Menos hijos y más tarde
El Eustat considera "escasas" las esperanzas de que Euskadi pueda asegurar el relevo generacional
El ligero repunte que ha experimentado la natalidad en Euskadi durante los últimos años se ha demostrado insuficiente para asegurar el relevo generacional. Las mujeres nacidas entre 1951 y 1955 son las primeras que no garantizan ese relevo, establecido en 2,1 niños por mujer, al tener una descendencia de 1,9 hijos una vez que ya han dado por finalizada su etapa de fecundidad. Y las previsiones para las generaciones posteriores, es decir, para las mujeres nacidas a partir de 1960, son peores, según los datos que difundió ayer el Eustat. La tasa de natalidad actual apenas roza los 0,9 hijos por mujer. Las vascas cada vez tienen menos hijos y más tarde.
La tendencia es general en Europa, pero en España, y más concretamente en las comunidades del Cantábrico (Asturias, Galicia, Cantabria y Euskadi) la cosa se pone más seria. El índice de natalidad es el más bajo del mundo.
¿Las consecuencias de esta escasa fecundidad? En primer lugar, una reducción del número de habitantes de Euskadi. Y en segundo, el progresivo envejecimiento de la población, si se tiene en cuenta el imparable crecimiento de la esperanza de vida entre los vascos.
La disminución de la descendencia por debajo del nivel de reproducción generacional, los 2,1 hijos por mujer, ha sido común en los países de Europa y en generaciones anteriores a 1950, según el Instituto Vasco de Estadística. Sin embargo, en Irlanda, Francia y Suecia, las generaciones más jóvenes que no tienen más hijos mantienen una descendencia cercana al nivel de reemplazamiento.
El descenso de la fecundidad en Euskadi se produce dentro de los matrimonios, puesto que la proporción de los hijos nacidos fuera del mismo no llega al 6% entre las generaciones que han completado su vida fecunda. Si la descendencia final de los matrimonios celebrados entre 1956 y 1960 se situaba en los 2,8 hijos, la de los contraídos entre 1981 y 1985 se ha reducido hasta 1,6.
Y a todo esto hay que añadir que la soltería cada vez está más arraigada entre los vascos. Por ejemplo, en la generación de 1956-1960 un 16% de los varones y un 12% de mujeres
se han quedado definitivamente solteros. Y lo previsible es que la proporción siga en aumento.
La única compensación que ofrece tener menos hijos, es que éstos se independizan más tarde y se quedan más tiempo con los padres, aunque algunos progenitores no vean esto como una ventaja. Entre 1996 y 2000, los hijos se marchaban del hogar con 29 años de media. Veinte años antes, esa edad era de 24.
Para reforzar el aumento de la natalidad, el Gobierno ha diseñado un plan de apoyo a las familias con hijos. Las medidas se centran en mejorar aspectos económicos y fiscales relacionados con los hijos; aumentar los servicios de guarderías para facilitar el cuidado de los niños y flexibilizar el mercado de trabajo, de manera que haya más excedencias por el cuidado de los pequeños.
Aunque este plan puede ayudar, el proceso para decidir tener niños es más complejo. El caldo de cultivo se compone de estabilidad, que dure y una perspectiva económica buena.
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