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Zaplana, Olivas, Camps y Barberá, recibidos con gritos de "no a la guerra"

Eduardo Zaplana minimiza la pitada y dice que la gente lo que quiere es vivir la fiesta

El público que abarrotaba ayer la plaza del Ayuntamiento de Valencia para asistir a la última mascletà de las Fallas aprovechó el acto para reprobar al Gobierno del PP por su apoyo a la inminente guerra contra Irak. La salida al balcón principal de los dirigentes del PP, con el ministro de Trabajo, Eduardo Zaplana, la alcaldesa, Rita Barberá, y el candidato a la Generalitat Francisco Camps, a la cabeza, fue respondida con una sonora pitada y gritos de "no a la guerra" que continuaron disparada la mascletà. Zaplana y el presidente de la Generalitat, José Luis Olivas, minimizaron la protesta.

La nutrida comitiva de altos cargos del PP, encabezada por un sonriente Zaplana, salió al balcón del Ayuntamiento a sólo minuto y medio del comienzo de la mascletà con ánimo festivo y fue recibida con pitos y gritos de "no a la guerra" por parte del público. Acompañaban al ministro y a la alcaldesa, Rita Barberá, el presidente de la Generalitat, José Luis Olivas; el candidato del PP a la Generalitat, Francisco Camps; el presidente del Senado, Juan José Lucas; el secretario de Estado para el Deporte, José Antonio Gómez Angulo; la presidenta de las Cortes, Marcela Miró; la consejera portavoz, Alicia de Miguel, y el consejero de Sanidad, Serafín Castellano, entre otros dirigentes.

Mientras el público coreaba el "no a la guerra", el ministro de Trabajo aprovechó para atender a las cámaras de Canal 9 antes de situarse junto a la alcaldesa y las falleras para el comienzo del acto. El estruendo de la mascletà pareció poner fin a la protesta, pero las expresiones de rechazo al conflicto bélico incomodaron de nuevo a los dirigentes del PP en cuanto terminó. Rita Barberá anunció que iba a dirigirse a la gente para que cantara con ella el Amunt València -anoche el equipo se enfrentó al Arsenal en partido de la Liga de Campeones-, pero parte de la multitud respondió de nuevo con un claro "no a la guerra", que se escuchó a pesar del alto volumen de la música que invadía la plaza por megafonía.

Los políticos del PP restaron importancia al rechazo a la guerra e insistieron en destacar la pasión por la fiesta fallera. La alcaldesa, en declaraciones a la agencia Efe, proclamó que las Fallas de 2003 culminan "de manera brillante", mientras que Juan José Lucas constantó que las protestas "forman parte de la política" y defendió que el presidente José María Aznar busca "la paz".

A Zaplana le pareció "normal" oír gritos contra la guerra. "Se escuchan estos días con muchísima frecuencia y hay que entenderlo, hay que comprenderlo perfectísimamente, y respetarlos, por supuesto", dijo el ministro, para luego minimizar la pitada y afirmar que "sobre todo", lo que buscan las personas que acuden "a estos actos multitudinarios y tan importantes" es "vivir con pasión, con ilusión estas fiestas, aplaudirle al pirotécnico y vivir con la mayor intensidad posible durante estos días".

El presidente del Consell, José Luis Olivas, por su parte, también quiso subrayar que en la mascletà había visto "un ambiente festivo, muy agradable", y redujo la protesta a "un grupo pequeño, muy reducido de personas" que ejercían un derecho "perfectamente legítimo". "Yo estoy muy contento de cómo se están desarrollando las fiestas, lo estoy pasando muy bien y creo que todo está dentro de la más absoluta normalidad, no hay ningún problema", añadió Olivas.

Las Fallas, que la alcaldesa quiere ajenas a la política y las protestas partidarias, no se han sustraído al clima prebélico. Los asistentes a las mascletaes han protagonizado más de una pitada contra la guerra, cuyos preparativos se ultimaban ayer -agentes de la Policía Local vigilan la sede del consulado de Estados Unidos las 24 horas del día-, y el PSPV ha descolgado una pancarta desde una terraza.

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