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Apuntes

El alumnado apenas impugna notas, a pesar de ser un derecho reconocido en todos los centros

En algunas universidades, alumnos y profesores integran las comisiones de reclamación

Las universidades valencianas registran anualmente millares de reclamaciones para revisar exámenes de selectividad. Sin embargo, una vez dentro de la universidad, el alumnado apenas utiliza el procedimiento de la reclamación de exámenes, un derecho establecido en todos los estatutos universitarios. La diferencias entre profesor y alumno respecto a la nota de un examen suelen resolverse entre ambos, sin llegar a impugnar la calificación. En la Universidad Politécnica, por ejemplo, se utiliza mucho la revisión cara a cara con el profesor para ganar unas décimas. En la Escuela de Caminos Canales y Puertos, entre un 30% o un 40% utiliza este procedimiento, según su jefe de estudios, Federico Bonet. La elevada cifra de revisiones complica la corrección de exámenes, pero surte efecto para un 10% del alumnado que varía la nota.

El salto cualitativo se produce cuando el alumno, disconforme con las explicaciones del profesor, recurre al procedimiento de reclamación e impugna la nota bien ante la Junta de Centro, bien al departamento, según la normativa de cada universidad. Una comisión nombrada a tal efecto, de la que en la Universitat de València y en la Jaume I forman parte profesores y alumnos, resolverá la reclamación y trasladará la resolución al alumno, al departamento y al profesor. Si la respuesta no complace al alumno podría recurrir todavía al centro y, por último al rector.

"Mi experiencia", explica Joan Enric Úbeda, delegado del Alumnado en la Universitat de València "es que pocos casos llegan a la reclamación y que, cuando llegan a comisión, se suele llegar a soluciones de consenso sin necesidad de que voten sus miembros". Úbeda, para quien "el sistema funciona correctamente", ha sido miembro cinco años de la comisión de revisión de notas de la Facultad de Economía, de las más populosas del sistema universitario valenciano, donde el curso pasado las reclamaciones no superaron la docena. En la Facultad de Derecho, justo al lado, en 2002 sólo 11 estudiantes solicitaron una impugnación y en sólo dos casos se le dio la razón al reclamante. En Filosofía sólo hubo en el mismo periodo un par de reclamaciones y en Matemáticas, en cinco años "no ha habido más de cuatro casos", informan desde el decanato. "Dado el tipo de enseñanzas que se imparten aquí", explica el decano, Juan José Nuño, "el conflicto suele producirse cuando una cuestión se resuelve o contesta a medias". El decano de Filosofía, Manuel Vázquez, considera que "el sistema es muy garantista para el alumno y que hay suficientes instancias para llegar a un acuerdo" sin pasar a niveles superiores.

Manuel Valcuende, que dirige en la Universidad Politécnica la Escuela Superior de Arquitectura -uno de los centros donde se estudia la carrera de más larga duración del Estado- revela que en sus tres años de gestión sólo ha llegado al centro una reclamación y era de un alumno aprobado que quería mejorar nota.

El presidente del Consejo de Alumnos de la Universidad de Alicante, Luis Marco, revela que "cada vez los alumnos se quejan menos individualmente", y apunta como principales razones el desconocimiento del proceso y la existencia de marcos dispersos y papeleo para reclamar. Desde este órgano universitario se pretende crear una oficina de sugerencias y quejas único. El defensor del universitario de Alicante, Rafael Font indica que el porcentaje de calificaciones "que modificamos, y me incluyo porque soy profesor, es muy bajo", apoyándose en las siete u ocho notas modificadas en su universidad, tras un proceso de reclamación en los últimos años. Según Font "los profesores tienen que reconocer que se equivocan, porque esa mentalidad demuestra la transparencia de la universidad", sentencia. Como defensor universitario critica que en ocasiones el departamento desestime la reclamación del alumno sin argumentar su respuesta. Faraón Llorens, director de la Escuela Politécnica Superior de Alicante, calcula que a su centro con 6.000 estudiantes llegan tres o cuatro reclamaciones anuales sobre revisión de exámenes. "La explicación positiva es que se soluciona antes, en la revisión". La negativa obedece a "la desconfianza del procedimiento".

La Jaume I ha modificado este mismo mes la normativa de revisión de exámenes, en general para hacerla más garantista, "tanto para el alumno como para el profesor", aseguraba el Defensor del Universitario, José Manuel Gil, que hace tres cursos impulsó una campaña sobre el reglamento de exámenes, cuyo desconocimiento era una de las principales fuentes de quejas. Gil señala que, en los no muy frecuentes casos de reclamación, pueden llegar a producirse un 50% de cambios de nota, pero también añade que "normalmente, el profesorado acepta bien las resoluciones".

Casos excepcionales

Pocos casos de impugnación de notas transcienden más allá de las comisiones de revisión. Tanto el estudiante descontento como el profesor cuestionado suelen aceptar el dictamen, aunque sea a regañadientes, que confirma o modifica la mala calificación. Pero haberlos, haylos. Federico Bonet, jefe de estudios de Caminos, en la Universidad Politécnica, recuerda el caso de "un grupo de 15 estudiantes que inmersos en un proceso de extinción de planes de estudios elevó la queja al rector". Pero tampoco en esa ocasión hubo modificación de nota. La solución al diferendo consistió en compensar a los afectados con una convocatoria adicional de examen.

En el otro lado, un profesor puede también mostrarse en desacuerdo con la modificación de la calificación otorgada a un exámen, aunque es aún más infrecuente. Es el caso reciente de un catedrático de la Universitat, José Casas, que vio como el suspenso aplicado al examen de una alumna era convertido por la comisión de revisión en aprobado. Este catedrático de Economía asegura haberse sentido "humillado" por la resolución, más aún tras saber que la comisión de Derecho no había solicitado el pertinente informe a un profesor de la misma área de conocimiento antes de tomar una decisión. Un posterior informe pedido por el vicerrectorado de Estudios ha ratificado el suspenso, pero la resolución de la comisión no ha sido revocada y el catedrático ha decidido acudir al contencioso-administrativo, un paso también inusual.

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