El jefe de las tropas de EE UU en el Golfo visita en secreto la base naval de Rota
El general Franks se reunió el martes con el jefe del Estado Mayor de la Defensa
El jefe de las tropas de EE UU en el golfo Pérsico, el general Tommy Franks, visitó el pasado martes en secreto la base aeronaval de Rota (Cádiz). Aunque se trató sólo de una breve escala en la gira que llevó al general Franks a varios países de Oriente Medio, en la base gaditana de utilización conjunta se reunió con el jefe del Estado Mayor de la Defensa, el almirante general Antonio Moreno Barberá, el militar español de más alta graduación.
La visita del comandante de los 250.000 soldados estadounidenses desplegados en torno a Irak tiene un alto significado, tanto por el importante papel que está jugando Rota en el dispositivo de EE UU en el Golfo como por el momento en que se produce, en vísperas de que España decida su contribución militar al ataque diseñado por Washington.
Franks llegó a Rota el pasado martes por la mañana y, tras inspeccionar la instalaciones estadounidenses y reunirse con el almirante general Moreno Barberá, voló a El Cairo -donde fue recibido por el presidente egipcio, Hosni Mubarak- y Ammán, donde tenía previsto encontrarse con el rey Abdalláh II de Jordania, aunque este extremo no fue confirmado.
El jueves, el general estadounidense viajó al minúsculo reino de Qatar, en el corazón del Golfo, sede del cuartel general avanzado del Comando Central de EE UU, desde donde Franks dirigirá el ataque contra Irak. Finalmente, el viernes visitó los Emiratos Árabes Unidos para entrevistarse con sus autoridades.
El objetivo de esta gira, según fuentes estadounidenses, era inspeccionar las tropas a sus órdenes y recabar el apoyo, o al menos la comprensión, de regímenes árabes que se consideran amigos de EE UU. No ha trascendido, sin embargo, el contenido de su entrevista en Rota con el jefe del Estado Mayor de la Defensa, de la que ni siquiera informaron ninguna de las dos partes.
Es probable, sin embargo, que los dos militares pasaran revista a la operación Escolta en el Estrecho de Gibraltar, que se desarrolla desde el pasado 9 de febrero. Esta operación consiste en la protección de los buques de transporte de EE UU, cargados con material militar, que cruzan rumbo al Golfo. Hasta el pasado día 10, dicha operación se realizaba en virtud de un acuerdo bilateral entre España y EE UU, pero desde hace una semana la OTAN se ha hecho cargo de la misma.
No obstante, está previsto que mañana la Flota Permanente de la OTAN en el Atlántico, cuyo mando tomará el día 21 un comodoro británico, ceda el control de la operación al cuartel español de Rota, aunque seguirá dependiendo del comando naval de la Alianza en Nápoles (Italia).
Además de la escolta de convoyes militares de EE UU en el Estrecho, Rota es una de las dos bases españolas, junto a Morón de la Frontera (Sevilla), utilizadas por EE UU para el despliegue de las tropas en el Golfo. Más de un millar de aviones estadounidenses han hecho escala en España, según datos ofrecidos en el Senado por el ministro de Defensa, Federico Trillo-Figueroa.
Palacio, sin desayuno
La visita de Franks a Rota tuvo un efecto imprevisto, el aplazamiento del desayuno de trabajo que iba a mantener en París la ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, con su colega francés, Dominique de Villepin. Cuando el martes por la mañana acudió la jefa de la diplomacia española a la base de Torrejón de Ardoz (Madrid), se encontró con que el Falcon 50 que tenía asignado sufría una avería. Lo normal es que estuviera dispuesto un avión de recambio, pero se lo había llevado inesperadamente la noche anterior Moreno Barberá, para volar a Rota a reunirse con Franks. Aunque en Torrejón había un Falcon 900, la tripulación asignada a Palacio no estaba habilitada para pilotarlo. Cuando llegó una nueva, la ministra estimó que era demasiado tarde y optó por aplazar hasta el día siguiente su viaje.
Antes de abandonar Washington, Franks recibió una buena noticia. El Pentágono anunció que archivaba sin sanción alguna el expediente que se le abrió por permitir que su esposa asistiera a una reunión de carácter secreto.
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