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Los teléfonos de las delegaciones de España y otros cinco países en Bruselas estaban pinchados

El descubrimiento eleva la tensión ante la cumbre europea que hoy celebran los Quince

Carlos Yárnoz

El tenso clima en el que acuden hoy a Bruselas los desunidos líderes europeos para hablar de Irak se recalentó ayer aún más al conocerse oficialmente que las líneas telefónicas utilizadas por seis delegaciones en el edificio del Consejo de la Unión, donde se celebrará la cumbre a partir de esta tarde, han estado interceptadas durante un tiempo indeterminado mediante unos sistemas de escucha de origen aún desconocido. Los países espiados han sido España, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Austria. Diferentes servicios secretos están investigando el caso.

La instalación de los artilugios para realizar escuchas conlleva "intenciones hostiles", afirmó ayer en una nota oficial el Consejo. Los mecanismos de escucha habían sido colocados en los hilos telefónicos que conducen a los despachos de la planta séptima del enorme edificio del Consejo. Es ahí, en el nivel 70 en la terminología de sus usuarios, donde cada país de la UE dispone de tres o cuatro habitaciones que incluyen un despacho, una sala de reuniones, una zona para uso de los funcionarios y otra más para las secretarias.

Los despachos son utilizados por los ministros e incluso por el jefe de Estado o de Gobierno cuando acuden a Bruselas. El edificio, considerado el corazón del barrio europeo de la capital comunitaria, fue bautizado con el nombre de Justus Lipsius e inaugurado el 13 de junio de 1989 por Franciso Fernández Ordóñez, entonces ministro español de Asuntos Exteriores.

Las habituales "consultas a las capitales" cuando hay discrepancias en algunas discusiones o las entrevistas con otros dirigentes suelen celebrarse en esos despachos, por lo que el intento desde las instituciones europeas por rebajar la trascendencia de lo ocurrido no se correspondió con el fuerte malestar detectado en las representaciones permanentes de esos países ante la UE.

A mediodía, la ministra francesa de Asuntos Europeos, Noëlle Lenoir, se declaró en Bruselas "muy afectada" por la noticia, a la vez que prudente, hasta no conocer los resultados de las múltiples investigaciones abiertas. Por su parte, fuentes españolas aseguraron que el montaje "era obra de profesionales" y que se habían adoptado las "precauciones lógicas" a la vista de las posibilidades de realizar escuchas ilegales mediante el uso de las nuevas tecnologías.

Los sistemas fueron descubiertos el pasado 28 de febrero por los servicios de seguridad del Consejo porque durante un control habitual se detectó "una anomalía" en una de las líneas. Inmediatamente, se comunicó lo ocurrido a los países afectados, cuyos servicios secretos se han puesto manos a la obra en colaboración con la policía belga, que intervino de inmediato. "Se ha hecho una verificación completa de las líneas y no se ha descubierto ningún otro dispositivo", explicó ayer el Consejo.

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Ambiente enrarecido

A media mañana, oficialmente sólo se reconoció que eran Francia y Alemania los países espiados, por lo que inmediatamente se especuló con una operación contra los dos países que más se han distinguido por su oposición a la guerra contra Irak, algo que resultó luego desmentido al estar incluidos entre los perjudicados España y Reino Unido, los otros dos países que se han distinguido por su alineamiento con Estados Unidos en esta crisis.

No fue éste el único elemento que enrareció aún más el ambiente de esta cumbre, que sienta juntos en la misma mesa a primeros ministros que han enviado tropas para participar en los combates contra Irak, como es el caso del británico Tony Blair, con otros que como el francés Jacques Chirac han dicho que "no hay justificación para esa decisión unilateral".

Ayer mismo, el ministro francés de Exteriores, Dominique de Villepin, se puso en contacto con su colega británico, Jack Straw, para transmitirle el enfado francés porque el día anterior Blair había acusado a Francia de practicar una política exterior "profundamente peligrosa" basada en su enfrentamiento a Washington.

Con Francia, acuden a Bruselas a mantener sus posiciones contrarias al ataque Alemania, Bélgica, Grecia (preside ahora la UE y ha prometido ser neutral), Finlandia, Irlanda, Austria y Luxemburgo, mientras Reino Unido contará a su lado con España, Portugal, Italia, Dinamarca y Holanda.

Dada la disparidad de posiciones, la única posibilidad de evitar el fracaso más rotundo consistirá en evitar repetir los argumentos de cada cual para encontrar otros caminos de posible aproximación en esta crisis: "Hay que encontrar un territorio común sobre el que podamos trabajar", pidió ayer el secretario general del Consejo, Javier Solana.

Ana Palacio conversa con la ministra austriaca de Exteriores, Benita Ferrero-Waldner, ayer en Bruselas.
Ana Palacio conversa con la ministra austriaca de Exteriores, Benita Ferrero-Waldner, ayer en Bruselas.EFE

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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