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Crónica:ALBERTO CORTINA Y ALBERTO ALCOCER, 'LOS ALBERTOS' | CONDENA A DOS BANQUEROS
Crónica
Texto informativo con interpretación

Declive bajo las torres

Miguel Ángel Noceda

El mazazo que recibieron ayer fue tremendo. Los Albertos se encontraban en sus despachos pensando ya en el fin de semana. Entonces estalló la noticia. Los servicios de prensa apenas se atrevieron a comentársela. No esperaban lo que pasó. Los primos, quizá en un exceso de optimismo, confiaban que el Supremo ratificara la sentencia de la Audiencia de Madrid que les había eximido de pena por su actuación en la venta del solar donde se contruyeron las torres inclinadas de KIO. Ahora sólo les queda el Constitucional para evitar la cárcel.

Los primos Alberto Cortina Alcocer y Alberto Alcocer Torra eran unos desconocidos hasta que, un día de mitad de los años ochenta, aparecieron embutidos en unas gabardinas claras junto a un vertedero de Valdemingómez, cercano a la capital. Hasta la fecha, estos dos ejecutivos de la empresa Construcciones y Contratas, se habían resistido a salir en los papeles. Pero aquella mañana ventosa se dejaron hacer la foto que luego recorrería todas las redacciones del país y que, irremisiblemente, les emparejó para siempre como los Albertos, sobrenombre que nunca les molestó.

Habituales a los actos de alto copete, Aznar no se olvidó de invitarles a la boda de su hija
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Los dos primos se habían aplicado, hasta entonces, en aprender los secretos del negocio constructor-inmobiliario al que habían entrado por vía matrimonial en 1970 tras casarse un año antes con las hermanas Esther y Alicia Koplowitz, huérfanas de un adinerado ingeniero alemán que había hecho fortuna con la constructora en los años cuarenta. Alcocer, el mayor de los Albertos, procedía de Induban y se casó con la mayor de las hermanas, Esther. Cortina, que venía de una empresa de autopistas, con la pequeña, Alicia.

La muerte prematura de Ernesto Koplowitz había dejado Construcciones y Contratas y a las dos hermanas bajo el padrinazgo de Ramón Areces, el poderoso dueño de El Corte Inglés, amigo de la familia. Areces trató a los dos primos con el mismo desprendimiento que lo hacía con sus mujeres. Y ellos, por supuesto, agradecieron el aprendizaje mientras se preparaban para asaltar mayores cotas.

Los dos contaban con su propio pedigrí (nietos del que fuera alcalde de Madrid Alberto Alcocer y sobrino e hijo, respectivamente, del diplomático Pedro Cortina Mauri, que luego sería ministro de Exteriores con Franco) y estaban acostumbrados a codearse en los salones de lujo y en las fiestas camperas de la alta sociedad madrileña. Eran miembros de pleno derecho de la beautiful people que tuvo su momento más bullicioso justo cuando estos hombres que siempre han despuntado por su cordialidad y la facilidad para entablar amistades decidieron saltar a la arena. En la actualidad, siguen en la crème y son habituales en los acontecimientos sociales de alto copete. El propio presidente Aznar no se olvidó de invitarles a la boda de su hija con Alejandro Agag.

Eran, entonces, los tiempos del boom inmobiliario. El negocio vivió un resurgimiento que se hizo incontrolable en poco tiempo y en el que los primos jugaron un papel protagonista de primera fila. El precio del metro cuadrado, que desde entonces no ha dejado subir, alcanzó límites insospechados. Una de las primeras andanadas la dieron los Albertos, cuando compraron a la hundida ERT el proyecto de lo que sería la Torre Picasso, uno de los emblemas de aquella época de esplendor en que se tocaba la gloria con cualquier movimiento. La constructora pagó 5.000 millones de entonces por el solar y a razón de 40.000 pesetas el metro cuadrado de la alta torre.

En los círculos del poder financiero algunos, pocos, se echaron las manos a la cabeza mientras se preguntaban quiénes eran aquellos dos osados jóvenes. Pero para entonces, aupados por sus apuestas en el sector inmobiliario y siempre vigilados por el patriarca Areces, ya se habían convertido en principales accionistas del Banco Zaragozano. Y es que, a pesar de la recomendación contraria de su padrino, habían decidido también hacerse banqueros. Claro que eso y las posteriores aventuras inversoras les supuso partir las peras con los hombres de El Corte Inglés, con los que mantenían muy estrechas relaciones.

La pareja se convirtió en uno de los iconos de la España del pelotazo, del dinero fácil, gobernada por el PSOE, en la que también aparecieron otros protagonistas como Javier de la Rosa o Mario Conde y que ha desembocado con muchos en prisión. Precisamente, con el primero de ellos, representante del grupo KIO, los primos se aventuraron en el asalto al Banco Central, que fracasó tras la maniobra de Alfonso Escámez. Éste se buscó el apoyo del Banesto de Mario Conde para contrarrestarles. El tiempo demostraría que el Central estaba en una situación muy vulnerable y que el tiro no estaba nada mal pensado. Otra cosa fue la ejecución. Con KIO abordaron también la construcción de las torres inclinadas en Madrid por cuya actuación ahora han recibido una condena de cárcel.

Los primos habían dado el salto a magnates. La fama se coló por todos los rincones de su entorno y se convirtieron en uno de los objetivos más perseguidos de la prensa del corazón. Siempre con vidas paralelas, los primos, rompieron con las hermanas Koplowitz prácticamente a la misma hora. El divorcio significó su salida de FCC. Se quedaron con el banco, uno de los medianos más saneados del sector. Para entonces, Alberto Cortina ya tenía relaciones con Marta Chávarri, de la que se separaría años después. Ahora, con 56 años, su pareja es Elena Cué. Alberto Alcocer, de 60 años, se casó con Margarita Hernández, con la que tiene gemelos que aún no han cumplido el año.

Alberto Cortina y Alberto Alcocer, <i>los Albertos.</i>
Alberto Cortina y Alberto Alcocer, los Albertos.SCIAMMARELLA

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Sobre la firma

Miguel Ángel Noceda
Corresponsal económico de EL PAÍS, en el que cumple ya 32 años y fue redactor-jefe de Economía durante 13. Es autor de los libros Radiografía del Empresariado Español y La Economía de la Democracia, este junto a los exministros Solchaga, Solbes y De Guindos. Recibió el premio de Periodismo Económico de la Asociación de Periodistas Europeos.

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