Colas kilométricas en los accesos a Barcelona tras el fin de semana

La red viaria catalana presentó ayer una situación de tráfico complicada a lo largo de la tarde, especialmente en las vías de costa y de montaña, según informó el Servicio Catalán de Tráfico. El buen tiempo y la subida de las temperaturas empujaron a muchos ciudadanos a desplazarse lejos de sus domicilios el sábado y el domingo. En particular, las entradas a Barcelona registraron importantes retenciones en el regreso del fin de semana.

La vía más afectada fue la autopista A-7, donde las colas llegaron a ser de 34 kilómetros en dirección a Barcelona. A partir de media tarde, la A-7 registró retenciones de 11 kilómetros a la altura de Santa Margarida i els Monjos, de 10 kilómetros en Sant Sadurní d'Anoia, de 5 kilómetros en Tarragona y en Martorell, y de 2 kilómetros en la localidad de Sant Celoni y en La Roca del Vallès.

Respecto a las carreteras de acceso a la montaña, la retención más destacable se produjo en la C-17, con 14 kilómetros, entre las localidades de Ripoll y Sant Quirze de Besora, según el Servicio Catalán de Tráfico. Asimismo, en la carretera comarcal C-16 se registraron colas de 11 kilómetros entre Cercs y la Colonia Rosal, y en la C-55 fueron de 10 kilómetros entre Manresa y Collbató, al igual que en la N-II a la altura de Montmaneu.

Retenciones en el Garraf

En las carreteras de la costa la retención más destacable se produjo en la autopista del Garraf, donde alcanzó 20 kilómetros entre Sitges y Castelldefels. En la autopista del Maresme las colas eran de 15 kilómetros entre Llavaneres y Premià en dirección a Barcelona.

En la C-35 también hubo problemas importantes a lo largo de la tarde. Entre las localidades de Vidreres y Llagostera se alcanzaron colas de 11 kilómetros, y de nueve entre Sant Feliu y Santa Maria de Palautordera. En la C-65 fueron de seis kilómetros entre Llagostera y Vidreres en dirección a esta última población.