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Reportaje:GUERRA EN IRAK | La zona del conflicto

2.000 dólares por escapar de la guerra

Los primeros desplazados por la guerra llegan a los campos de refugiados de Jordania

Un billete para la libertad cuesta 2.000 dólares. Las organizaciones mafiosas de Bagdad cobran cifras astronómicas a los refugiados, que tratan de huir de la guerra en Irak y buscar asilo en cualquier país vecino. Éste es el drama de un trabajador sudanés, que como otros muchos acaba de llegar al campo de la Media Luna Roja en Jordania, procedente de la capital iraquí, tras un penoso viaje que ha durado dos días.

"He pagado 2.000 dólares para poder escapar de la guerra. He dejado todo lo que tenía atrás. Ahora sólo tengo lo que llevo puesto", explica Yomar Yuma, 31 años, soltero, de nacionalidad sudanesa, tras un viaje extenuante de apenas 700 kilómetros, que se inició hace dos días en Bagdad, donde había vivido durante los últimos 15 años y en donde había estado trabajando como peluquero. El precio del billete son los ahorros de sus cinco últimos años de trabajo.

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Yomar ha tenido que vender todas sus pertenencias para salir de Irak, como otros muchos de sus conciudadanos que le han acompañado en este viaje hacia la libertad. Forman un grupo compacto de poco menos de 430 refugiados, en su gran parte sudaneses, a los que por el camino se les han ido añadiendo otros de nacionalidad egipcia, yemení, somalí, chadiana o eritreos.

Han sido los primeros refugiados en llegar a Jordania. La mayoría de ellos saldrán en las próximas horas en un vuelo directo desde el aeropuerto de El Alia, en Ammán, hacia su país de origen. Pero otros, como Yomar Yuma, tienen miedo de volver a su país, sumido desde hace años en una guerra civil, se niega volver a Sudán y ha pedido ser enviado a cualquier rincón del mundo, menos Irak. Otros 160 sudaneses se han adherido a las peticiones de asilo de Yuma.

Este refugiado sudanés puede considerarse sin embargo un afortunado, si se le compara con millares de desplazados iraquíes que deambulan desde hace tres días por el interior de su país, sin rumbo fijo, con la esperanza de encontrar un lugar donde refugiarse de las bombas. El Alto Comisionado para los Refugiados, la organización humanitaria, dependiente de las Naciones Unidas, aseguraba ayer en Ammán, que en Irak hay mas de 300.000 desplazados, que en su mayoría se dirigen hacia las salidas del norte, Irán, Turquía, Siria o Jordania.

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El drama humanitario no parece inquietar sin embargo a la mayoría de estos países que han anunciado ya que mantendrán la política de fronteras cerradas con respecto a los desplazados iraquíes, a pesar de los recientes llamamientos de las Naciones Unidas, para que abran los pasos. Las autoridades de Jordania anunciaban ayer a última hora de la tarde, después de haber sufrido todo tipo de presiones por parte de la comunidad internacional, que entreabrirá las puertas del paso de Al Kareme, para los refugiados iraquíes, a medida que se acabe la construcción de un segundo campo en la región cercana de Ruweished. Los dos primeros autobuses con ciudadanos iraquíes debían llegar a Jordania ayer noche.

En busca de asilo

Millares de ciudadanos iraquíes esperan al otro lado de la frontera. Numerosos viajeros procedentes de Bagdad dicen haber visto centenares de turismos y autocares aparcados al pie de la carretera, esperando poder acceder a territorio jordano. La huida en busca de asilo se ha visto entorpecida aún más en las últimas horas tras la destrucción por un bombardeo estadounidense de un puente en la autopista hacia Jordania.

El Gobierno de Ammán se enfrenta a una oleada de refugiados, que podría crecer de manera considerable en los próximos días. Pero además la Administración hachemí se enfrenta también desde ayer al fantasma de una crisis económica, provocada por la decisión del régimen de Irak de cortarles los suministros de petróleo, que a precio de saldo servía para su consumo diario. La flota de los 500 camiones cisterna, que desde hace 13 años viajaba a diario desde las refinerías de Bagdad a los depósitos de Ammán, ha quedado aparcada. El grifo del petróleo iraquí ha quedado cerrado. A partir de ahora los suministros de petróleo para los jordanos -con reservas para dos meses- provienen de los dos buques cisternas, regalos de la Arabia Saudí, que se encuentran fondeados en el puerto de Aqaba, en el mar Rojo.

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