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El IAM edita un libro con consejos para redactar noticias de violencia doméstica

El volumen se distribuirá en universidades y medios informativos

El Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) pretende que el libro Medios de comunicación y violencia contra las mujeres, que contiene las ponencias presentadas en un seminario con el mismo lema celebrado en Sevilla, se convierta en un "instrumento de posicionamiento" de los periódicos, radios y televisiones contra el maltrato. El volumen reúne también una serie precisa de reglas de estilo para abordar noticias relacionadas con la violencia

En lo que va de año trece mujeres han muertos por casos de violencia física, de las cuales tres residían en Andalucía.

"Queremos que los informadores sepan que pueden eliminar en las informaciones sobre violencia doméstica todos los estereotipos. Esperamos que sea un instrumento útil para los periodistas". Teresa Jiménez, directora del IAM, subrayó con esta declaración el carácter didáctico del volumen presentado ayer en el marco de unas jornadas dedicadas a analizar las relaciones entre la mujer y el cine y que será distribuido entre los medios informativos y las facultades de ciencias de la comunicación. El libro ha sido coordinado por María del Mar Ramírez Alvarado.

El volumen recoge las recomendaciones elaboradas por el propio IAM. Se trata de un decálogo que sugiere, entre otros extremos, publicar los datos de los agresores y evitar siempre la impunidad del anonimato. También pide que las agresiones no parezcan casos aislados sino partes dramáticas de una violación general de derechos humanos.

Daños psíquicos

El decálogo del IAM pide a los informadores que no utilicen el término "pasional" cuando se refieran a agresiones entre personas relacionadas con vínculos sentimentales y que procuren resaltar que además de los daños físicos el maltrato también conlleva unos prejuicios menos evidentes, los psíquicos. Asimismo el IAM considera que los informadores deben explicar pormenorizadamente la historia personal de las víctimas, especificando las veces que sufrió agresiones, las denuncias que ha interpuesto, los juicios celebrados y las penas impuestos al agresor.

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El volumen también recoge un segundo decálogo, más sinóptico, pero con recomendaciones similares, elaborado por la Unió de Periodistes Valencians, y que insiste en no recrearse en los aspectos morbosos y, en consecuencia, no incurrir en el periodismo amarillo o sensacionalista, intentar influir en la sociedad y no confiar exclusivamente en las informaciones procedentes de la policía, sino intentar conocer los pormenores de los sucesos a través de los propios protagonistas o de su entorno.

El volumen contiene además otra serie de propuestas para liberar a la redacción periodística de ciertos estereotipos sexistas. Así se recomienda, por ejemplo, utilizar mejor "humanidad" por "hombre"; "los derechos humanos" en vez de "los derechos del hombre"; "la infancia" por el genérico "los niños", y "el profesorado" por "el profesor". También se sugiere cambiar el género para nombrar los oficios y cargos de las mujeres. El libro incluye aportaciones firmadas. entre otras muchas, por Josefina Molina, Felicidad Loscertales, Pilar Távora, Belén Torres, Ana Elena Obando y Mercedes de Pablos,

Teresa Jiménez, por su lado, admitió que en los últimos años los medios informativos ha desarrollado un papel esencial en la denuncia del maltrato y en en la divulgación de su significado auténtico, más allá de simple suceso, aunque matizó que en ocasiones se les da un tratamiento de carácter "pasional" cuando en realidad "la violencia no tiene nada que ver con el amor".

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