El teatro arqueológico

Acabo de leer las declaraciones del nuevo director del Teatre Lliure, Àlex Rigola, que entre otras muchas cosas, algunas prometedoras, dice que se ha acabado el teatro arqueológico.

Según el Gran Diccionari de la Llengua Catalana de la Enciclopèdia Catalana, "arqueològic-a" es un adjetivo que significa "vetust, inservible", y según el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española, significa "antiguo, desusado y sin importancia actual".

Una vez más, tenemos que dar las gracias a las instituciones relacionadas con la cultura de esta ciudad (en este caso el Ayuntamiento y la Generalitat) por haberse sacado de encima otro artista con talento, personalidad y criterio propio: Lluís Pasqual. ¿Por qué? ¿A qué obedece este afán?

Supongo que los actores, directores, escenográfos, técnicos, etcétera, que durante años han trabajado en este oficio no deben de sentirse muy halagados con las declaraciones del nuevo director del Teatre Municipal de Barcelona, antiguamente llamado Teatre Lliure.

No me parece que la manera más adecuada de empezar una gestión cultural sea precisamente descalificando lo que se ha hecho hasta ahora; ha habido de todo. Lo verdaderamente vetusto, inservible, antiguo, desusado y sin importancia actual es la falta de humildad y de respeto por una profesión difícil, sacrificada y siempre expuesta a críticas subjetivas, desinformadas y a menudo superficiales.