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Obsesionados por acceder al euro

Los países que aspiran a integrarse en la UE tendrán dificultades para adoptar la moneda única

El área geográfica de circulación de la moneda única europea acabará por ampliarse más pronto que tarde. El euro es, desde hace algo más de un año, la divisa que comparten más de 300 millones de ciudadanos. Sólo Reino Unido, Suecia y Dinamarca decidieron a iniciativa propia permanecer fuera de la unión monetaria. Lo ideal sería que estos tres países entraran en la zona euro antes que los candidatos del Este. Y es que con la ampliación de la UE a 10 nuevos países, la zona euro contará con otros 75 millones de habitantes potenciales, a los que habría que añadir 30 millones más cuando se integren en 2007 los dos países rezagados, Bulgaria y Rumania, sin contar con la todavía lejana posibilidad de que algún día se sume Turquía a la UE, con otros 65 millones.

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Todo está diseñado para que el euro pueda funcionar en una Europa integrada por 27 países, unos 550 millones de habitantes, un mercado nada desdeñable, el doble que el de EE UU. Pero hasta llegar ahí deben cumplirse antes una serie de pasos para garantizar su estabilidad. El euro es hoy el principal tema de debate político y social en los 10 países que se adherirán a la UE en la primera ola a partir de mayo de 2004, superado ya el examen para su integración. La Comisión Europea advierte, sin embargo, de que el hecho de estar listo para entrar en la UE no significa que lo estén para acceder al euro. Como muy pronto, eso no podrá hacerse realidad hasta a partir de mediados de 2006.

El mensaje que se les lanza desde Bruselas a los candidatos ante su impaciencia por pertenecer a la zona euro es inequívoco: "No hay que tener prisas, el euro ya llegará". El futuro acceso al euro está actuando en los países candidatos como un importante catalizador para animar las reformas estructurales e institucionales. La Comisión insiste en que lo fundamental ahora es que se siga adelante con las reformas económicas, porque los progresos realizados durante los últimos años para alcanzar la convergencia real necesaria para entrar en el euro están siendo "muy modestos", según los últimos informes analizados por los ministros de Economía y Finanzas de la UE (Ecofin).

El comisario europeo de Asuntos Económicos, Pedro Solbes, ha dejado claro en sus intervenciones que "el objetivo no debe ser el euro, sino tener una situación macroeconómica sana". "Da la sensación de que las ventajas a corto plazo del euro son el elemento determinante de los objetivos de la política económica para estos países, y ahí está el error fundamental", añade Solbes.

Por eso, para que pueda materializarse el ferviente deseo de los 10 de integrarse en el euro, antes deberán superar exactamente el estricto examen de convergencia al que fueron sometidos los 12 países que hoy integran la moneda única: el de los cinco criterios de Maastricht. Pero los Quince ya están dejando claro en sus deliberaciones y en el diálogo con los candidatos que ese examen debería posponerse lo más posible, incluso para aquellos países que en términos de convergencia nominal podrían superarlo tan pronto como en 2006.

El primer test

El primer test que tendrán que superar es el de déficit, que no se podrá superar el 3% del PIB. El segundo, de deuda, que deberá ser inferior al 60% del PIB. El tercero, de inflación, que les obligará a no sobrepasar el 1,5% de la media de los tres países con los mejores resultados en materia de estabilidad de precios. El cuarto, de tipos de interés, no deberán superar el 2% de media de los tres países con los mejores resultados. Y por último, de tipo de cambio, que deberá mantenerse durante dos años entre los márgenes de fluctuación fijados en el Sistema Monetario Europeo (SME).

"Los países candidatos serán tratados como el resto, ni más ni menos", indicaron fuentes de la Comisión Europea. El objetivo de este examen es el de garantizar que el desarrollo económico en el marco de la UEM sea equilibrado y no provoque tensiones entre los Estados miembros con las nuevas adhesiones. Es decir, que para que la moneda única no sufra, los países candidatos que decidan entrar en el club del euro deberán tener antes unas estructuras de mercado sólidas, para poder resistir el corsé de estabilidad fiscal que exige el Pacto de Estabilidad. "Sólo así podrán cumplir los criterios de convergencia de manera permanente", señala Solbes.

Echando un vistazo a los datos económicos de los países candidatos, el crecimiento medio del PIB se mantendrá alrededor del 3,6% en 2003 y podría acelerarse hasta alcanzar el 4,2% en 2004. Unas perspectivas muy superiores a las de la UE (1,8% en 2003, que se revisará a la baja por el impacto de la crisis económica). Sin embargo, el nivel de riqueza en estos países en términos de renta per cápita es bajísimo, de apenas un 39,3% respecto de la media comunitaria, y hasta alcanzar un nivel de ingresos equivalente al 75% de la UE, "el proceso será largo".

En el ámbito de la consolidación, los déficit públicos irán bajando poco a poco a lo largo de 2003 y 2004 hasta alcanzar un nivel del 3,9% en los 10 países de la próxima adhesión. Los progresos son "considerables" y se están llevando a acabo planes de política fiscal "prudentes" a medio plazo. Pero preocupan las grandes diferencias entre países y los déficit más elevados -República Checa, Hungría, Malta y Polonia (entre un 5% y un 7%)-, por lo que deberán ser "más ambiciosos".

La inflación media ya ha disminuido considerablemente y los progresos están siendo remarcables, según el Ecofin, pero aún se deben hacer mayores esfuerzos para que los países más afectados por la inestabilidad de precios, como Eslovenia, Hungría, Estonia y Eslovaquia, solucionen este problema antes de entrar en el euro. También en el ámbito de la estabilidad del tipo de cambio, pero Bruselas señala que debe ser consistente con las otras políticas macroeconómicas y de convergencia.

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