Guti da una lección magistral
El centrocampista del Madrid protagoniza la victoria de su equipo sobre el Racing en los 20 minutos que jugó
Por encima de la victoria del Madrid, que se desempeñó de forma administrativa, se elevó nuevamente Guti, jugador de maravilloso talento que no encuentra acomodo en el equipo. Su caso es sangrante porque siempre tiene que luchar contra los prejuicios y contra el lastre de su principal virtud: la versatilidad. Parece extraño que una cualidad se vuelva en contra de alguien, pero éste es el caso. Durante su larga trayectoria en el Madrid, Guti ha jugado en tres puestos, con nota siempre. Ha marcado goles, y algunos asombrosos, en las ausencias de Morientes; ha funcionado como un reloj en la media punta cuando ha sido necesario; ha dirigido el equipo con la prestancia de los grandes en el papel de medio centro. No uno de esos pivotes inocuos que tanto abundan en estos tiempos, sino un medio centro de verdad, de los que hacen que ocurran cosas, que los partidos se muevan a su antojo, que el equipo cobre el aspecto de una gran orquesta. Guti, héroe en Dortmund, no consigue instalarse como titular, pero frente al Racing ofreció en 20 minutos una hermosa actuación, coronada con un gol excepcional.
REAL MADRID 4 - RACING 1
Real Madrid: Casillas; Míchel Salgado, Rubén, Pavón, Roberto Carlos; Makelele, Flavio (Guti, m. 68); Figo (Solari, m. 80), Raúl, Zidane; y Ronaldo (Portillo, m. 46).
Racing de Santander: Lemmens; Corominas, Moratón, Juanma, Neru; Nafti, Mateo (Benayoun, m. 46); Pineda, Javi Guerrero, Txiki (Regueiro, m. 46); y Bodipo (Ismael, m. 37).
Goles: 1-0. M. 13. Agarrón de Juanma a Ronaldo en el área pequeña y Figo convierte el correspondiente penalti.
2-0. M. 43. Error de la defensa del Racing que aprovecha Zidane, de cabeza, en el segundo palo, a la salida de una falta que había lanzado Figo.
2-1. M. 48. Rubén desvía con el tacón hacia su propia puerta un tiro de Nafti.
3-1. M. 77. Gran pase de Guti a Raúl, que cede la pelota a Portillo para que marque.
4-1. M. 87. Raúl deja pasar la pelota en la frontal, Guti la controla y, ante la marca de Juanma, remata colocando el balón en la escuadra derecha de Lemmens.
Arbitro: Mejuto González. Mostró la tarjeta amarilla a Javi Guerrero, Rubén, Pineda y Neru.
Unos 70.000 espectadores en el estadio Santiago Bernabéu.
Tiene la facilidad y la elegancia de Zidane, la astucia de Raúl y el gol de cualquier delantero
A Guti no le sirve su hoja de servicios, ni la certeza de su enorme categoría. Makelele es un jugador crucial en el Madrid, pero futbolistas de su corte se encuentran con cierta facilidad en el mercado. Flavio es un jugador cualquiera; uno con suerte, a decir verdad. Nada le distingue como jugador del Madrid, si por ello se considera algo parecido a la excelencia. Guti es el caso contrario, el de un jugador que cabe imaginarse en el Gotha de los grandes equipos del mundo. Desde luego, le sobra para jugar en el Madrid, y no parece fácil en estos tiempos, con el equipo trufado de figuras mundiales. Pues, bien, Guti no cede un centímetro a ninguno de ellos. Tiene la facilidad y la elegancia de Zidane, la astucia de Raúl y el gol de cualquiera de los delanteros. Es impensable verle de suplente, pero no abandona la suplencia ni a tiros. No hay jugador más exigido, menos valorado y tan importante como él. Lo normal es comenzar a medirle con un reproche: la discontinuidad y la falta de vocación defensiva como principales acusaciones, cosa que no sucede con las figuras, algunas de las cuales tienen bula. Sin embargo, su inmenso repertorio no merece ninguna consideración. El caso comienza a alcanzar cotas de gravísima injusticia. No hay más que observar lo que Guti hizo en Dortmund, en los minutos finales frente al Alavés y ayer ante el Racing.
Entró cuando el partido estaba en el filo. El Racing olfateaba el empate y el Madrid se había desentendido de muchas obligaciones. Había marcado dos goles en el primer tiempo sin demasiado esfuerzo y con un fútbol discreto. Algunas cosas de Zidane y poco más: lo suficiente para anotar dos goles frente a un rival asustado. El Racing no ofreció ninguna oposición en el primer tiempo, a pesar de algunos indicios lastimosos de Rubén, al que la hinchada siguió con atención porque era el momento de medirle. Decepcionó en casi todos los aspectos, con graves errores que estuvieron a punto de provocar una catástrofe. Estuvo superado por el partido y por la tensión. A día de hoy, no parece una alternativa razonable como central. No le ayudó su desvío en el remate de Nafti, gol que colocó al Racing ante la razonable posibilidad de empatar el partido. El Madrid jugaba mal y se defendía con muchos apuros. El fracaso era clamoroso a la hora de mover la pelota, especialmente a través de Flavio, que no puede hacerlo y que tiene la inclinación de esconderse cuando las cosas se ponen duras. Vicente del Bosque le sacó del campo y puso a Guti en su lugar con un efecto instantáneo. Guti comenzó a mover el equipo con sabiduría, con una mezcla deliciosa de pases, uno de los cuales sirvió como arranque del tercer tanto, anotado por Portillo y concedido por Raúl. Pero nada mejoró al cuarto, precedido por dos conexiones perfectas con Raúl. Luego llegó el acabose: Raúl dejó pasar la pelota en el pase de Zidane y desde atrás llegó Guti como un mariscal. Controló y se acomodó la pelota hacia su perfil izquierdo, apuntó al ángulo y allí clavó el remate como sólo pueden hacerlo los grandes. Él es uno.
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