Quaderns Crema recupera parte de la poesía del "outsider' impertinente" Carles Fages de Climent
Carles Fages de Climent (Figueres, 1902-1968) es quizá uno de los poetas más conocidos del Empordà, donde todavía se pronuncian sus epigramas como si fueran parte del patrimonio oral colectivo. Fuera de la comarca, su obra, inencontrable, cayó en el olvido debido a su carácter de "outsider impertinente", según definición de su hijo, Pere Ignasi Fages. El festejo del centenario de su nacimiento ha propiciado múltiples ediciones, entre las que destacan Balada del sabater d'Ordis, Somni de Cap de Creus, Les bruixes de Llers y Tots els sonets, que acaba de publicar Quaderns Crema.
De entre estos cuatro libros sobresale Somni de Cap de Creus, publicado ahora íntegramente por primera vez con edición de Jordi Pla. Se trata de una obra a la que el escritor consagró los últimos 18 años de su vida y cuyo índice no pudo terminar porque cayó enfermo, explicó ayer su hijo en la presentación de los volúmenes. Se trata de una "guía mítica" de la Costa Brava, heredera en parte del Canigó de Verdaguer, aunque con toques de distante ironía, de la que Fages de Climent habló por primera vez en una carta de 1950 a Josep Pla. Algunos cantos habían sido publicados en la prensa de Figueres e incluso llegó a circular una versión en Internet hace tres años, pero se retiró cuando empezaron los actos del centenario.
Enmarcado desde los inicios de su trayectoria como escritor en el movimiento noucentista, Fages de Climent empezó a publicar sus poesías en 1920 en La Revista de la mano de Josep Maria López-Picó. Su maestro fue Eugeni d'Ors, quien apoyó siempre su obra e incluso firmó el prólogo de Balada del sabater d'Ordis (1954), ilustrado por Salvador Dalí. Les bruixes de Llers (1924), el primer poemario publicado de Fages, cuenta con un pórtico de Ventura Gassol y fue también ilustrado por un jovencísimo Dalí.
Del epigrama con intención impertinente al soneto de estirpe clásica, pasando por la farsa en el teatro y los artículos en prensa, la obra de Fages de Climent presta atención a la cultura tradicional, sobre todo a la del Empordà, y a las gentes y los paisajes de esta comarca. También aparecen las relaciones entre el hombre y la mujer, el erotismo y la herencia de la mitología griega. Uno de sus muchos epigramas está dedicado a Joan Triadú, que no le incluyó en su famosa Antologia de la poesia catalana de 1951.
Aunque en su juventud llegó a participar, en 1923, en la asamblea constituyente de la Unió Socialista de Catalunya, Fages fue de talante conservador la mayor parte de su vida. Propietario rural y monárquico, se alineó con el bando ganador de una guerra civil que le costó temporadas de internamiento, en 1936 en Castelló d'Empúries y más tarde en una checa de Barcelona: "Durante un corto tiempo vivió el nuevo régimen como un periodo liberador", explicó su hijo. En enero de 1939 participó en la ocupación del Ateneo Barcelonés. En su descargo, Pere Ignasi Fages añadió: "Cuando llegó se encontró con que oficiales del ejército empezaban a depurar la biblioteca y a quemar libros. Avisó a amigos falangistas e intervino con el objetivo de parar la quema". La fidelidad a la lengua catalana, que mantuvo toda su vida, y el aspecto "clericaloide" del franquismo hicieron que el poeta se fuera desengañando. Este periodo de su vida es uno de los que ocupan más páginas en sus memorias, que Quaderns Crema quiere publicar próximamente.
Pla, uno de sus críticos más implacables, para lo bueno y para lo malo, definió a Fages como un "espíritu libre" en un largo texto incluido en el volumen 38 de su Obra Completa. Pla, que apreciaba el conocimiento de lo local como forma de acercamiento a lo universal, reconoció este valor en la obra del poeta. Una obra recuperada ahora gracias a la celebración de un centenario que culminará el 16 de mayo en Figueres con un espectáculo dirigido por Carles Coll, director de la Orquesta de Cámara del Ampurdán, a partir de la Balada del sabater d'Ordis.
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