Comercio al por mayor
Imagínense que un día desaparecen del barrio en el que viven todos sus comercios típicos como panaderías, mercerías, fruterías, etcétera, y son sustituidos por un monocultivo de una actividad más propia de Mercamadrid que de un barrio residencial. A partir de ahora, su vida se convierte en una carrera de obstáculos en la que cada vez que salen de casa lo tienen que hacer sorteando furgonetas, restos de embalajes, personas cargando y descargando continuamente y su barrio ha acabado convertido en un polígono industrial y perdido toda su identidad.
Eso es lo que ha sucedido en el Rastro y Lavapiés. A pesar de las críticas y cartas enviadas al Ayuntamiento, cada semana se abren nuevos comercios, y los vecinos empezamos a dudar si cuentan con las licencias adecuadas, pues en menos de una semana se hace el cambio: cierre del comercio tradicional, obras pertinentes -muchas veces sin respeto a fachadas e interiores- y apertura del nuevo comercio al por mayor.
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