sector en dos terceras partes. Éste es el balance de la crisis: 200 centros cerrados, 1.500 profesores en paro y 100.000 alumnos matriculados sin clases, que deben a los bancos un total de 45 millones de euros, el importe de sus matrículas. Los bancos han cortado el grifo del crédito a las academias y la falta de liquidez retroalimenta la crisis.Mientras tanto, el sector retoma el pulso gracias a la enseñanza tradicional.

La parte más abultada del agujero patrimonial de Opening corresponde a CEAC, la matriz del grupo de empresas a la que pertenece. El agujero en las cuentas del grupo de enseñanza no reglada se debe "básicamente a los créditos cruzados entre empresas del mismo grupo", cuyo principal activo eran sus marcas, que, sin embargo, ahora, "tras varios meses de inactividad, tienen un valor igual a cero", según los datos del balance de la suspensión y la versión coincidente del Bufete Cuatrecasas, el representante legal de Opening.

Los bancos no han ejecutado hasta ahora los créditos impagados por los estudiantes

Sobre el total de 45 millones de euros en créditos no devueltos por los alumnos de las academias cerradas, algo más de 35 millones se adeudan a las entidades especializadas, como Finanzia (BBVA), SCH, Serfín Banco Pastor y Eurocrédito, filial de la banca francesa BNP Paribas. Los 10 millones de euros restantes corresponden a créditos pendientes de devolución concedidos por cajas de ahorro de ámbito local.

La deuda está repartida entre unos 100.000 alumnos, que se matricularon en los centros cerrados de Opening, Brighton, Oxford,Cambridge, Sylvan y en algunas academias franquiciadas de Wall Street. Las entidades financieras consideran en bloque que la responsabilidad de las deudas recae sobre los titulares de los créditos, es decir, sobre los estudiantes, y no sobre las academias. Las entidades tratan de evitar que las empresas que han clausurado sus centros trasladen las deudas de los alumnos al pasivo de sus quiebras y suspensiones. El mismo Banco de España dictaminó, en un primer momento, que la financiación de las matrículas "no debe considerarse una cesión de crédito sujeta a la prestación de un servicio", lo que desembocaría en la obligatoriedad por parte de los alumnos de satisfacer las amortizaciones pendientes.

Siguiendo precisamente este hilo argumental, Finanzia ha enviado a los 4.000 estudiantes de la red de Oxford English una carta en la que les recuerda que "tienen una relación crediticia" y les exige el "cumplimiento de las obligaciones" contraídas en el momento de pagar la matrícula.

Sin embargo, y a pesar del rigor que entraña este mensaje, las entidades no han iniciado ninguna medida judicial para cobrar el saldo pendiente. Tampoco los bufetes jurídicos encargados del cobro de morosos -Gescobro y Keyfactor, entre otros- han recibido orden alguna de las entidades de actuar en contra de los estudiantes.

Entretanto, y mientras se deshace la complicada madeja de opiniones y dictámenes, los estudiantes afectados esperan el trámite de centenares de demandas judiciales presentadas contra las academias y los bancos. El paso más firme en defensa de los alumnos lo ha dado el Juzgado de Primera Instancia número 8 de Sevilla, que, en respuesta a una demanda colectiva, dictó un auto ordenando que se paralicen de forma cautelar los créditos de los afectados por el cierre de las academias de idiomas.

El estallido de Opening, con el cierre de 63 centros propios y 72 franquicias, desencadenó un efecto dominó en las academias multimedia. En poco menos de tres meses cayeron las otras tres empresas -Cambridge, Brighton y Oxford English-, provocando el cierre de una cincuentena de centros más en toda España.

Sin embargo, y pese a su virulencia, la crisis no sorprendió a nadie. Venía de lejos. Se fue gestando a partir de enero de 2002, cuando empezó el goteo de los centros de la multinacional norteamericana Learning Sylvan Centres, con sede en Baltimore y cotizada en el Nasdaq, el mercado de los negocios de Internet. Sylvan cerró un total de 20 academias en distintas ciudades españolas y detrás de las academias de la multinacional fue desapareciendo un buen número de franquicias, que operaban en España bajo la marca Wall Street, que entonces pertenecía a Sylvan.

El calamitoso balance de los multimedia ha obligado al sector a mantener la pujanza de la enseñanza tradicional. Más de 6.000 academias en toda España completan este sector que, al margen de las multimedias, ha empezado en las últimas semanas a recibir de una forma más numerosas nuevos estudiantes. Los alumnos nuevos proceden en su mayor parte de grandes empresas, como Repsol o Endesa, pero todavía no se ha producido una vuelta masiva de particulares a estos centros. La inmensa mayoría de las academias tradicionales aceptan ahora pagos mensuales y han desistido del sistema de crédito.

Cierres en cadena

- Cambridge English School. Cerró 12 centros repartidos por toda España y dejó sin clases a más de 9.000 alumnos. La empresa presentó suspensión de pagos con un pasivo de 1,5 millones de euros y dejó en el paro a 115 empleados.

- Opening. Tras presentar suspensión de pagos en agosto, Opening clausuró todos sus centros. El Grupo CEAC, la gestora de la marca Opening, cerró de golpe 63 centros propios y 72 franquicias. La tajante medida dejó sin clases y con las matrículas pagadas a 45.000 alumnos.

- Wall Street. Fue la empresa pionera en la formación múltimedia de idiomas. A lo largo de esta crisis, Wall Street ha cerrado cinco centros propios -"recolocando a los alumnos en otras academias de la misma red", según la empresa-, mientras que las sociedades franquiciadas han cerrado un total de 83 centros.

- Brighton. Brighton cerró sus centros el pasado 28 de octubre, con lo que dejó sin cursos a cerca de 10.000 alumnos y sin trabajo a unas 200 personas. El Juzgado de Instrucción número 25 de Barcelona dictó prisión incondicional para el dueño de la red de Brighton, Alfredo Ibáñez, por un supuesto delito de estafa. Ibáñez clausuró a finales de octubre sus academias sin avisar a los más de 4.000 alumnos y después de instar a la quiebra de la empresa.

- Sylvan. Sylvan Learning Centers cerró 23 academias a lo largo de 2002. En la actualidad tiene 108 centros, de los cuales 79 son franquiciados, 8 son propios y otros 13 están gestionados de forma mixta con pequeñas empresas independientes.

- Oxford. El pasado 15 de diciembre clausuró sus 18 centros situados en Barcelona, Madrid y Valencia. ND de Comunicaciones, la gestora del negocio de Oxford English, presentó un expediente de quiebra voluntaria. Sus 4.500 alumnos se quedaron sin clases y con los créditos pendientes.

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