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Reportaje:

Un remo plagado de astillas

El conflicto permanente entre sus protagonistas cierra las puertas a una gran liga de traineras

Son pocos y nunca consiguen ponerse de acuerdo. El remo está perdiendo la oportunidad de modernizarse por culpa de las rencillas internas. Existe un proyecto, utópico de momento, para organizar una Liga del Norte que congregue a la crème de la crème de las traineras españolas; una decena de embarcaciones, con ascensos y descensos de categoría, que participen en las grandes citas de la temporada. Sin embargo, a día de hoy, la idea se queda en un deseo. Ha habido un intento reciente de poner los cimientos de esa futura competición, pero se ha derrumbado.

Un grupo de trabajo, formado por clubes vascos, cántabros y franceses, había ideado una fórmula sencilla para perfeccionar la actual Liga: que compitan los mejores. Sin embargo, su esfuerzo se esfumó cuando la asamblea de la federación vasca decidió la semana pasada usar otro criterio: los cupos, lo cual limita la participación de traineras de Cantabria, que en los últimos años han comido terreno a algunas vascas.

En ese resurgir ha influido, sin duda, el gran gurú del remo, José Luis Korta, el hombre que convierte en campeón a todo club donde aterriza. Como preparador de Castro, ha conseguido el premio más preciado: la bandera de La Concha. La ha ganado los dos últimos años. La Marinera también es la actual campeona de la Liga de Traineras. Además, Astillero y Pedreña han recogido la estela del remo cántabro, y ya están a la altura de los vascos.

Korta es un tipo genuino. Directo y vehemente, aviva la polémica allá donde ve injusticias. Y en sus denuncias le siguen otros, incluida buena parte de los clubes guipuzcoanos. Se quejan de que, en vez de buscar una Liga lo más potente y competitiva, han predominado los intereses particulares o territoriales. Y atacan directamente al presidente de la federación vizcaína, Agustín Quintana. Éste apostaba por limitar el número de embarcaciones cántabras. Tesis que triunfó en la asamblea, pero finalmente protestada incluso por los beneficiados, los clubes guipuzcoanos. "Desde un punto de vista egoísta, todo lo aprobado es fenomenal para mí", señala el presidente de Hondarribia, Josemi Elduaien. "Pero no para que la competición mejore y resulte atractiva".

Quintana se ha defendido, arguyendo que la medida mejorará la situación de los clubes vascos. Korta, sin embargo, cree que las consecuencias serán las contrarias porque este sistema perjudicará a la larga a los clubes vizcaínos, en pleno bajón competitivo. "Pedreña tendrá que seguir en la Liga B, ganando banderas, sin poder competir con los mejores. Pero sobre todo esta medida perjudica a muchas traineras de Vizcaya porque, si no estuvieran compitiendo con Pedreña, podrían ganar banderas en la Liga B, podrían disfrutar y mejorar. Así les matan la ilusión". El responsable de Castro cree que la Liga ideal, para que resulte competitiva, debería albergar a unas "dos o tres de Galicia, tres de Cantabria, una de Vizcaya y tres de Guipúzcoa".

Korta pide que intervenga el Gobierno vasco, que ha elaborado un plan estratégico del remo y podría ejercer de mediador entre las partes.

Aún queda tiempo para una solución. Ahora es el tiempo de la competiciones de bateles, en mayo llegarán las regatas de trainerillas, y no es hasta verano cuando se celebra la Liga de Traineras. Entonces se sabrá si el remo ha dado algún paso o sigue hecho astillas.

El veto a Castro

El duelo Quintana-Korta ha deparado una situación excepcional, que deja en el aire la participación de Castro en las regatas que organiza Vizcaya este año. Las más importantes son la 'Ikurriña BBK' y la de El Corte Inglés. Para buscar el motivo hay que retrotraerse a septiembre, cuando los árbitros sancionaron a Castro por abordar a Orio durante la disputa de la BBK. Korta y su tripulación negaron que fuera una acción antirreglamentaria y se retiraron. Quintana respondió con un órdago. Decidió vetar a Castro durante un año y amenazó con dimitir si los clubes vizcaínos no estaban de acuerdo. La asamblea respaldó al presidente de la federación, pero pidió que readmita a La Marinera.

Todo sigue igual. Se mantiene el veto a Castro, pero pocos dudan de su participación en las regatas. Al fin y al cabo, supondría perder competitividad, algo a lo que los patrocinadores se niegan.

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